?En qui¨¦n conf¨ªan los espa?oles?
El tiempo, el bienestar econ¨®mico y el rodaje democr¨¢tico han cambiado la faz de Espa?a. Hasta el punto de subvertir y trastocar escalas de valores y conceptos at¨¢vicos. Europa ha atra¨ªdo como un poderoso im¨¢n a este pa¨ªs de an¨¢rquicos horarios e ins¨®litas tradiciones, ha ido limando las aristas de una sociedad desconfiada que respira ya claramente la atm¨®sfera comunitaria. Una sociedad que ha pasado de temer a la Polic¨ªa, a depositar su confianza en ella, y a mirar al Ej¨¦rcito con menos prejuicios. Ser¨¢n los tiempos de incertidumbre que vivimos que inclinan a los ciudadanos a valorar el orden por encima de todo, porque encuestas recientes, como el Latinobar¨®metro VII del Centro de Investigaciones Sociol¨®gicas (CIS), muestran a la Polic¨ªa como la m¨¢s valorada de las instituciones, mientras pierden puntos la Iglesia y los sindicatos.
La alta valoraci¨®n que los ciudadanos conceden al Ej¨¦rcito y las fuerzas de seguridad puede explicarse por los tiempos que vivimos, en los que se premia el orden y la seguridad
Pero, ?son reconducibles a un solo retrato-robot de ciudadano espa?ol las opiniones de 2.500 personas, por muy ponderada que sea la muestra elegida? ?Existe esa opini¨®n p¨²blica o es fruto de una interpretaci¨®n que se moldea y se encarrila a trav¨¦s de las preguntas concretas de un sondeo? Son algunos interrogantes que plantean los resultados de esta encuesta que dibujan un retrato de este pa¨ªs en el que algunas instituciones no quieren verse, mientras otras estar¨ªan dispuestas a enmarcarlo.
Ante nuestros ojos se presenta una Espa?a econ¨®micamente satisfecha, en la que m¨¢s del 80% de los ciudadanos es due?o de su propia casa. Una sociedad, a veces incongruente (son mayor¨ªa los que ven televisi¨®n, aunque desconf¨ªan de ella); otras, radical (a la hora de retirar su estima a la Iglesia y a los sindicatos), y hasta esc¨¦ptica, en su desapego por la pol¨ªtica (un 63,2% est¨¢ poco o nada interesado en el tema). Aunque aplaude con satisfacci¨®n la democracia.
Pero, en todo caso, advierten en el CIS, el Latinobar¨®metro es una encuesta especial que se realiza desde 1996 y responde a los deseos de los pa¨ªses latinoamericanos de contrastar su situaci¨®n con la de alguna naci¨®n europea. Espa?a fue la elegida. Y el contraste es enorme. La Iglesia reina en Am¨¦rica, y en algunos pa¨ªses, como la Rep¨²blica Dominicana, es la instituci¨®n m¨¢s valorada, cuando en Espa?a est¨¢ entre las que menos confianza inspira. Mientras al otro lado del charco mucha gente apoya sin vacilaciones los sistemas autoritarios frente a la democracia, escarmentada por experiencias nefastas de los ¨²ltimos a?os, los espa?oles se declaran muy satisfechos con este sistema.
La senda europea
Fernando Vallesp¨ªn, presidente del CIS, resalta una cosa por encima de todas: "La confianza en las instituciones es muy parecida a la que se ve en Europa". Un camino no tan alejado del que siguen los estadounidenses. "En las encuestas estadounidenses la instituci¨®n m¨¢s valorada es el Ej¨¦rcito, seguida por el Tribunal Supremo y por la Reserva Federal
[equivalente al Banco de Espa?a]. Curiosamente, son instituciones no elegidas por el voto de la gente. En Europa, es la Polic¨ªa la que despierta m¨¢s confianza. Lo que se ve detr¨¢s de esto es el momento que vivimos, en el que priman seguridad y orden".
Los resultados marcan, desde luego, una total homologaci¨®n con Europa. Tan clara que Francisco Aldecoa, decano de la Facultad de Pol¨ªticas y Sociolog¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid, no duda en considerar que los ciudadanos van en esto por delante de los pol¨ªticos. "Los espa?oles creen en Europa y por eso se quejan de que no se les informe", dice refiri¨¦ndose al elevado porcentaje -un 70%- que se considera poco o nada informado sobre la UE, la potencia m¨¢s valorada por los entrevistados.
"Claramente, los encuestados tienen una intuici¨®n del papel de Europa en el mundo, m¨¢s incluso que de Espa?a. Frente a los pol¨ªticos espa?oles, que entienden y han entendido Europa como una realidad estrictamente econ¨®mica al servicio de nuestros intereses y nuestro desarrollo, los ciudadanos espa?oles la entienden en clave de valores como democracia, paz o solidaridad", a?ade Aldecoa.
