De la ESO al matrimonio
En octubre del a?o 2003, seis chicas que iniciaban la Ense?anza Secundaria Obligatoria (ESO) en un instituto del distrito de Hortaleza (Madrid) posaron juntas en una fotograf¨ªa. La imagen, tomada a las puertas del Instituto de la Mujer, donde se celebraba entonces un debate sobre j¨®venes gitanas, muestra a un grupo de chicas en tejanos que apenas han cruzado el umbral de la adolescencia. Sonr¨ªen, como si quisieran perpetuar un recuerdo com¨²n. Ser¨¢ dif¨ªcil repetir esa foto de nuevo. Cuatro no van pr¨¢cticamente a clase, recuerda la trabajadora social que las reuni¨® al contemplar la foto. Las otras dos, gitanas como las que abandonaron, s¨ª completar¨¢n, seguramente, el ciclo formativo. Entre los 12 y los 14 a?os estas chicas se juegan su futuro. Es en esos a?os cuando los padres optan por el modelo tradicional (marcado por la sobreprotecci¨®n) o la continuaci¨®n de la ense?anza obligatoria. La experiencia de algunos profesores es que de tres ni?as gitanas que inician la ESO, s¨®lo una la acaba. Una proporci¨®n estimativa, ya que hay gitanas integradas que asisten a colegios concertados o privados sin que se las distinga a efectos estad¨ªsticos.
Mientras que la espa?ola media se casa a los 28 a?os y tiene a su primer hijo a los 29, a muchos gitanos no les produce escalofr¨ªos que sus hijas sean madres a los 15
Aunque las familias gitanas suelen ser prol¨ªficas, este aspecto est¨¢ cambiando. En las nuevas generaciones, la media es de 3,5 hijos, tasa superior a la media nacional
De esta estad¨ªstica fatal se ha salvado Juani Vargas, de 15 a?os, y ya en 3? de ESO en el mismo instituto de Hortaleza. Juani, buena estudiante, afirma que lo que tiene en el horizonte "es acabar los estudios". Casarse y formar una familia tambi¨¦n le ronda la cabeza, "pero queda m¨¢s lejos". Juani tiene 11 hermanos y se ha criado con una familia paya. Pero esta circunstancia no ha sido determinante en sus estudios. Mantiene una relaci¨®n habitual con su familia biol¨®gica, y si hace unos a?os se aproxim¨® m¨¢s a sus ra¨ªces gitanas, ahora busca el equilibrio entre ambas culturas. En su instituto hay otras dos chicas, Esther y Sara, que viven con sus respectivas familias gitanas y asisten con regularidad a clase. Por ahora, una minor¨ªa.
Si se aguanta en la ESO, llegar al bachillerato o a la formaci¨®n profesional es m¨¢s f¨¢cil. Una tendencia que crece en las grandes ciudades y en los gitanos de clase media, seg¨²n la antrop¨®loga Carmen M¨¦ndez. La escolarizaci¨®n de ni?os de seis a?os supera el 94%, pero un estudio de la Universidad Jaime I, en Castell¨®n, se?ala que el 70% de la poblaci¨®n gitana no asiste al colegio con normalidad, y el 28% cae en el absentismo. Estos porcentajes se disparan en la ESO, con la gran deserci¨®n: las chicas, para ser pedidas, y los chicos, que aguantan hasta los 15 a?os, para trabajar con sus padres o formar su propia familia.
Adolescentes pedidas
En la tradici¨®n gitana, lo habitual es que el primer y ¨²nico amor desemboque en boda. Antes, el aspirante a novio pide a la chica a sus padres. Los m¨¢s tolerantes preguntan primero a sus hijas; los antiguos acuerdan el compromiso con los padres del muchacho. "Todo est¨¢ evolucionando. La clave est¨¢ en la persona. Yo tengo 22 a?os y siempre he tenido claro que quer¨ªa trabajar. No tengo prisa por casarme. Mi hermana, por el contrario, se cas¨® a los 18", afirma Teresa Molina, una sevillana diplomada en Relaciones Laborales. A Molina le han invitado a bodas de primas de 14 y 16 a?os. Incluso no hace mucho supo que se casaba una ni?a de 13 a?os. ?Por qu¨¦ tan pronto? "Los padres explicaron que se casaba con un ni?o muy bueno y no quer¨ªan perderlo y arriesgarse a que ella acabara con cualquiera, ya que es muy guapa".
Mientras que la espa?ola media se casa por primera vez a los 28 a?os y tiene a su primer hijo a los 29, a muchos gitanos no les produce escalofr¨ªos que sus hijas sean madres a los 15. Esta precocidad condiciona su vida. Sea para preservar su virginidad o para que ayude en casa, los padres las arrancan del instituto escasamente convencidos de la utilidad de prolongar los estudios en chicas destinadas al matrimonio.
Molina representa un modelo de gitana en expansi¨®n, pero a¨²n poco representativo. Seg¨²n datos de la Fundaci¨®n Jaume Bofill de 2002, el 40% de las gitanas est¨¢n casadas o unidas a los 16 a?os. Al igual que el 14% de los chicos. Molina, al igual que Mar¨ªa del Carmen Filigranas, forma parte de Amuradi (Asociaci¨®n de Mujeres Universitarias Rom¨ªs andaluzas por la defensa de sus intereses) y piensa "integrar perfectamente" su vida profesional y familiar si contrae matrimonio. Aunque reconoce que su hermana, auxiliar de cl¨ªnica, ha tenido que restringir su trabajo al casarse. Molina preferir¨ªa que su marido fuera gitano, pero no excluye a otros candidatos.
