Una experiencia pionera
Leo con asombro la peculiar interpretaci¨®n sobre la gestaci¨®n del Plan Forestal Andaluz que realiza el ex director del Instituto Andaluz de Reforma Agraria (IARA), Francisco V¨¢zquez Sell. Por desconocimiento, o malintencionadamente, asegura que el Plan Forestal fue una iniciativa de la Junta de Andaluc¨ªa, intentando quitar todo protagonismo a los movimientos sociales que lo impulsaron.
En la d¨¦cada de los 80, poco hab¨ªa cambiado la pol¨ªtica forestal en Andaluc¨ªa, a pesar de las transferencias de competencias a la Junta, de la transformaci¨®n sufrida en el mundo rural y del aumento de la conciencia medioambiental de la poblaci¨®n. Los ciudadanos percib¨ªan cada vez m¨¢s la necesidad de conservar los montes por su valor ecol¨®gico y los recursos directos e indirectos que aportaban a la sociedad. La crisis del campo andaluz hab¨ªa ocasionado una fuerte emigraci¨®n hacia las ciudades y el abandono de los trabajos tradicionales en que se basaba la econom¨ªa agrosilvopastoral, aumentando la dram¨¢tica situaci¨®n de desempleo. Las agresiones sobre las masas forestales se suced¨ªan, con un fuerte aumento de los incendios forestales y de las roturaciones. La pseudoreforma agraria de la Junta agrav¨® este productivismo, intensificando la deforestaci¨®n.
Los conflictos se suced¨ªan de forma alarmante. Enfrentamientos de propietarios forestales con las empresas de celulosa, denuncias por el abandono de los latifundios forestales, enfrentamientos entre administraciones, denuncias de los ecologistas contra las repoblaciones con eucaliptos y la proliferaci¨®n de incendios y roturaciones... Ante esta situaci¨®n de creciente degradaci¨®n del medio rural, diversas organizaciones ecologistas (hoy integradas en Ecologistas en Acci¨®n) y el Sindicato de Obreros del Campo (SOC) presentaron en 1986 la propuesta de un gran acuerdo pol¨ªtico y social sobre la pol¨ªtica forestal en Andaluc¨ªa. Esta propuesta, denominada "Pacto Andaluz por la Naturaleza", ten¨ªa dos objetivos b¨¢sicos: la regeneraci¨®n forestal y ecol¨®gica del campo andaluz, y el fomento del empleo basado en un aprovechamiento sostenible de los recursos del monte mediterr¨¢neo. El Pacto tuvo una amplia acogida, logrando la adhesi¨®n de un centenar de Ayuntamientos y de la mayor¨ªa de organizaciones pol¨ªticas, sindicales, agrarias y ecologistas andaluzas. Esta iniciativa fue galardonada en 1990 con el Premio Nacional a la Conservaci¨®n de la Naturaleza.
Las organizaciones impulsoras del Pacto Andaluz por la Naturaleza desarrollamos una intensa campa?a: marcha en defensa del monte que recorri¨® 100 kil¨®metros a pie por la sierra gaditana, ocupaciones de fincas para su repoblaci¨®n, entrega de ¨¢rboles a los parlamentarios andaluces en el debate de presupuestos..., consiguiendo poner de actualidad la necesidad del Plan Forestal. En junio de 1988, en la recepci¨®n del D¨ªa Mundial del Medio Ambiente, Paco Casero y yo mantuvimos un encuentro con el entonces Presidente de la Junta, Jos¨¦ Rodr¨ªguez de la Borbolla, en la que le explicamos la importancia y urgencia de abordar una nueva pol¨ªtica forestal en Andaluc¨ªa. El Presidente se comprometi¨® a poner en marcha la redacci¨®n y tramitaci¨®n del Plan Forestal, en colaboraci¨®n con las entidades sociales interesadas. Este proceso fue una experiencia in¨¦dita a nivel estatal. Sectores tradicionalmente enfrentados nos pusimos de acuerdo -fueron infinidad de reuniones- en pro de una pol¨ªtica que compatibilizara la conservaci¨®n con el desarrollo socioecon¨®mico de las comarcas rurales, lo que ahora se llama "Desarrollo sostenible". Un proceso participativo que ahora V¨¢zquez Sell intenta ningunear. Sin la participaci¨®n ecologista, no se hubiera gestado, redactado ni aprobado este Plan. Si a alguien hay que reconocer el m¨¦rito de idear y promover este Plan es a Casero, el mismo que V¨¢zquez Sell asegura que tuvo "reticencias". Tras un amplio proceso de debate y participaci¨®n social, el Plan Forestal se aprob¨® por unanimidad del Parlamento andaluz el 15 de noviembre de 1989. Tampoco fuimos ajenos a esta unanimidad, pues Paco Casero y yo terminamos de convencer al PP de la importancia de la aprobaci¨®n del Plan, que era de todos, no del PSOE.
En lo que coincidimos con el ex director del IARA es en el escaso cumplimiento del Plan Forestal. Como con otros tantos planes, se dedic¨® m¨¢s esfuerzo a su publicidad que a su cumplimiento. Los m¨¢s clamorosos incumplimientos se refieren a los tratamientos selv¨ªcolas, las repoblaciones y la adquisici¨®n de terrenos forestales. El d¨¦ficit de inversiones se pod¨ªa elevar en el primer decenio a m¨¢s de 300 millones de euros. Si el objetivo del Plan Forestal era triplicar la superficie forestal p¨²blica, la realidad es que la Junta de Andaluc¨ªa viene renunciando incluso a las ofertas voluntarias de los propietarios; si era duplicar la superficie arbolada, ¨¦sta est¨¢ disminuyendo; si era implicar a la poblaci¨®n en una econom¨ªa agrosilvopastoral moderna y diversificada, la poblaci¨®n rural sigue abandonando el monte. En 1995, de forma unilateral, la Junta modific¨® el Plan Forestal, reduciendo o eliminando los objetivos m¨¢s ambiciosos.
Los incendios forestales del pasado verano han sido una dura advertencia de que algo no funciona en la pol¨ªtica forestal andaluza; es hora de recuperar el esp¨ªritu de cooperaci¨®n con el que se gest¨® y aprob¨® el Plan Forestal, y poner como prioridad en Andaluc¨ªa el conseguir un sector forestal donde el monte sea "vida y trabajo".
Juan Clavero Salvador es coordinador de Ecologistas en Acci¨®n- Andaluc¨ªa
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