Podemos estar, no obstante, ante un entusiasmo coyuntural, porque las encuestas reflejan estados de opini¨®n transitorios. "Aun as¨ª, marcan una tendencia que se va consolidando", dice V¨ªctor Garc¨ªa Hidalgo, director general de la Polic¨ªa desde hace unos pocos meses. Y esa tendencia se?ala una progresiva asunci¨®n por parte de la gente de que la Polic¨ªa est¨¢ a su servicio. "Por eso la premian en las encuestas con una buena puntuaci¨®n", opina. Un 19% conf¨ªa mucho, y un 44,8% algo, en los Cuerpos de Seguridad del Estado. Y eso, recalca el nuevo director general, "pese a que la imagen del cuerpo ha quedado algo maltrecha por las disputas que se han producido en torno al 11-M". Pero no parece que los ciudadanos lo hayan tomado en cuenta. Al contrario. "Recibo a diario multitud de cartas de gente que me escribe para agradecerme los servicios prestados por la Polic¨ªa", dice Garc¨ªa Hidalgo. En este cambio de imagen influye "la progresiva elevaci¨®n de la preparaci¨®n profesional de la polic¨ªa nacional". De aquellos grises perseguidores de estudiantes que conoci¨® Garc¨ªa Hidalgo en sus tiempos de alumno de Ciencias Pol¨ªticas en Madrid, no queda ya ni el recuerdo.
La encuesta ha despertado menos entusiasmo en los consejos de administraci¨®n de las distintas televisiones, que han preferido pasar p¨¢gina y tirarlo con cuidado a la papelera. Aunque Juan Menor, director de TVE, no elude la autocr¨ªtica. "En el fondo nos lo merecemos. La televisi¨®n es un medio m¨¢s superficial, m¨¢s tramposo; la imagen te permite un acceso a la informaci¨®n m¨¢s directo y m¨¢s f¨¢cil, pero m¨¢s enga?oso y manipulable tambi¨¦n". Otros, como Jorge del Corral, presidente de la Uni¨®n de Televisiones Comerciales Asociadas, critican, en cambio, el planteamiento de la encuesta: "Meter a la televisi¨®n entre instituciones como el Ej¨¦rcito o los bancos no tiene ning¨²n sentido. No cabe sacar ni consecuencias ni conclusiones".
En realidad, la opini¨®n negativa hacia la televisi¨®n es extrapolable a la mayor¨ªa de los medios de comunicaci¨®n, si nos atenemos al bar¨®metro de julio. Y aqu¨ª, una vez m¨¢s, los especialistas reconocen que hay que afinar mucho en las interpretaciones. A veces ni siquiera el entrevistado entiende las preguntas del entrevistador. Y dar con el lenguaje adecuado es uno de los grandes retos de los sondeos en Espa?a, con un nivel medio de educaci¨®n todav¨ªa bajo. Apenas el 30% de los que respondieron al Latinobar¨®metro ten¨ªan estudios superiores.
Una Iglesia marginal
Hay quien piensa que puede haber sido precisamente un problema de lenguaje el que ha relegado a la Iglesia a posiciones marginales. Una instituci¨®n en otro tiempo s¨®lida, s¨®lo inspira hoy mucha confianza al 10,5% de los entrevistados. El sondeo de septiembre apunta un dato todav¨ªa m¨¢s negativo, ya que el 30,3% de los interrogados declara no tener "ninguna" confianza en la Iglesia, un resultado que s¨®lo empeora la televisi¨®n (no tiene ninguna confianza en ella el 31,8% de la muestra). Pero hay sondeos para todos los gustos, y no es casual que las instituciones, por as¨ª decir, perjudicadas por el Latinobar¨®metro, se defiendan echando mano de otras encuestas que proyectan sobre ellas una luz m¨¢s favorecedora.
"Me producen enorme extra?eza estos datos", dice consternado el padre Jos¨¦ Oltra, secretario general adjunto de la Confederaci¨®n de Religiosos Espa?oles (Confer), que habla exclusivamente en su nombre (la Conferencia Episcopal ha eludido responder a este peri¨®dico). Oltra echa mano de otra encuesta realizada en 1999 entre 1.500 j¨®venes en contacto con la vida religiosa, mayoritariamente favorable a esta instituci¨®n.
"Es cierto que disminuyen los j¨®venes practicantes, pero los sentimientos hacia la Iglesia de nuestro sondeo eran buenos o indiferentes. Yo veo que la gente que se beneficia del trabajo social de la Iglesia tiene una visi¨®n muy positiva de ella. Otra cosa es que estemos en una situaci¨®n de crisis vital, en un periodo de purificaci¨®n y de integraci¨®n. Claro que tenemos que estar atentos a las necesidades de la gente y al lenguaje que se habla". Por lo dem¨¢s, la Iglesia no hace otra cosa que servir, dice. "F¨ªjese en los misioneros que van a ?frica y a otros sitios para ser testigos de la fe, no para convertir a nadie".
