La Caixa hace valer sus acciones
El cambio en Repsol YPF abre la puerta a un mayor protagonismo de los accionistas en empresas privatizadas
El plazo de espera ha terminado. La Caixa, principal accionista de Repsol YPF, ha dado un golpe de mano en la petrolera y ha situado en la presidencia a uno de sus hombres, Antonio Brufau. Un deseo largamente expresado, pero no llevado a cabo hasta ahora por el apoyo del Gobierno del PP a Alfonso Cortina. El cambio en Repsol, sin embargo, no supone que el Ejecutivo socialista vaya a intervenir en las empresas privatizadas.
La Caixa pidi¨® en varias ocasiones que aumentara su participaci¨®n en el consejo de Repsol y Cortina no atendi¨® sus peticiones
El golpe de fuerza de La Caixa en Repsol YPF obedece al deseo de la entidad financiera catalana de sustituir a Alfonso Cortina y nombrar un presidente que represente a la propiedad. Este deseo viene de antiguo, pero no se pudo llevar a cabo por razones estrictamente pol¨ªticas. El Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, con Rodrigo Rato en la vicepresidencia econ¨®mica, hubiera rechazado cualquier intento de acrecentar el poder de La Caixa en Repsol o de cambiar al hombre de Rato, Alfonso Cortina. En cambio, el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero entiende que es una opci¨®n empresarial razonable y deseable. La Caixa posee el 12,5% del capital de Repsol, y el BBVA, el 6%.
Existen indicios de que La Caixa expuso su deseo de ocupar la presidencia de Repsol inmediatamente despu¨¦s de las elecciones de marzo; exactamente el d¨ªa 16. Ricardo Fornesa, presidente de La Caixa, y Antoni Brufau, director general y presidente de Gas Natural, recibieron -y aceptaron- la recomendaci¨®n de esperar. Las razones pol¨ªticas eran de peso. No era el momento adecuado, porque pod¨ªa interpretarse como una avidez excesiva por hacer notar el cambio de atm¨®sfera pol¨ªtica y, adem¨¢s, todav¨ªa no se hab¨ªan formado las instancias administrativas que deb¨ªan entender el caso.
Causa abierta
El plazo de espera ha terminado. Desde mediados de octubre La Caixa hizo valer su memorial de agravios o compendio de razones para desplazar a Cortina y ocupar la presidencia de la compa?¨ªa petrolera. Inform¨® de ellas a las instancias pertinentes -presidencia del Gobierno, Ministerio de Econom¨ªa, Ministerio de Industria- y ejecut¨® el cambio sin m¨¢s.
As¨ª que importan las razones pol¨ªticas y empresariales por las cuales La Caixa ha decidido despedir a Cortina. Adem¨¢s del motivo obvio, machaconamente repetido durante esta semana -"La Caixa es el mayor accionista de Repsol YPF, quiere mandar y tiene derecho a hacerlo"-, ese memorial contiene los siguientes argumentos:
- Necesidad urgente de renovar el equipo directivo de Repsol. No tanto la presidencia como algunos altos cargos responsables de ¨¢reas. Cortina se resisti¨® a aceptar esos cambios, seg¨²n la interpretaci¨®n del accionista dominante.
- Car¨¢cter pepero de algunos miembros del equipo de presidentes del grupo.
- La empresa no transmit¨ªa con la debida diligencia las subidas del precio del crudo a los precios finales cobrados a los consumidores. Esta acusaci¨®n evoca los tiempos, quiz¨¢ no del todo olvidados, en los que el Ministerio de Econom¨ªa (de Rato) solicitaba y obten¨ªa retrasos en la repercusi¨®n de los precios del crudo para no perjudicar la evoluci¨®n del IPC.
- El an¨¢lisis estrat¨¦gico empresarial de la compa?¨ªa realizado por el d¨²o Caixa-Gas Natural (LC-GN) considera que la posici¨®n de Repsol en el mapa petrolero mundial es complicada. No resulta demasiado eficiente ni est¨¢ bien colocada -esto es, en los primeros puestos del mercado- en exploraci¨®n, refino o comercializaci¨®n. La compa?¨ªa necesita, siempre seg¨²n La Caixa, una decisi¨®n estrat¨¦gica m¨¢s firme. El principal accionista entiende que las actuaciones de Repsol en Argentina -en resumen, las relaciones con Kirchner- son poco firmes y claras, y esa confusi¨®n lleva a malas relaciones pol¨ªticas y una prima de riesgo (impuestos, tasas) que impiden la rentabilizaci¨®n m¨¢xima de la inversi¨®n en YPF.
