Como un cicl¨®n
Taciturno, al andar renqueante, McCoy Tyner pasa de largo ante el halago; se esconde al aplauso. Sus argumentos se los guarda para lo que mejor sabe hacer: tocar el piano. Es posar sus dedos sobre el teclado y, al instante, resurgir convertido en un coloso capaz de convocar al S¨¦ptimo de Caballer¨ªa a la carga. McCoy Tyner tiene una sinf¨®nica entera en su piano.
Todo en ¨¦l es intensidad. Una balada, en sus manos, puede convertirse en una experiencia agotadora. Es bien sabido que el m¨ªtico pianista del cuarteto de John Coltrane se rige por sus propias leyes: sus solos no se sabe muy bien cu¨¢ndo empiezan y cu¨¢ndo acaban. L¨ªrico siempre, abrumador, a veces, la suya es una de las ¨²ltimas voces perfectamente personales que le quedan al jazz.
Jos¨¦ Antonio Ramos & Polo Ort¨ª / McCoy Tyner Tr¨ªo
Jos¨¦ Antonio Ramos, timple; Polo Ort¨ª, piano. McCoy Tyner, piano; George Mraz, contrabajo; Eric Harland, bater¨ªa.Centro Cultural de la Villa, Madrid. 24 de octubre.
Por si no se bastaba por s¨ª mismo, el m¨²sico de Filadelfia se trajo a Madrid a un baterista dispuesto a comerse el mundo a cada baquetazo, el tal Eric Harland; y a George Mraz, maestro de contrabajistas, con aspecto de profesor de instituto de ense?anza secundaria y un sonido primoroso. El repertorio fue el mismo que, en mayor o menor medida, viene repitiendo de un tiempo a esta parte, entre las composiciones propias y los habituales homenajes a Duke Ellington y a John Coltrane (Mr. PC), con apenas alguna espor¨¢dica menci¨®n a su ¨²ltimo y excelente disco, Illuminations.
En su recital madrile?o, McCoy Tyner se mostr¨® generoso en todo, menos en su tiempo: apenas 55 minutos de m¨²sica m¨¢s dos bises parecen poca cosa para un p¨²blico numeroso que desafi¨® la modorra dominguera para rendirle tributo.
Algo que no puede aplicarse a quienes le antecedieron sobre el escenario. Polo Ort¨ª y Jos¨¦ Antonio Ramos s¨ª que supieron aprovechar el tiempo que les otorg¨® la organizaci¨®n: los canarios tocaron su disco Para timple y piano enterito y a¨²n les dio tiempo para alguna otra pieza. El d¨²o tiene su punto de morbo en la presencia del segundo, uno de los contados ejecutantes en jazz del timple, la min¨²scula guitarra canaria.
Pronto queda claro que Jos¨¦ Antonio Ramos puede con lo que se le ponga por delante, ya sea un flamante piano de gran cola Steinway & Sons; ya sea, como la noche del domingo, un jazzista tan sobrado como Polo Ort¨ª.
La extra?a pareja interpret¨® piezas propias basadas en el folclor isle?o y alg¨²n que otro est¨¢ndar adem¨¢s de un villancico de la tierra algo tempranero. Ser¨¢ por el consabido adelanto horario de las islas.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.