Las palabras proteicas de Garc¨ªa M¨¢rquez
El Nobel colombiano vuelve a demostrar en su esperada novela que el espa?ol no tiene fronteras
Si sus criaturas est¨¢n torneadas por el lenguaje, el mundo al que pertenecen est¨¢ esparcido de palabras que son como destellos. Y una vez m¨¢s, Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez (Aracataca, 1927) lo ha demostrado en Memoria de mis putas tristes (Mondadori), novela en la cual reafirma su vocaci¨®n de salvador de palabras a punto de ser jubiladas o de arca¨ªsmos, y en cazador de otras que apenas s¨ª se conocen m¨¢s all¨¢ de su Colombia o cuya acepci¨®n es desconocida, sin olvidar su vena de inventor.
Palabras proteicas o ed¨¦nicas como aguaitar, camaj¨¢n, cacumen, guaricha, avorazar, vaina, pinga, machucante, chanza, yunta o entuerto. Palabras que guardan su propia historia: su pasado, su presente y su futuro al mismo tiempo, de una vez y para siempre, tan pronto irrumpen en el mundo terrenal en la voz de alguno de los personajes garciamarquianos.
Palabras que guardan su pasado, su presente y su futuro al mismo tiempo y para siempre
El escritor reivindica y recuerda que todas las palabras esconden un secreto po¨¦tico
En esta ocasi¨®n, las palabras redescubiertas, al menos para las nuevas generaciones, cobran otro aliento en la historia de un periodista a quien las putas no le dejaron tiempo para ser un hombre casado, y que decide celebrar su noventa cumplea?os con una adolescente virgen, sin saber que lo espera su primer encuentro con el amor y sus delirios, felices desvelos y entelequias. La siguiente es una muestra del relicario de palabras de Memoria de mis putas tristes:
Aguaite. "Y sin censor que aguaite lo que escribo por encima de mi hombro". Sin nadie que est¨¦ al acecho, merodeando o sin quitar los ojos de encima.
Avorazado. "Los adolescentes de mi generaci¨®n avorazados por la vida olvidaron en cuerpo y alma las ilusiones del porvenir". Es decir, la ambici¨®n por la vida, por quererlo todo y ser voraces.
Cacumen. "Corta de vista y de cacumen". Persona corta de entendederas, con poca agudeza, nada lista ni avispada.
Camaj¨¢n. "Porque su patio era la arcadia de la autoridad local, desde el gobernador hasta el ¨²ltimo camaj¨¢n de la alcald¨ªa". Una especie de holgaz¨¢n que vive mantenido por los dem¨¢s, o tambi¨¦n alguien cuya corpulencia impone.
Chanza. "No me importa cambiar pa?ales, le dije en chanza sin entender sus motivos". Especie de broma o burla sin malicia.
Cuelga. "De modo que la entend¨ª como la cuelga del diablo". En sentido de regalo o dejar un mensaje o recado.
Encrespado. "Le contest¨¦ encrespado". Como adjetivo de molesto, enfadado o enfurru?ado.
Entuerto. "Lo aument¨® con una especie de bonete negro por la muerte del hijo que la ayudaba en sus entuertos". L¨ªos, problemas, da?os, perjuicios o agravio que se hace a alguien.
Filipich¨ªn. "Yo caminaba ansioso de que me tragara la tierra dentro de mi atuendo de filipich¨ªn". Quiere decir que iba muy atildado, demasiado se?orito en el vestuario; una especie de lechuguino.
Fr¨¦mito. "Casi me derrib¨® el fr¨¦mito de la muerte". Bramido sordo.
Guaricha. "Intentaba aliviarme con cuanta guaricha de ojos verdes me encontraba al paso". Prostituta. Otra acepci¨®n designa a quien alardea de sus conquistas sexuales revelando el nombre de la mujer, lo cual se considera indigno y nada caballeroso, se puede convertir en un insulto al homologarse como hijo de puta.
Jeme. "Dobl¨¦ hacia dentro las bocapiernas de los pantalones para que no se notara que he disminuido un jeme". Es una medida igual a la distancia que hay entre el dedo pulgar y el ¨ªndice abiertos al m¨¢ximo.
Lela. "Esa pobre criatura est¨¢ lela de amor por ti". Que est¨¢ loca, embodada, pasmada.
