Las ideas claras
Hubo lleno la noche del viernes: pronto qued¨® claro que la mayor¨ªa fue a escuchar a Tomatito. Poco import¨® que el tocaor escenificara la m¨¢s perfecta de las ceremonias de la confusi¨®n; ¨¦l, y quienes le rodeaban, un "qui¨¦n es qui¨¦n" del nuevo flamenco, cada cual tirando por su lado y sin que nadie viniera a poner orden en el asunto. Pudiera tratarse de una minera por buler¨ªas como de unos tangos flamencos, lo que resultaba era un batiburrillo de sonoridades contrapuestas apuntando en todas las direcciones posibles. Tan cierto como que no faltaron los hallazgos aislados lo fue que abundaron los encontronazos no deseados. Solo la taranta inicial, interpretada por el guitarrista a solas, y la cadencia semijazz¨ªstica de la rumba con la que dio t¨¦rmino al recital, introdujeron algo de cordura, y de jondura, en medio del caos. Pero el almeriense se ten¨ªa ganada la partida antes de tocar y a¨²n hubo quien prefiri¨® irse seg¨²n concluy¨® con su parte.
Tomatito y Javier Colina
Tomatito, guitarra; Paquete, segunda guitarra; M? ?ngeles Fern¨¢ndez, voz; Juan de Juan, baile; Diego Amador, bajo y mandola; Bernardo Parrilla, viol¨ªn; Lucky Losada, percusi¨®n. Javier Colina, contrabajo; Pancho Amat, tres; Perico Sambeat, saxo; Manuel Machado, trompeta; Mois¨¦s Porro, percusi¨®n; Majito, percusi¨®n; David Montes, voz. Centro Cultural de la Villa, Madrid. 22 de octubre.
Se quedaron sin lo mejor, que vino con Javier Colina y su septeto at¨ªpico. El contrabajista navarro ha reunido sus querencias por la m¨²sica latina y el jazz en un conjunto que interpreta los est¨¢ndares de jazz al modo latino, y los latinos como un conjunto de jazz. Tiene junto a ¨¦l a distinguidos miembros de la colonia cubana en Madrid y al tresero Pancho Amat, un monstruo, en el mejor sentido de la palabra; tambi¨¦n tiene a Perico Sambeat, m¨²sico para todo, a quien, en este festival, escucharemos por partida triple. Pero, sobre todo, Colina se tiene a s¨ª mismo. Por una vez, el m¨²sico, de natural recatado, accedi¨® a desparramar sus esencias con generosidad. Trat¨¢ndose de instrumento tan delicado como el suyo, tiene m¨¦rito que sus intervenciones nunca quedaran fuera de lugar ni faltaran en ning¨²n momento a los dictados de la correcta entonaci¨®n. Colina y los suyos interpretaron un repertorio a caballo entre lo jazz¨ªstico y lo latino. Por si no nos enter¨¢bamos, el propio contrabajista declam¨® algunas letras llamativas, como la de Flor de pantano, de Graciano G¨®mez. "Cuando la hall¨¦ en el hondo precipicio del repugnante lodazal humano...".
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