?Un negro en la Casa Blanca?
El previsible senador Obama es la nueva estrella ascendente dem¨®crata
Abraham Lincoln lo hubiera celebrado. En Illinois, el Estado donde naci¨® el presidente que acab¨® con la esclavitud en EE UU, ambos candidatos en las elecciones para el Senado son negros. Uno de ellos, Barack Obama, que con toda seguridad vencer¨¢ la semana que viene, es la nueva estrella del firmamento pol¨ªtico norteamericano. Dem¨®crata de origen africano, Obama parece poseer las cualidades necesarias -carisma, inteligencia, coraje, principios claros- para un d¨ªa dar el salto del Capitolio a la Casa Blanca.
Un debate televisivo retransmitido en directo en Illinois esta semana entre Obama y su rival republicano, el veterano Alan Keyes, sirvi¨® para demostrar que pese al espect¨¢culo que se est¨¢ montando en la carrera presidencial hay pol¨ªticos de clase y calibre en la pol¨ªtica norteamericana. Quiz¨¢ el hecho de que los sondeos colocan a Obama tan por delante de Keyes contribuye a que no existan motivos para actuar con mezquindad, para rebajarse a lanzar ataques. Pero aunque Keyes insisti¨® en defender posiciones que en Europa ser¨ªan consideradas extremas ("la adopci¨®n en las parejas homosexuales lleva los ni?os al incesto"), siempre se expres¨® con una lucidez y elocuencia que el candidato presidencial de su partido, el Republicano, envidiar¨ªa. Obama, cuyo discurso en la Convenci¨®n Dem¨®crata lo lanz¨® a la fama nacional, supo maniobrar con la debida agilidad en el terreno de la moral sexual, pero cuando m¨¢s se distingui¨® fue al hablar sobre los problemas de la pol¨ªtica exterior de su pa¨ªs. La ¨²nica experiencia pol¨ªtica de Obama, que tiene 42 a?os, ha sido en la legislatura estatal, donde actualmente ocupa el puesto de senador. Pero demostr¨® sus condiciones para ascender al Congreso en Washington, donde ser¨ªa s¨®lo el tercer senador negro de la historia, al hablar sobre Irak y los problemas en Oriente Pr¨®ximo.
Cuenta con apoyos en las comunidades blancas y pudientes de Illinois y en las negras y pobres
Keyes articul¨® la posici¨®n del presidente Bush sobre la guerra en Irak: que fue necesaria para defender a EE UU y que habr¨¢ dificultades, pero en general todo va bien. Obama respondi¨® a Keyes con m¨¢s soltura y contundencia de la que Kerry demostr¨® con Bush por la sencilla raz¨®n de que se opuso claramente a la guerra desde un principio. Ya lo hab¨ªa dicho hace dos a?os: "No estoy en contra de todas las guerras. Estoy en contra de las guerras est¨²pidas." Ir a la guerra en Irak ser¨ªa "imprudente"; "ser¨ªa una guerra basada no en la raz¨®n, sino en la emoci¨®n; no en el principio, sino en la pol¨ªtica".
En el debate con Keyes acept¨® que ahora que las tropas est¨¢n en Irak no hay m¨¢s remedio que dejarlas ah¨ª hasta que la situaci¨®n se estabilice. Y para que esto se logre no s¨®lo es necesario reconstruir las alianzas internacionales que el presidente Bush ha roto. "Empujar para resolver el problema entre israel¨ªes y palestinos ayudar¨ªa a diluir el sentimiento anti-israel¨ª y anti-americano en el mundo ¨¢rabe y contribuir¨ªa en la guerra contra el terrorismo", dijo Obama.
Para triunfar en las m¨¢s altas esferas de la pol¨ªtica norteamericana, la presentaci¨®n es tan importante como las ideas, o tal vez m¨¢s. Y fue en este aspecto donde Obama no s¨®lo derrot¨® -o, m¨¢s bien, aplast¨®- a los otros seis aspirantes que se presentaron a la candidatura dem¨®crata al puesto de senador para Illinois.
Obama, cuyo abuelo fue un campesino keniano, es un hombre delgado, alto y con cara de ni?o. Pero tiene una voz profunda y clara como el cristal. Habla un ingl¨¦s americano impecablemente modulado. Se cri¨® en Hawaii, donde la cultura afroamericana apenas existe. Y su madre era blanca. (El abuelo materno de Obama combati¨® en la II Guerra Mundial bajo ¨®rdenes del legendario general Patton). En un pa¨ªs en el que las diferencias raciales definen las diferencias culturales, Obama es un pol¨ªtico que no amenaza a nadie, y ofrece algo para todos. Cuenta con un enorme apoyo tanto en las comunidades blancas y pudientes de Illinois como en las negras y pobres, lo cual explica porque todo indica que en las elecciones de la semana que viene va a hacer lo que hubiera parecido imposible antes de lanzar su candidatura: ganar un esca?o en el Senado para su partido.
Si no pierde la cabeza, si mantiene esa calma sideral que lo caracteriza, har¨¢ algo que el mismo Lincoln no hubiera cre¨ªdo posible: se convertir¨¢ en el primer presidente negro de EE UU.
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