El actor secundario se reivindica
Unas jornadas abordan en Valencia las posibilidades terap¨¦uticas del ARN, una mol¨¦cula marginada por el '¨¦xito' del ADN
La mol¨¦cula de ARN (¨¢cido ribonucleico) ha vivido durante los ¨²ltimos a?os bajo el s¨ªndrome Salieri. Este compositor italiano del siglo XVIII tuvo la mala pata de coincidir en tiempo con uno de los grandes prodigios de la m¨²sica, Wolfgang Amadeus Mozart, a cuya sombra vivi¨®. Sin llegar a los extremos que atribuye la leyenda al compositor italiano, que le achaca el asesinato del m¨²sico nacido en Salzburgo, en gen¨¦tica ha pasado algo parecido. La condici¨®n indiscutible de estrella del ADN (¨¢cido desoxirribonucleico) ha hecho que la doble h¨¦lice se llevara todos los aplausos y dejara a la sombra de los focos al ARN. Desde su descubrimiento, en 1953, hasta ahora, pasando por la elaboraci¨®n del mapa del ADN humano, en 2003, el c¨®digo gen¨¦tico a partir del cual se reproducen los seres vivos -de bacterias a humanos- se ha llevado todos los titulares.
La posibilidad de aprovechar su capacidad de silenciar genes centr¨® las sesiones
Sin embargo, en los ¨²ltimos a?os el ARN se ha ido abriendo un hueco y reclama su papel, aunque sea de personaje secundario; eso s¨ª, muy notable. Esta mol¨¦cula, conocida desde hace unas tres d¨¦cadas, es el intermediario entre el ADN y las prote¨ªnas. Un gen no es m¨¢s que un tramo de ADN con las instrucciones precisas para crear una prote¨ªna, por ejemplo, la hemoglobina de la sangre. Para ello, es necesario que participen tres tipos de ARN -de transferencia, el ribos¨®mico y el mensajero- encargados de hacer de correo de la informaci¨®n gen¨¦tica y poner en marcha los mecanismos de producci¨®n de las prote¨ªnas. A estos tres tipos se sum¨® el ARN de interferencia, descubierto hace unos 15 a?os. Fue "fruto de la causalidad" explica Elena Bendala-Tufanisco, de la Fundaci¨®n Valenciana de Estudios Avanzados, entidad que participa en las jornadas sobre este tipo de ARN celebradas en Valencia. "Se estaba tratando de lograr unas petunias moradas de un tono muy intenso para lo cual se cruzaron dos plantas moradas; la sorpresa fue que de la uni¨®n salieron blancas o moradas con mancas blancas, pero no del tono esperado". Los investigadores descubrieron la existencia de una mol¨¦cula que bloqueaba la expresi¨®n gen¨¦tica cuando hab¨ªa un exceso de genes: el ARN de interferencia.
Su capacidad de silenciar genes y la posibilidad de aprovechar esta facultad en aplicaciones terap¨¦uticas fue el motivo del encuentro que ayer se clausur¨®. Una de las v¨ªas de investigaci¨®n abiertas est¨¢ centrada en tratar de comunicarse con el ARN de interferencia de tal forma que se pueda emplear a voluntad para impedir la replicaci¨®n de virus responsables de enfermedades como el de la hepatitis C o el Sida, frente a los cuales, las opciones terap¨¦uticas son a¨²n limitadas. Otro de los campos de trabajo es la lucha contra el c¨¢ncer. En este caso, se tratar¨ªa de conseguir bloquear el gen causante del tumor hasta conseguir que las c¨¦lulas dejen de replicarse o incluso que mueran sin afectar a las sanas. Tambi¨¦n se estudia emplear la mol¨¦cula, pero por pasiva. Se desconocen las propiedades antitumorales de muchos genes, pero empleando el ARN de interferencia se pueden bloquear genes e identificar lo que sucede. Si al silenciarlos proliferan los tumores, se habr¨¢ localizado los agentes anticancer¨ªgenos y se habr¨¢ abierto la puerta a futuros f¨¢rmacos basados en esta prote¨ªna protectora, e incluso potenciar su producci¨®n en el cuerpo. De momento, se trata de ciencia ficci¨®n: "Es una t¨¦cnica a¨²n muy reciente, puede tardar a?os en dar resultados", apuntaba ayer Bendala-Tufanisco. En todo caso, el ARN habr¨¢ reivindicado su papel.
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