Machucante. "Su ¨²ltimo machucante de planta". Designa, de manera vulgar, al hombre con quien se tiene habitualmente relaciones sexuales.
Sabanear. "Sabaneaba la casa buscando los espejuelos hasta que descubr¨ªa que los llevaba puestos". Que recorr¨ªa minuciosamente como por una sabana o pradera su casa en busca de algo.
Tranca. "Hasta donde me acuerdo ten¨ªas una tranca de galeote". Acepci¨®n popular y vulgar que se refiere a un hombre con un pene muy grande o descomunal.
Triqui?uela. "Aquellas triqui?uelas eran de uso corriente entre las grandes familias". Trampas o artima?as sin mayores consecuencias en asuntos personales, con un componente inocente y picaresco.
Venadas. "Pasaban pedaleando como venadas". En la acepci¨®n de veloces, distra¨ªdas, asilvestradas y seductoras.
Yunta. "Le dije: Hubi¨¦ramos sido una buena yunta". Es la acepci¨®n de buena pareja, de haber vivido en armon¨ªa.
Los anteriores son algunos atisbos al mundo de Garc¨ªa M¨¢rquez, en el que demuestra que aparte de creador de un universo ¨²nico, en Memoria de mis putas tristes reafirma que en sus historias lo que importa es el c¨®mo, la manera en que cuenta las cosas y c¨®mo engarza las palabras; m¨¢s all¨¢ del qu¨¦, del hecho que desea narrar. Un seductor de lectores que lo convierten en el escritor en espa?ol m¨¢s traducido en el mundo despu¨¦s de Cervantes, gracias a libros como El coronel no tiene quien le escriba, Cien a?os de soledad o El amor en los tiempos del c¨®lera. Porque en Gabo, como lo llaman en Colombia, "es como si el lenguaje estuviera hecho para contar historias, para cambiar el mundo aterrador, para sumergir al hombre sin que se d¨¦ cuenta en los valles confortables del sue?o", escribe Ricardo Escavy Zamora, de la Universidad de Murcia, en las actas del congreso Quinientos a?os de soledad.
Se trata de un universo sustentado con palabras que Garc¨ªa M¨¢rquez utiliza para recordar la frondosidad y musicalidad del espa?ol, reivindicar la jerga oral y popular y que todas las palabras guardan un secreto po¨¦tico. Lo dej¨® claro en 1982, al recibir el Nobel de Literatura: "En cada l¨ªnea que escribo trato siempre, con mayor o menor fortuna, de invocar los esp¨ªritus esquivos de la poes¨ªa, y trato de dejar en cada palabra el testimonio de mi devoci¨®n por sus virtudes de adivinaci¨®n, y por su permanente victoria contra los sordos poderes de la muerte".
Cuando la palabra es verbo
Una de las caracter¨ªsticas de Garc¨ªa M¨¢rquez es su estilo sentencioso y memorioso:
"Dio media vuelta y me dej¨® s¨®lo con el terror".
"Me sent¨¦ a contemplarla desde el borde de la cama con un hechizo de los cinco sentidos".
"Hac¨ªamos amores sin amor, medio vestidos las m¨¢s de las veces y siempre en la oscuridad para imaginarnos mejores".
"El sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor".
"?Qu¨¦ maravilla! Todav¨ªa le queda la elegancia de ruborizarse".
"Volv¨ª a casa atormentado por el diablillo que sopla al o¨ªdo las respuestas devastadoras que no dimos a tiempo".
"Comprob¨¢bamos una vez m¨¢s que quienes no cantan no pueden imaginar siquiera lo que es la felicidad de cantar".
"Descubr¨ª que el amor no es un estado del alma, sino un signo del zodiaco".
"La fuerza invencible que ha impulsado al mundo no son los amores felices, sino los contrariados".
"La fama es una se?ora muy gorda que no duerme con uno, pero cuando uno despierta est¨¢ siempre mir¨¢ndonos frente a la cama".
"Cuando se me acab¨® la esperanza, me refugi¨¦ en la paz de los boleros".
"Siempre hab¨ªa entendido que morirse de amor no era m¨¢s que una licencia po¨¦tica".
"Comprob¨¦ con horror que se envejece m¨¢s y peor en los retratos que en la realidad".
"Empec¨¦ a tomar conciencia de mi vejez por mis flaquezas frente al amor".
"Siempre he dicho que los celos saben m¨¢s que la verdad".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.