Grave cornada a Mu?oz

Al ejecutar Paco Mu?oz el segundo p¨¦ndulo al abanto y suelto de su confirmaci¨®n, ¨¦ste le infiri¨® una cornada de 25 cent¨ªmetros de profundidad en la parte interior del muslo izquierdo. Con gran pundonor y con la taleguilla manchada de sangre, continu¨® su heroico trasteo despachando al oponente de un estoconazo.

Marcial Herce salud¨® al resabiado cuarto y en el ¨²ltimo tercio traz¨® esculturales naturales, donde destac¨® el temple. Tuvo se?or¨ªo su veroniqueo al sexto. Aguantando al soso y distra¨ªdo enemigo con mucha serenidad, le instrument¨® una arom¨¢tica faena, donde volvi¨® a brillar el temple. En la suerte suprema dej¨® el acero hasta la empu?adura. Acariciando las embestidas del peligroso buey que hizo segundo, Antonio Urrutia con gusto lo mulete¨®. Cuando intentaba un pase redondo, el animal, que hab¨ªa desarrollado mucho sentido, lo prendi¨® aparatosamente por el bajovientre sin consecuencias. Al quinto, un manso perdido, le realiz¨® un quehacer de ali?o. Por el percance de Mu?oz lidi¨® al burriciego octavo, por lo que tuvo que abreviar.

Aparicio tore¨® con oficio y gusto al incierto y prob¨®n de su confirmaci¨®n. En su corto trasteo le enjaret¨® limpios naturales en los que, dejando caer la mano, la corri¨® con suavidad. En el brusco y ¨¢spero s¨¦ptimo, Aparicio entendi¨® las dificultades del burel y con arrojo le dio emotivos pases. Perdi¨® el ap¨¦ndice porque alarg¨® el muleteo y estuvo p¨¦simo con el acero, pues, como el corn¨²peta se tapaba, batall¨®, y para despacharlo tuvo que intentar 16 veces el descabello.