Hay matrimonios j¨®venes, sin embargo, que se replantean el futuro de sus hijas m¨¢s all¨¢ de la costumbre. Irene Montoya, joven madre madrile?a de dos ni?as y un ni?o, no quiere cerrar a sus hijos la puerta que a ella tanto le est¨¢ costando volver a abrir: "Quiero que vayan al instituto para que sean algo en la vida, y mi marido quiere lo mismo. Aunque para que no las miren mal, mi marido las traer¨¢ y las llevar¨¢ al instituto para que sean lo que ellas quieran", cuenta en el sitio Nosotros los gitanos, p¨¢gina creada por la Fundaci¨®n Secretariado General Gitano.
"Casarse a los 16 a?os y no tener nada no es un problema para un gitano", afirma la madrile?a Mar¨ªa. O no lo era antiguamente, dada su simplicidad de vida. "Pero ojal¨¢ me dure mi hija en casa", a?ade. Su hija, precisamente, tiene ahora 16 a?os. Hasta hace poco, una buena edad para casarse. Mar¨ªa se cas¨® a los 18, y forma parte de un grupo de familias gitanas asentadas en el ¨¢rea de Puerta de Hierro (Madrid). Viven en casas de ladrillo o en caravanas dentro de un entorno sin urbanizar.
Dos tardes a la semana se re¨²nen en un modesto club social donde unas monitoras de CASM (Centro de Animaci¨®n Sociocultural de Madrid) les ense?an corte y confecci¨®n. En el grupo hay dos madres recientes, Teresa, de 21 a?os, y Covadonga, de 19. Asisten al taller con sus respectivos beb¨¦s dormidos y aseados y acostados pl¨¢cidamente en sus cochecitos. A pesar de su juventud, ambas son ya madres de un peque?o anterior. T¨ªmida, Teresa dice que no quiere que sus hijos se casen a su edad o repitan su vida. Covadonga confiesa que si de ella dependiera no tendr¨ªa ya m¨¢s hijos. Aunque las familias gitanas suelen ser prol¨ªficas, este aspecto est¨¢ cambiando. En las nuevas generaciones la media es de 3,5 hijos por mujer, tasa superior, en todo caso, a la media nacional.
En otro de los costados de Madrid, al final de General Ricardos, el escenario es diferente. Madres de familia o j¨®venes que buscan un empleo asisten a cursos de formaci¨®n cultural y profesional. Viven en pisos y muchas de ellas reciben salarios sociales. No pocas asisten a este curso por ser un requisito para obtener esta ayuda. Algunas est¨¢n en proceso de cambio. Tienen cargas familiares y han sido dejadas, f¨®rmula despectiva y a la vez gr¨¢fica para decir que el marido se ha ido o que est¨¢n separadas. O bien son ellas las que quieren separarse aun teniendo en contra a sus propios padres.
"No merece la pena irte con un chiquillo a una edad en la que tus amigas est¨¢n jugando", dice Mari¨¢ngeles. Tiene 40 a?os y se cas¨® a los 15. "No sabes nada de la vida y de pronto tienes que convivir no ya con tu marido, sino obedecer a tu suegra, a tu cu?ada mayor... Porque t¨² eres la nueva que llega", recuerda M¨®nica, casada a los 17. "Se madura a base de palos", a?ade. "Hay que disfrutar algo m¨¢s de la juventud y no caer en la llamada del amor como una tonta", reflexiona con iron¨ªa Rafaela, casada a los 18. Su amiga Susi, sin embargo, no es tan cr¨ªtica. Se cas¨® a los 15 a?os y lleva ocho conviviendo con su suegra, pero admite que fue su decisi¨®n: "Nos gustamos, me ped¨ª con ¨¦l y nos unimos".
Casarse ya no es la ¨²nica apuesta
EN LOS GITANOS de clase media la convivencia con el clan est¨¢ m¨¢s diluida; pero en las capas populares, la nuera, a veces s¨®lo una ni?a, pasa a depender de la suegra y a secundar sus ¨®rdenes. Parad¨®jicamente, que no sepa llevar una casa no es un obst¨¢culo: as¨ª la suegra la ense?a y la modela a su gusto. Las prefieren as¨ª antes que a las chicas de m¨¢s de 18 a?os, m¨¢s hechas y con costumbres dom¨¦sticas propias. Adaptarse a este entramado dom¨¦stico exige una gran disponibilidad, cautela y autocontrol en j¨®venes que, en el mejor de los casos, s¨®lo tienen el graduado escolar o primaria, y a menudo ni siquiera eso. Maduran muy deprisa, y se hacen madres a unas edades en las que otras parejas tantean la posibilidad de un primer noviazgo. "Lo mejor de casarse pronto es que eres una abuela joven", dice Mar¨ªa. Son mujeres gastadas a los cuarenta, que necesitan que el ciclo comience: que lleguen a su casa chicas j¨®venes a las que formar y en las que descargar las tareas. Pero
seguir este proceso ya no es tan
f¨¢cil: hay disensiones. Muchos de los mitos que sustentan la supuesta bondad de una boda joven se tambalean.
Para empezar, aumentan las madres que quieren preservar a sus hijos varones de un matrimonio temprano y tratan de que no se lancen a pedir a la primera chica que les guste. La ayuda de unas manos femeninas j¨®venes ya no les compensa tanto a cambio de echar sobre los hombros de sus hijos tanta responsabilidad. La lenta fragmentaci¨®n de los clanes en viviendas unifamiliares ayuda, pero lo que est¨¢ cambiando es la mentalidad. "Hay tiempo para todo", aconseja Marina, de 40 a?os, a sus cinco hijos e hijas. Casarse ya no es la ¨²nica apuesta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.