Pascual Estevill: final de trayecto
Lo que usted me est¨¢ diciendo es muy grave. ?Est¨¢ dispuesto a denunciarlo?". Era el mes de octubre de 1994, cuando el entonces fiscal jefe de Catalu?a, Carlos Jim¨¦nez Villarejo, recibi¨® en su despacho la visita de Enrique Marug¨¢n, un industrial de Barcelona que hab¨ªa dedicado los ¨²ltimos meses de su vida a reunir datos que se?alaban al entonces juez Luis Pascual Estevill y al abogado Juan Piqu¨¦ Vidal como unos chantajistas con el empresariado barcelon¨¦s, adem¨¢s de un defraudador fiscal en el caso del primero.
Cuando Marug¨¢n tuvo esa informaci¨®n no dud¨® en entreg¨¢rsela al fiscal para que la maquinaria judicial se pusiera en marcha y saciar as¨ª su ¨¢nimo de revancha. Meses antes, tres socios suyos del mismo grupo empresarial hab¨ªan acabado en la c¨¢rcel por una decisi¨®n del juez que despu¨¦s se demostr¨® que fue injusta, y el mismo Marug¨¢n estuvo a punto de seguir el mismo camino si no hubiera sido porque estaba fuera de Espa?a. De aquella visita a la fiscal¨ªa se acaban de cumplir 10 a?os y desemboc¨® en tres procesos judiciales. Uno en 2001 finaliz¨® con siete a?os de c¨¢rcel para Estevill por delito fiscal, otro concluy¨® en 1996 con seis a?os de suspensi¨®n por prevaricaci¨®n y esta semana ha quedado visto para sentencia el juicio por los sobornos cometidos contra empresarios.
Los empresarios extorsionados pudieron ser 70, explica Enrique Marug¨¢n, quien dedic¨® varios meses a reunir pruebas contra el juez
"Unos dicen que no han pagado, cuando en verdad pagaron m¨¢s de 2.000 millones, y otros dicen que han pagado 50, pero fueron 250", afirma Bertr¨¢n de Caralt
?Cu¨¢ntos fueron los afectados? ?sa es la pregunta que nadie se atreve a responder con certeza y que el juicio tampoco ha aclarado, porque se ha ce?ido a cinco casos, dos de ellos consumados, que ha reconocido el mismo Pascual Estevill. El empresario Enrique Marug¨¢n, asesor financiero durante a?os de decenas empresarios catalanes, opina que lo que ha aflorado en el juicio es "el tres por ciento de lo que ocurri¨®", y que las v¨ªctimas de esa trama pudieron ser 70.
Jos¨¦ Felipe Bertr¨¢n de Caralt, propietario de una de las fortunas m¨¢s importantes que hab¨ªa en Espa?a a principio de los a?os noventa, no va tan lejos en sus estimaciones, pero sus c¨¢lculos son igualmente significativos de lo que pudo ocurrir en aquella ¨¦poca en la Barcelona de Pascual Estevill. "Yo creo que los extorsionados no han sido cuatro o cinco, sino 30 o 40".
El importe de los chantajes que sospecha Bertr¨¢n de Caralt tampoco tiene nada que ver con los 25 millones de pesetas que pagaron en 1991 los directivos de la empresa Idapsa, ni con los 146 millones que abonaron en 1992 los consejeros de la empresa Macosa y la direcci¨®n de Fecsa. "A estos cuatro o cinco que pagaron les han sacado 10 veces m¨¢s de lo que dicen", afirma Bertr¨¢n de Caralt con la tranquilidad que da, explica, no haber cedido al chantaje.
"Hay unos se?ores por aqu¨ª que dicen que no han pagado, cuando en verdad han pagado m¨¢s de 2.000 millones de pesetas, y otros que dicen que han pagado 50, pero que en realidad fueron m¨¢s de 250 millones. Lo que pasa es que esos 200 de diferencia lo pagaron con dinero negro y no lo pod¨ªan justificar", a?ade el empresario. "Estevill y Piqu¨¦ se han hinchado de ganar dinero y de hacer cosas. Tanto, que al final se han perdido por creerse que no les pasar¨ªa nada", precisa. "Sea cual sea la verdad, lo que se ha probado es suficientemente grave", dijo el pasado jueves el fiscal Carlos Ramos en su informe ante el tribunal. Por ese motivo, reclam¨® "una sentencia ejemplarizante".
Lo que no ha trascendido tampoco es que los testigos de cargo de este proceso estuvieron dudando hasta ¨²ltima hora sobre s¨ª acud¨ªan o no a testificar contra el juez, y especialmente contra el abogado Piqu¨¦ Vidal, que les lanz¨® diversos cantos de sirena para que reconsiderasen su presencia en la sala de vistas. Los abogados de las acusaciones tambi¨¦n jugaron sus cartas, y, al final, los extorsionados acudieron. "El empresariado catal¨¢n es as¨ª. Te extorsionan, pagas, y al final hasta ser¨ªas capaz de pagar otra vez para no tener que aparecer en p¨²blico y tener que declarar", se lamenta de manera m¨¢s que ilustrativa Enrique Marug¨¢n, quien recuerda que ¨¦l vive y tiene sus negocios fuera de Espa?a. En los a?os 80 fue multado con cien millones de pesetas por evasi¨®n de capitales.
