La 'guerra' de Cuba
La campa?a del PP y la expulsi¨®n de la isla de uno de sus diputados dificulta el intento del Gobierno de dialogar con Castro
El 12 de octubre de 2004 quedar¨¢ en los anales como una fiesta nacional cargada de tensiones. Las tuvo el Gobierno con la Embajada de Estados Unidos, por decidir que la bandera de las barras y estrellas no participara en el desfile, y tambi¨¦n con la izquierda espa?ola, descontenta por la incorporaci¨®n a la parada de veteranos de la Divisi¨®n Azul. El epicentro de la crisis no estuvo, sin embargo, en Madrid, sino en Cuba, donde un sector de la oposici¨®n a Fidel Castro boicote¨® la efem¨¦rides espa?ola tras escuchar, por boca del embajador, Carlos Alonso Zald¨ªvar, que el Gobierno socialista quiere dialogar con el r¨¦gimen.
Ser¨ªa f¨¢cil concluir que alg¨²n esp¨ªritu maligno logr¨® conjurar a los grandes fantasmas de la pol¨ªtica internacional espa?ola de finales del siglo XIX y la primera mitad del XX para amargar la fiesta a Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. El PP aprovech¨® cada aparici¨®n espectral, volvi¨¦ndola contra el Gobierno, pero encontr¨® espec¨ªficamente en Cuba el gran fil¨®n de munici¨®n para la guerra total que el secretario general, ?ngel Acebes, comanda desde que fue confirmado por un congreso en el que su l¨ªder, Mariano Rajoy, predic¨® las bondades del consenso y la pol¨ªtica de Estado. Sobre todo, en los temas exteriores.
La oposici¨®n cree haber encontrado un fil¨®n para una presi¨®n pol¨ªtica prolongada
Las proclamas de Acebes de que el PSOE prefiere la dictadura a sus v¨ªctimas, como el viaje a La Habana de Jorge Moragas, joven responsable de la pol¨ªtica internacional del PP aupado junto al secretario en el congreso de primeros de este mes, superan los l¨ªmites razonables de la hip¨¦rbole. Hasta el punto de que los propios disidentes, y en este sentido se han pronunciado tanto Osvaldo Pay¨¢, como Elizardo S¨¢nchez o Vladimiro Roca, empiezan a decir que quiz¨¢s lo m¨¢s temible para su causa sean las consecuencias de este choque brutal entre los dos grandes partidos espa?oles. Entre los populares, dirigentes como Manuel Fraga o Gustavo de Ar¨ªstegui, portavoz en la Comisi¨®n de Exteriores del Congreso, abogan por la concordia.
La pelea tiene mucho de artificioso, porque las posiciones de fondo del Gobierno y el PP son, en este caso, m¨¢s pr¨®ximas de lo que parece y porque lo que se present¨® como un descubrimiento de ¨²ltima hora, las intenciones expuestas por el embajador Zald¨ªvar en la fiesta del 12 de octubre, es algo de lo que las autoridades cubanas, los disidentes, la oposici¨®n espa?ola y la opini¨®n p¨²blica hab¨ªan sido informadas al menos desde julio.
La moci¨®n que el Partido Popular Europeo (PPE) aprob¨® esta semana a instancias del PP dice que, mientras el r¨¦gimen cubano no libere a todos los presos de conciencia, no podr¨¢ haber relajaci¨®n de la dura posici¨®n adoptada por la UE hacia Cuba en junio de 2003, como reacci¨®n a las 75 detenciones pol¨ªticas y tres ejecuciones ordenadas por Castro tres meses antes. Moratinos anunci¨® desde un principio que el Gobierno espa?ol s¨®lo intentar¨¢ que se modifique la posici¨®n comunitaria si La Habana hace gestos significativos en materia de derechos humanos, es decir, si libera a disidentes importantes, aunque no a todos.
El propio Pay¨¢ pareci¨® avalar este objetivo, m¨¢s que el maximalista de los populares, cuando, en la "declaraci¨®n" que remiti¨® a los medios de comunicaci¨®n el pasado 6 de octubre, pidi¨® que la posici¨®n com¨²n de la UE sea reafirmada porque "el Gobierno cubano no ha demostrado voluntad alguna de mejorar la situaci¨®n de los derechos humanos".
El ministro expuso su plan sobre Cuba el mismo d¨ªa de finales de julio en que, gracias a gestiones de Madrid, fue liberada la veterana anticastrista Marta Beatriz Roque, y lo hizo en el vuelo de regreso de un viaje a Nueva York, Brasilia y Bogot¨¢ al que le acompa?aron representantes de casi todos los grupos pol¨ªticos, entre ellos Roberto Solavilla, diputado del PP. La noticia fue publicada, incluida la advertencia de que tendr¨ªa que haber m¨¢s liberaciones de presos importantes para que el Gobierno espa?ol se moviera en Bruselas.
