Sabidur¨ªa colectiva

El m¨¦todo Caparr¨®s de trabajo en com¨²n cada d¨ªa es m¨¢s s¨®lido. El Sevilla lleg¨® ayer a la segunda plaza de la clasificaci¨®n en un encuentro pasional, de no mucha calidad y en el que el que mejor supo hacer lo que sabe venci¨®. Y es que el Sevilla no hace nada que no est¨¦ planeado hasta la extenuaci¨®n: de la marruller¨ªa al desmarque.

El partido comenz¨® con dos pelotazos largos y como un cat¨¢logo en el arte de la coz. Sergi desliz¨® su pierna derecha por el c¨¦sped hasta que los tacos de su bota se clavaron en el pie de Jes¨²s Navas; a lo sibilino. Era el minuto 3. Poco despu¨¦s, Sergio Ramos atropell¨® a Antonio L¨®pez; al bulto. Perea cabece¨® y peg¨® un manotazo en la cara de Perea, lo mismo que hab¨ªa hecho Torres a Javi Navarro con anterioridad -un lance que tuvo m¨¢s importancia de la prevista en el desarrollo del partido-; a escondidas. El exceso de ganas mostrada por los jugadores en los primeros minutos pareci¨® el preludio de un encuentro espinoso, pero los ¨²nicos roces que se prolongaron a lo largo de casi todo el encuentro fueron el de Ramos con Antonio L¨®pez y el de Torres y Navarro. La sangre joven de Torres cay¨® en la estrategia del veterano Navarro. Torres decidi¨® pelearse con su marcador en vez de con el equipo contrario. Aparte de llevarse varios golpes, limit¨® su juego a lo largo de la primera mitad. Se equivoc¨® el delantero. Y es que en el Sevilla nadie hace nada porque s¨ª. Absolutamente nada.

El gol de Aitor Ocio en el minuto 10 acab¨® con esta fase de duro tanteo. Baptista sac¨® en corto una falta al borde del ¨¢rea, Sergio Ram¨®s la pis¨® y el central vitoriano peg¨® a la pelota con toda la energ¨ªa acumulada en meses de suplencia. El pepinazo se col¨® junto a la base del poste izquierdo de Leo Franco.

El Atl¨¦tico se volc¨® al ataque con mucha m¨¢s intensidad que ideas. Su ligera anarqu¨ªa choc¨® entonces con el orden impuesto por Joaqu¨ªn Caparr¨®s a los de Nervi¨®n. Aranda se peleaba barrocamente en cada pelota. Aunque no hiciera falta, pero la misi¨®n era desgastar el cuerpo y la concentraci¨®n de Perea y Pablo. Renato y Mart¨ª hicieron su habitual trabajo sordo en la parte ancha, Navarro viv¨ªa su particular partido con Torres y Ocio se adelantaba a presionar hasta el centro del campo.

La banda izquierda del Atl¨¦tico pr¨¢cticamente no existi¨®. Luccin no compareci¨®

e Ibagaza se movi¨®, pero como la hacen los caballos de polyester de los carruseles: sin llegar a ning¨²n sitio nunca. Sosa puso algo m¨¢s de criterio, pero, en general, el Atl¨¦tico no rentabiliz¨® en absoluto la pelota que le prest¨® el Sevilla. Es cierto que la lesi¨®n en el s¨®leo de Carmona M¨¦ndez y el consiguiente par¨®n previo a su sustituci¨®n por el cuarto ¨¢rbitro rebaj¨® su ebullici¨®n de juego.

El partido fue intenso y vistoso, aunque no se le podr¨ªa calificar como de calidad. Sorprendi¨® la escasa participaci¨®n de Baptista, aunque, si se hace un an¨¢lisis m¨¢s profundo, el brasile?o intervino en los dos tantos sevillistas. La falta que origin¨® el gol de Ocio se la hicieron a Antonio L¨®pez, pero fue Baptista el que, en una carrera paralela al borde del ¨¢rea, hab¨ªa envenenado la jugada hasta que la defensa atl¨¦tica no pudo m¨¢s que derribar al interior, que se iba solo. Su gol fue de Baptista y Brasil en estado puro: a lo Ronaldo, se fue en bicicleta de Pablo y, a lo Rivaldo, la cruz¨® al palo largo.

Ferrando decidi¨® quitar lastre y retir¨® a Velasco, Luccin y Jorge. El equipo gan¨® mucho car¨¢cter. Salva sustituy¨® a Torres en la pelea con Navarro y El Ni?o aport¨® mucho m¨¢s con sus llegadas en carrera desde atr¨¢s. Una vez se fue solo por la derecha y su buen tiro lo desvi¨® Esteban. Salva habia gozado de una buen¨ªsima oportunidad minutos antes a centro de Paunovic, pero el que fuera pichichi con el Racing cabece¨® lejos de la escuadra en la que pretend¨ªa colgar el bal¨®n. Torres tuvo otra m¨¢s, pero finalmente fue Pablo Iba?ez el que marc¨® en el descuento.

El ¨²ltimo cuarto del partido fue de claro dominio del Atl¨¦tico. Le falt¨® quiz¨¢ la calidad individual que le permitiera romper con un gesto inesperado el orden comunal del Sevilla. Quiz¨¢ el Atl¨¦tico no mereci¨® perder, pero el Sevilla tampoco hizo nada para no ganar. Adem¨¢s, hizo debutar a su en¨¦sima perla: Diego Capel.