Armisticio gallego

El Congreso del PP gallego concluy¨® con la decisi¨®n un¨¢nime de respaldar a Manuel Fraga para un quinto mandato a la presidencia de la Xunta en los comicios regionales de oto?o de 2005. Fraga, a punto de cumplir 82 a?os, tiene una salud cada vez m¨¢s precaria. La unanimidad del Congreso en torno a su figura no consigue, sin embargo, ocultar las profundas fisuras entre la facci¨®n del clientelismo rural (Cui?a y Baltar) y los que buscan una evoluci¨®n hacia un partido m¨¢s liberal y moderno (N¨²?ez Feijoo, Barreiro y Palmou), con el apoyo del presidente nacional del PP, Mariano Rajoy. Y don Manuel, en medio de todo, aturdido, en una funci¨®n de mu?idor de un acuerdo que parece insostenible a medio plazo, pese a que su candidatura a la presidencia -en principio, no cuestionada- y la composici¨®n de la nueva direcci¨®n recibieron en este congreso un aplastante apoyo de m¨¢s del 95% de compromisarios.

Ese refrendo m¨¢s parece un armisticio que una paz duradera. De entrada, porque nadie asegura que Fraga est¨¦ en buenas condiciones f¨ªsicas de aqu¨ª a un a?o. Y de salida, porque Rajoy ha dejado muy claro que el sucesor de Fraga no saldr¨¢ de un congreso regional extraordinario, sino a propuesta de la direcci¨®n nacional. Baltar, presidente del PP de Ourense, que hace un mes amenaz¨® con provocar un cisma, sostiene que los estatutos internos del partido amparan la designaci¨®n del sucesor en un congreso extraordinario y ayer mismo envi¨® a Rajoy el recado p¨²blico de que no aceptar¨¢ una elecci¨®n a dedo. Para a?adir confusi¨®n al caso, el secretario general, ?ngel Acebes, abund¨® en que es una competencia del comit¨¦ electoral nacional, mientras Fraga sosten¨ªa lo contrario.

Por el momento, aun cuando resulte parad¨®jico dada su avanzada edad y precaria salud, el PP gallego ve en Fraga su ¨²nica garant¨ªa de victoria en los comicios de 2005. Con ¨¦l, el partido volvi¨® a ser la formaci¨®n m¨¢s votada en las generales de marzo y en las europeas de junio, pese al desgaste causado por el Prestige y el impacto de la victoria de los socialistas. Sin ¨¦l, los populares gallegos s¨®lo atisban incertidumbre. Con todo, el PP de Galicia tendr¨¢ que afrontar m¨¢s pronto que tarde una correcci¨®n de rumbo que exige poner coto al rancio caciquismo de los barones provinciales. En el mejor de los casos puede acallar la crisis hasta despu¨¦s de los comicios, pero todo apunta a que tarde o temprano la sucesi¨®n de Fraga provocar¨¢ un estallido interno. Una situaci¨®n de la que podr¨ªan aprovecharse el PSOE y el Bloque Nacionalista Galego (BNG) para poner t¨¦rmino a la larga hegemon¨ªa del PP en Galicia.