Sobre el escudo de Arag¨®n

El escudo que ilustra las barras de Arag¨®n est¨¢ bajo cr¨ªtica. En uno de los campos aparecen las cabezas de cuatro moros, con lo que se conmemora la conquista de Huesca por los cristianos. Una comunidad isl¨¢mica ha pedido que se modifiquen escudo y bandera para promover las buenas relaciones entre islam y cristiandad.

Pero el talante abierto no es m¨¢s que pose de bautizo si no se reconoce el pasado, con sus glorias y sus penas. Arag¨®n, como casi todos los pueblos de la mitad norte de la Pen¨ªnsula, se hizo con y contra el moro, cometi¨¦ndose en ello muchos errores, y cerrando durante siglos puertas que la historia volv¨ªa a abrir, machacona, hasta nuestros d¨ªas.

Pero, para crear el buen talante interconfesional que tanta falta hace, no conviene borrar al moro ni a sus cabezas. Hay que dejarlas donde est¨¢n, para que las excursiones de los colegios pregunten que por qu¨¦, y para decirles a los preguntones la raz¨®n, y que ellos saquen conclusiones, y que aprendan de su pasado, de lo bueno y de lo malo.

Claro que es mucho m¨¢s f¨¢cil inventarse medievos que sean mitad Eurodisney mitad Arcipreste de Hita, y hacer museos a la cohabitaci¨®n tolerante.

Pero olvidar el abuso, el crimen y la intolerancia que nuestro pasado (como cualquier otro) ejerci¨® no ser¨ªa m¨¢s que una operaci¨®n in¨²til de cirug¨ªa est¨¦tico-hist¨®rica que s¨®lo agradar¨ªa a los que se preocupan m¨¢s por la imagen de una sociedad que por su verdadera fibra cultural y moral.