Dos tercios de los religiosos integrados en Confer son mujeres, porque la Iglesia descansa sustancialmente en las vocaciones y el trabajo femenino. Pero quiz¨¢ podr¨ªa decirse lo mismo de la sociedad laica. Por eso el soci¨®logo Ignacio Sotelo, que sigue la actualidad espa?ola desde Alemania, no duda en considerar que la emancipaci¨®n de las espa?olas ha sido el principal motor de los cambios operados en nuestro pa¨ªs.
"La emancipaci¨®n de la mujer es clave. F¨ªjese que en la Universidad de Zaragoza hay ya m¨¢s profesoras que profesores. Claro, esto ha tra¨ªdo consigo la ca¨ªda de la natalidad y muchas otras cosas. Pero sobre todo es la estructura familiar la que se desmonta, y a partir de ah¨ª se desmonta el tipo de religiosidad tradicional". En Espa?a faltan, adem¨¢s, vocaciones, recuerda Sotelo, y la edad media de los religiosos est¨¢ en 60 a?os. "Los jesuitas, por ejemplo, est¨¢n desapareciendo". Otro tanto ocurre entre cl¨¦rigos diocesanos.
A juicio de este soci¨®logo, una tercera causa en este declive de la Iglesia est¨¢ en que "el nacionalcatolicismo provoc¨® con su f¨¦rreo control un fen¨®meno de descatolizaci¨®n entre la gente de mi generaci¨®n. Esa frase de 'Espa?a ya no es cat¨®lica' no era cierta en los a?os treinta, hoy es verdad. Esto es el principio del final, llegaremos al punto de que los pa¨ªses menos religiosos sean los m¨¢s cat¨®licos (Espa?a, Italia), y los menos cat¨®licos los m¨¢s religiosos (como los pa¨ªses n¨®rdicos). Pero a la jerarqu¨ªa lo que le interesa es el catolicismo sociol¨®gico ignorante y formal que tenemos en Espa?a. Para la Iglesia, el creyente, el santo, han sido siempre el verdadero problema".
No es la cat¨®lica la ¨²nica fe que se tambalea. A tenor de las encuestas, otra instituci¨®n que goz¨® en su d¨ªa de un respeto casi religioso, los sindicatos, est¨¢ en horas muy bajas. S¨®lo un 4,1% de los entrevistados en el Latinobar¨®metro VII declara tener mucha confianza en las centrales obreras. Mientras los que tienen poca o ninguna confianza en ellas suma, respectivamente, el 35,9% y el 21,8%.
Son datos que no han hecho mella en el ¨¢nimo de Comisiones Obreras, el ¨²nico de los dos grandes sindicatos que se ha prestado a abordar la cuesti¨®n. Y es que, a juicio de Fernando Lezcano, director de comunicaci¨®n de CC OO, la encuesta del CIS abarca un escenario demasiado grande. "Porque una encuesta que se dirige a un universo absolutamente amplio e indistinto, sirve para aquellas instituciones que se dirigen al mismo universo poblacional, como puede ser el caso de la televisi¨®n y de la Iglesia. Pero en el caso de los sindicatos, cuyo ¨¢mbito de actuaci¨®n se circunscribe a la poblaci¨®n asalariada, es poco riguroso. Nos puede interesar lo que opine un ama de casa o un estudiante sobre nosotros, pero nos interesa mucho m¨¢s lo que dice una mujer trabajadora de una f¨¢brica".
Y por mucho que diga el CIS, los sindicatos no est¨¢n de capa ca¨ªda, sino en expansi¨®n, dice Lezcano. Con m¨¢s de un mill¨®n de afiliados y en crecimiento sostenido. "En los ¨²ltimos cuatro a?os hemos crecido en 250.000 afiliados. Por tanto, yo creo que hemos ganado en fuerza, en capacidad representativa, a la luz de los datos de las ¨²ltimas elecciones sindicales, y en capacidad de organizaci¨®n. Al tener m¨¢s afiliados, tenemos mayor poder contractual porque negociamos m¨¢s convenios y hemos ganado presencia institucional, de manera que se nota tanto nuestra ausencia como nuestra participaci¨®n".
El empleo precario, sin afiliar
Algo enturbia, no obstante, este id¨ªlico panorama. La alta tasa de temporalidad laboral en Espa?a (m¨¢s del 31%), y las continuas reconversiones y prejubilaciones que se vienen haciendo, no favorecen la afiliaci¨®n sindical, apunta Lezcano. "Pero no puedo decir que estemos especialmente preocupados por los resultados de la encuesta". Los que realmente se llevan "un palo" en la encuesta del CIS, comenta Lezcano, son instituciones generalistas como la Iglesia o los bancos. En el Vaticano y en las c¨²pulas bancarias s¨ª deber¨ªan reflexionar a fondo sobre lo que est¨¢ ocurriendo, piensa ¨¦l. Lo que no deja de ser un consuelo.
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