Est¨¢n locos estos catalanes
"Est¨¢n locos estos romanos", dec¨ªan Ast¨¦rix y Ob¨¦lix ante el extra?o comportamiento que para ellos ten¨ªan las legiones del imperio. "Est¨¢n locos estos catalanes", deb¨ªan pensar los oscenses que en la carpa de su plaza de toros ve¨ªan la sucesi¨®n en escena de individuos peculiares y harto extra?os cuyos ¨²nicos puntos en com¨²n eran ser catalanes y estar locos.
Uno, Pau Riba, cantaba descalzo entre el p¨²blico, otro, Genis, del d¨²o Astrud, parec¨ªa la mu?eca Trencitas, con esas coletitas tan monas tras las que osadamente preguntaba qui¨¦n entre los asistentes era homosexual y militar, y el tercero en discordia, Albert Pla, s¨®lo dec¨ªa tacos y su comportamiento har¨ªa parecer equilibrado a Charles Manson. El festival Periferias, punto de encuentro para ideas osadas, era el responsable de que en la noche del viernes muchos oscenses pensasen que los catalanes est¨¢n locos.
Tomado el mundo raro como punto de observaci¨®n para la quinta edici¨®n del festival, nadie m¨¢s raro que Pau Riba. En su caso, el t¨¦rmino raro no es del todo correcto, ya que Pau se asemeja m¨¢s a eso que sin acritud se denomina "colgado". Se qued¨® colgado en alg¨²n momento de su carrera y de ah¨ª pende con sus canciones hermosas expuestas con ayuda de unas proyecciones id¨®neas para explicar en una guarder¨ªa c¨®mo se puede jugar con agua, colorante y dibujos troquelados. Para ni?os bien, para los que r¨ªen con cosas infantiles tambi¨¦n, para los dem¨¢s poco m¨¢s que una broma. Astrud, la iron¨ªa m¨¢s punzante y ponzo?osa del pop catal¨¢n, no fueron recibidos con demasiada extra?eza por el p¨²blico. Gen¨ªs, vestido como siempre, es decir, como queriendo provocar un infarto a sus padres, estuvo menos parlanch¨ªn de lo habitual, dejando que las letras de sus canciones hablasen por ¨¦l. Reforzado por un bajista, el d¨²o no logr¨® sonar compacto y su extrema habilidad para crear melod¨ªas estupendas salv¨® la actuaci¨®n. Bien, eso y la ingeniosa broma-canci¨®n que con aires de Paco Ib¨¢?ez en La mala reputaci¨®n narra la historia del ¨²nico hombre que en Espa?a est¨¢ tras todas las cosas: desde el invento de la melod¨ªa del Cola Cao hasta las cr¨ªticas literarias de la prensa escrita. Surreal. Aun con todo, sigue habiendo mucha distancia entre lo que Astrud podr¨ªan ser y lo que son.
Quien ya se sabe d¨®nde ha llegado es Albert Pla. Estrella de la noche y ¨²nico a quien de verdad hizo caso el p¨²blico, fascinado como una serpiente por la flauta truculenta de su domador. Pla, sobreactuado y vulgar en los arreglos de sus temas, escorados hacia una electr¨®nica chusca de todo a cien, escenific¨® la autoparodia en la que se ha convertido su espect¨¢culo Matacerdos, del que mostr¨® una versi¨®n abreviada. Aparcado el da?o que lleg¨® a provocar con sus actuaciones, lacerantes y desoladoras, Pla ara?a hoy con las u?as melladas. Le resulta suficiente para triunfar. Lo hizo en una noche que en conjunto dio menos de lo que prometi¨®. Probablemente porque en un mundo tan raro como el nuestro ya hace falta m¨¢s que ser algo exc¨¦ntrico para merecer un aplauso sincero y emocionado.
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