Desgracias grana
El Torino no ha ganado ninguno de sus ¨²ltimos cuatro partidos y lleva 273 minutos sin marcar. Despu¨¦s de cinco victorias consecutivas en el arranque del campeonato y cuando parec¨ªa tener casi al alcance de la mano el sue?o del retorno a Primera, el viejo Toro atraviesa una fase triste. Pero esto no es nada. El club m¨¢s desgraciado de todos los tiempos ha sufrido cosas much¨ªsimo peores. La tifoser¨ªa grana sabe encajar cualquier adversidad.
?Qu¨¦ otra sociedad futbol¨ªstica tiene un santuario como el de Superga? Ah¨ª est¨¢ el monumento a los muertos de 1949, un maravilloso grupo de jugadores desaparecido en un instante. El avi¨®n que devolv¨ªa al gran Torino de un amistoso en Lisboa -en el que a punto estuvo de viajar Kubala, reci¨¦n huido del Este y en tratos para fichar por la que era la mejor formaci¨®n del planeta- se extravi¨® en la niebla cuando iba a aterrizar y se estrell¨® contra el monte Superga. No hubo supervivientes. Y se abri¨® un hueco en el coraz¨®n de Tur¨ªn que en parte ocup¨® la Juventus, el club de la Fiat.
Mi amigo Lorenzo me record¨® que hubo otro momento negro en la historia grana. Este mes se cumplen 37 a?os. Fue un 15 de octubre cuando vol¨® Gigi Meroni, la mariposa grana. Pocos futbolistas fueron tan amados y criticados como Meroni, un tipo peculiar, irremediablemente libre. Quiz¨¢ en su debut alguien record¨® que el piloto del avi¨®n de Superga se llamaba tambi¨¦n Meroni. Un Meroni rompi¨® el alma del Toro y otro Meroni se la devolvi¨®: con aquel tipo flaco en el extremo -le daba igual la derecha que la izquierda- los grana parec¨ªan destinados a recuperar la primac¨ªa turinesa.
Gigi Meroni pertenec¨ªa a la categor¨ªa de los Garrincha y los Best. Era un genio loco que regateaba tres veces al mismo contrario si pensaba que ese engorro resultaba est¨¦ticamente apropiado para un juego que s¨®lo entend¨ªa ¨¦l; que sorteaba de forma humillante al contrario y luego se paraba a consolarle -el insigne Dino Zoff recuerda una de esas ocasiones-; que escandalizaba a la pacata Italia de la ¨¦poca dej¨¢ndose barba, viviendo amancebado con una chica polaca y pintando cuadros de cierto m¨¦rito. Medio pa¨ªs le adoraba y el otro medio le detestaba. Muchos le culparon de la derrota contra Corea en el Mundial de Inglaterra 66 pese a que no jug¨®. La Gazzetta dello Sport desencaden¨® una furiosa campa?a contra Meroni.
Y, sin embargo, quienes le vieron jugar no le olvidan.
El 15 de octubre de 1967, al concluir un partido, Gigi Meroni fue atropellado por un joven de 18 a?os, tifoso del Toro, que acababa de sacarse el carnet. Despu¨¦s de llorar a Meroni, cuyo f¨¦retro fue expuesto en el centro del estadio, la afici¨®n fue a animar al conductor, hundido en una depresi¨®n espantosa. Aquel muchacho que mat¨® a una mariposa de 24 a?os se llamaba Attilio Romero y es hoy presidente del Torino. ?C¨®mo podr¨ªa parecerle grave una simple racha sin goles?
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