Los retos de la nueva biolog¨ªa, o de la biolog¨ªa de siempre
Si hay algo que caracteriza a la gran biolog¨ªa es que, con independencia de su capacidad explicativa, la cantidad de preguntas que se formula y que carecen de respuesta o, dicho de otro modo, est¨¢n contestadas de m¨²ltiples formas, a veces antag¨®nicas y, por lo tanto, poco o nada definitivas, es incomparablemente alta. Nos queda un largo trecho hasta dar con respuestas a, por ejemplo, el origen de la vida, la multicelularidad, el funcionamiento integral de una c¨¦lula o el desarrollo de un organismo, la aparici¨®n del sexo, la evoluci¨®n y funci¨®n del cerebro, el lenguaje o las diferentes categor¨ªas de la conciencia.
La biolog¨ªa se ha construido sobre la base de un limitado repertorio tecnol¨®gico, instrumental y te¨®rico, en buena medida debido a la compleja naturaleza de su objeto de estudio: el ser vivo y todas sus manifestaciones. La situaci¨®n actual es diferente, porque la instrumentaci¨®n biol¨®gica es cada vez m¨¢s poderosa, m¨¢s fina, llega m¨¢s lejos tanto en la direcci¨®n de lo muy peque?o (mol¨¦culas individuales) como muy grande (ecosistemas). Muchas preguntas sencillas, aunque trascendentes, relacionadas en buena medida con la disponibilidad de tecnolog¨ªas apropiadas alcanzan, afortunadamente, soluci¨®n. Pero hay otras cuya resoluci¨®n no depende, en tanta medida, de la disponibilidad de recursos tecnol¨®gicos, sino de teor¨ªas explicativas suficientemente profundas. Las cuestiones formuladas anteriormente ponen de manifiesto que la biolog¨ªa tienes a¨²n grandes retos te¨®ricos por delante.
Un sector de la biolog¨ªa proclive a la necesidad de nuevas formulaciones te¨®ricas, por decirlo de una manera que sea general a todos los niveles de la organizaci¨®n biol¨®gica, es el de la interacci¨®n de las m¨²ltiples partes que componen una entidad determinada, mucho m¨¢s all¨¢ de los modelos experimentales sencillos basados en la interacci¨®n de pocas partes. As¨ª: ?c¨®mo interaccionan los componentes gen¨¦ticos y ambientales para, a lo largo del desarrollo, formar un individuo?, ?c¨®mo interaccionan las neuronas?, ?c¨®mo interaccionan los individuos de una especie?, ?c¨®mo interaccionan las especies en un ecosistema? Ciertamente se trata de poder explicar ciertas conductas en cada uno de esos niveles. As¨ª, el de poder predecir c¨®mo ser¨¢ un individuo, o cu¨¢ndo aparecer¨¢, seg¨²n el estado de excitaci¨®n de un conjunto de neuronas, determinado tipo de comportamiento, o el de poder comprender el crecimiento de una poblaci¨®n o el tama?o o riqueza en especies de un ecosistema.
Se ha dicho que con el advenimiento de la nueva era de la gen¨®mica el futuro de la biolog¨ªa ser¨¢ mas te¨®rico que experimental, m¨¢s relacionado con el descubrimiento de nuevos principios integradores que con la b¨²squeda de nuevos fen¨®menos biol¨®gicos. Esta perspectiva es la consecuencia de tener tanto informaci¨®n gen¨®mica sobre especies representativas de las grandes agrupaciones biol¨®gicas, desde las bacterias hasta el hombre, pasando por protistas, hongos, plantas, gusanos, e insectos, como un conocimiento parcial de las leyes responsables de la transformaci¨®n de tal informaci¨®n gen¨®mica en individuos adultos.
Ahora, como en los tiempos de Darwin, la teor¨ªa de la evoluci¨®n es un permanente reto intelectual para comprender el origen y la evoluci¨®n de ese fen¨®meno tan complejo que denominamos vida, con todas sus manifestaciones. La teor¨ªa de la evoluci¨®n constituye, entre otras cosas, un m¨¦todo de hacer biolog¨ªa. Para responder a preguntas relativas a los seres vivos en cualquiera de sus diferentes niveles de organizaci¨®n, nos servimos de diferentes m¨¦todos, pero ninguna de ellas tendr¨¢ respuesta adecuada sin recurrir a la biolog¨ªa evolutiva. Necesitamos biolog¨ªa evolutiva para explicar el origen y la evoluci¨®n del sida y la malaria (dos ejemplos particulares que claman al cielo), pero tambi¨¦n del sexo, del envejecimiento, de la muerte, de la c¨¦lula, de las especies, del hombre, etc. La teor¨ªa de la evoluci¨®n ofrece, adem¨¢s, un puente entre las ciencias naturales y sociales en la medida que nos suministra una explicaci¨®n de la existencia de la vida y del hombre en nuestro planeta, explicaci¨®n integrada a su vez en la del origen y evoluci¨®n del universo. La biolog¨ªa evolutiva es un lugar de encuentro obligado entre dos culturas separadas desde la Ilustraci¨®n: las humanidades y las ciencias.
La biolog¨ªa del nuevo milenio es la biolog¨ªa de la gen¨®mica, del desarrollo y de los sistemas complejos. No se trata de tres avenidas excluyentes de investigaci¨®n. Tienen la impronta com¨²n de la complejidad, y ahora empezamos a disponer de herramientas te¨®ricas y computacionales para dar con explicaciones holistas que en el pasado fueron consideradas metaf¨ªsicas, insuficientes o, simplemente, inverificables. Las tres avenidas de investigaci¨®n, aunque con representaci¨®n desigual a lo largo de la historia, han estado presentes en la biolog¨ªa de todos los tiempos. Los recientes avances, tanto te¨®ricos como metodol¨®gicos, nos aproximan a una explicaci¨®n, no sabr¨ªa decir si comprensi¨®n, m¨¢s profunda de la vida en su totalidad.
Andr¨¦s Moya es catedr¨¢tico de Gen¨¦tica en el Instituto Cavanilles y miembro de la C¨¢tedra de Divulgaci¨®n de la Ciencia de la Universitat de Val¨¨ncia.
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