Durante la pausa del verano y al inaugurarse el nuevo curso pol¨ªtico, cuando se entrevist¨® en la sede neoyorkina de la ONU con el canciller cubano, Felipe P¨¦rez Roque, Moratinos volvi¨® sobre el tema y precis¨® que, de las cuatro medidas que integran la posici¨®n comunitaria -limitar las visitas gubernamentales de alto nivel a la isla, reducir la participaci¨®n de los miembros de la UE en actos culturales, invitar a los disidentes cubanos a las embajadas y revisar el caso cubano peri¨®dicamente-, el Ejecutivo pretende cambiar ¨²nicamente la tercera.
El motivo, explic¨®, es que s¨®lo ha servido para que los embajadores europeos hayan quedado aislados en La Habana y perdido toda su capacidad de influir en el r¨¦gimen, lo que no favorece la transici¨®n a la democracia. Las invitaciones diplom¨¢ticas, s¨ª han otorgado un reconocimiento internacional a la oposici¨®n anticastrista, admiti¨® Moratinos, pero no ha mejorado su situaci¨®n carcelaria. Desde junio de 2003, ha se?alado el ministro, ning¨²n disidente fue liberado hasta que el nuevo Gobierno del PSOE empez¨® a hacer gestiones en La Habana. Un total de 11 opositores se han librado de la c¨¢rcel desde abril.
Moratinos ha estado pidiendo m¨¢s liberaciones en sucesivos contactos con Roque, y hoy est¨¢ confirmado que una de ellas es la del poeta Ra¨²l Rivero, una de las v¨ªctimas m¨¢s significadas del castrismo. No ocult¨® el ministro que ten¨ªa la esperanza de que noticias de ese calibre se produjeran antes del 12 de octubre, de modo que Espa?a pudiera pedir la modificaci¨®n de la posici¨®n com¨²n, incluso en el Consejo de Asuntos Generales programado para la v¨ªspera de la fiesta nacional. De ah¨ª que la embajada retuviera las invitaciones a los disidentes hasta el ¨²ltimo momento. Cuatro d¨ªas antes de la celebraci¨®n, anunci¨® que las cursar¨ªa.
Se ha discutido a partir de ah¨ª si las gestiones de Exteriores hubieran debido ser m¨¢s discretas y si la intervenci¨®n del embajador en la fiesta nacional fue o no oportuna. Pero lo que no se discute es que los disidentes sab¨ªan perfectamente cu¨¢l era la posici¨®n espa?ola antes de acudir a la fiesta. La mayor¨ªa de ellos -no la totalidad- la critica. Los que abandonaron el convite en se?al de protesta fueron, sin embargo, s¨®lo Pay¨¢ y Marta Beatriz Roque, ambos especialmente pr¨®ximos al PP. Moragas tom¨® el incidente como pretexto para realizar un viaje que, pocos d¨ªas antes, se hab¨ªa anunciado ¨²nicamente para el supuesto de que los disidentes no fueran invitados a la embajada espa?ola.
Es evidente que el rechazo en la frontera del diputado popular y sus acompa?antes holandeses tensa el debate europeo y frena, por tanto, la marcha de la iniciativa del Gobierno. Pero Moratinos se muestra optimista. Recuerda que s¨®lo 11 de los 25 pa¨ªses europeos invitan a disidentes a sus embajadas en La Habana, insiste en que fuera del ¨¢mbito de la UE muchas delegaciones importantes, incluida la del Vaticano, no siguen esa pr¨¢ctica y concluye que Espa?a no est¨¢ aislada en su empe?o de dialogar con el r¨¦gimen castrista.
No quiere suscitar grandes esperanzas. "No habr¨¢ resultados espectaculares", dijo el pasado mi¨¦rcoles en el Congreso, reflejando la opini¨®n mayoritaria en su Departamento de que Cuba nunca cambiar¨¢ con Castro, aunque eso no impida que se puedan mejorar algunas situaciones. Pero s¨ª recuerda que los a?os entre 1993 y 1995, cuando entre Felipe Gonz¨¢lez y Castro hubo un entendimiento que luego se torcer¨ªa, fueron los mejores para la evoluci¨®n del r¨¦gimen cubano. Afirma, finalmente, que tiene a Francia y Reino Unido de su lado, y advierte que la posici¨®n de la UE cambiar¨¢ "antes de lo que la gente piensa".
El PP, por su parte, cree haber encontrado fil¨®n para una campa?a prolongada. El pr¨®ximo 29 de octubre, coincidiendo con la firma de la Constituci¨®n europea en Roma, Moragas intervendr¨¢ en una reuni¨®n de disidentes cubanos organizada por el PPE en la capital italiana.
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