Un a?o y medio antes de que se iniciaran las investigaciones contra Estevill, las relaciones entre el juez y la fiscal¨ªa eran muy fluidas, porque en aquel entonces el primero se hab¨ªa convertido en el azote de la burgues¨ªa con intenciones que luego se demostrar¨ªan delictivas, y el ministerio p¨²blico estaba empecinado en perseguir delitos de cuello blanco que entonces empezaban a florecer en Barcelona. Las relaciones llegaron a ser tan estrechas que la fiscal¨ªa lleg¨® a presentar a Estevill alg¨²n borrador de querella que se sab¨ªa que iba a investigar el juez por las normas de reparto vigentes entonces. "El problema de estos fiscales es que, como no son de Barcelona, no conocen al empresariado de aqu¨ª. Han redactado una querella y se olvidan del principal", lleg¨® a decir en una ocasi¨®n el ex juez.
Luego cambiaron las normas de reparto, la fiscal¨ªa descubri¨® que Estevill era un farsante y a partir de ah¨ª se inici¨® su ca¨ªda. La maniobra de CiU de darle una patada hacia arriba y enviarlo al Consejo General del Poder Judicial como vocal no sirvi¨® de nada, ni tampoco el apoyo inicial que encontr¨® en la ministra de Justicia de la ¨¦poca, Margarita Mariscal de Gante. En Catalu?a, adem¨¢s, ya ni siquiera gobierna Jordi Pujol, a cuya segunda residencia se jactaba Estevill de haber acudido alguna vez, "aunque se come muy mal", dec¨ªa. Decididamente, final de trayecto.
Bertr¨¢n de Caralt: "El juez era el perro, pero quien le soltaba para morder era el abogado"
"EL QUE MORD?A era el juez Pascual Estevill, pero quien llevaba la cadena del perro y le soltaba cuando quer¨ªa era Piqu¨¦ Vidal", afirma Jos¨¦ Felipe Bertr¨¢n de Caralt, ex presidente de la cementera Asland y uno de los empresarios chantajeados en 1993. ?l se neg¨® a pagar y acab¨® pasando 25 d¨ªas en prisi¨®n, pero no olvida ni perdona aquella experiencia, y as¨ª se explica que est¨¦ personado en el juicio como acusaci¨®n particular. "Si hubiera pagado habr¨ªa acabado de rodillas. Si uno se tiene que mover por amenazas, est¨¢ perdido en la vida", afirma. "Yo he hecho lo que creo que ten¨ªa que hacer. Lo que me extra?a es que no lo haya hecho m¨¢s gente", puntualiza el empresario.
Bertr¨¢n de Caralt no tiene reparos en admitir que ¨¦l y varios directivos de su empresa cometieron un delito fiscal, pero a?ade que eso no justifica que hubiese de pagar en una cuenta suiza del juez los 50 millones de pesetas que le reclamaron como ¨²nica forma de evitar la prisi¨®n. "Realmente comet¨ª delito fiscal, no tengo por qu¨¦ negarlo, y Pascual Estevill estaba en su deber de investigarme, pero despu¨¦s de cumplir con la ley tambi¨¦n s¨¦ que tengo unos deberes con la sociedad", explica.
El empresario compara a sus extorsionadores con los terroristas. "Era una banda que hac¨ªa lo mismo que ETA, lo que pasa es que se trataba de un rapto legal". Curiosamente, seis meses antes del soborno, Bertr¨¢n de Caralt hab¨ªa levantado un acta notarial ordenando que se bloqueasen sus cuentas para no pagar si era secuestrado por ETA. "Lo que nunca pude imaginar era que me pasar¨ªa esto y que mis raptores ser¨ªan un juez y un abogado". A Estevill le define como un amoral, y a Piqu¨¦ Vidal, como un inmoral. "El juez es un hombre que ha nacido como ha nacido y es como es -en referencia a sus or¨ªgenes familiares humildes-, pero lo del abogado me parece mucho m¨¢s peligroso, porque es inteligente, sabe lo que hace y el da?o que pod¨ªa causar", recuerda.
De su experiencia en prisi¨®n, Bertr¨¢n de Caralt asegura que guarda muy buen recuerdo, hasta el punto de afirmar que "todo el mundo deber¨ªa pasar unos d¨ªas all¨ª dentro para ver lo que es la vida".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Luis Pascual Estevill
- Asland
- Declaraciones prensa
- Jos¨¦ Felipe Bertr¨¢n de Caralt
- Chantajes
- Magistratura
- Joan Pique Vidal
- Cargos p¨²blicos
- Extorsiones
- Prevaricaci¨®n
- Funcionarios
- Sobornos
- Funci¨®n p¨²blica
- Delitos econ¨®micos
- Hacienda p¨²blica
- Delitos fiscales
- Corrupci¨®n
- Finanzas p¨²blicas
- Juicios
- Gente
- Proceso judicial
- Empresas
- Delitos
- Justicia
- Econom¨ªa