Durante meses ha circulado en GN el latiguillo "Repsol necesita enderezarse" porque "los mercados est¨¢n cambiando". Evaluaciones poco precisas, pero que suelen resultar demoledoras, sobre todo si despu¨¦s se encargan informes para confirmarlas. Adem¨¢s, en GN estaban convencidos de que un cambio en la presidencia ser¨ªa bien acogido por analistas y mercados.
De la cuantiosa relaci¨®n de motivos esgrimidos para el despido de Cortina, ¨¦ste parece el m¨¢s d¨¦bil. En t¨¦rminos estrictamente financieros, el beneficio por acci¨®n y la rentabilidad del dividendo ven¨ªan creciendo (modestamente, eso s¨ª) durante los ¨²ltimos a?os (gr¨¢ficos adjuntos). La compa?¨ªa peleaba con una deuda voluminosa, muy pesada desde la operaci¨®n de compra de YPF en Argentina -operaci¨®n, por cierto, poco discutible en t¨¦rminos estrat¨¦gicos, puesto que permiti¨® que Repsol cerrase el ciclo del refino con la producci¨®n de petr¨®leo-, pero el grado de endeudamiento afecta en general a casi todas las empresas energ¨¦ticas. No era una preocupaci¨®n decisiva, porque el programa de reducci¨®n de la deuda era un ¨¦xito hasta el momento.
- Mala relaci¨®n del accionista principal con el equipo de direcci¨®n. ?ste es el apartado de los agravios. En varias ocasiones, La Caixa pidi¨® que se aumentara su participaci¨®n en el consejo de Repsol. S¨®lo ped¨ªan, dicen, un consejero m¨¢s (contaba con un presidente y dos consejeros). Cortina no atendi¨® sus peticiones, aunque eran de estricta justicia. "Se r¨ªen de nosotros", transmitieron LC-GN al Gobierno, en especial al receptivo responsable de Industria, Jos¨¦ Montilla.
Otros agravios son muy conocidos, como el de la OPA (frustrada) sobre Iberdrola. M¨¢s irritaci¨®n, m¨¢s s¨ªndrome de maltrato.
El Gobierno opina
Esta relaci¨®n de malentendidos ha sido reconstituida con las opiniones vertidas por responsables o emisarios de LC-GN ante Solbes y Montilla principalmente. Conste que las quejas no se han limitado a las autoridades de Madrid. Est¨¢n ampliamente extendidas por todos los centros de poder de Catalu?a. Ni la entidad financiera ni la empresa de gas han ocultado su incomodidad en Repsol.
El Gobierno socialista pod¨ªa haber reaccionado con reparos. A efectos de entender la situaci¨®n cabe simplificar diciendo que algunas instancias eran fervientes partidarias de sustituir a Cortina (y a todos los presidentes de las empresas privatizadas) y ¨¦se ser¨ªa el caso de Montilla; otras antepon¨ªan cautelas y prudencias a tal deseo (por ejemplo, presidencia del Gobierno) y otras actuaban como manifiestamente indiferentes (caso del ministerio de Solbes en general). Pero como no era necesario intervenir pol¨ªticamente, sino simplemente aceptar un cambio en la presidencia de una empresa promovido por un accionista, desde la Administraci¨®n simplemente se acept¨® sin m¨¢s la operaci¨®n.
Ahora bien, debe hacerse constar que el nuevo equipo de Industria percibi¨® una imagen no demasiado buena de Alfonso Cortina y su equipo de direcci¨®n. Cuentan que en una de las reuniones con el actual secretario general de la Energ¨ªa, Toni Fern¨¢ndez Segura, los repsoles se extendieron en interminables quejas sobre las terribles circunstancias que perjudicaban el negocio, desde el precio del crudo hasta la competencia de las estaciones de servicio de los hipermercados. Fern¨¦ndez Segura, molesto, acab¨® la reuni¨®n con una advertencia irritada: "Desde este despacho no se hacen las cuentas de resultados de las empresas". Tampoco Montilla recibi¨® mejores percepciones de sus entrevistas con Alfonso Cortina y Ram¨®n Blanco, consejero delegado. Suele suceder que si a la mala percepci¨®n del accionista se une la mala percepci¨®n del Gobierno, las consecuencias sean malas. ?ste fue el caso.
Mapa para privatizadas
Ahora bien, ?cabe deducir del caso de Repsol una pol¨ªtica precisa del Gobierno respecto a las presidencias de las empresas privatizadas? La existencia o no de tal pol¨ªtica ha sido muy debatida, a veces en t¨¦rminos muy confusos. Por ejemplo, interpretando los nombramientos de los presidentes de Hispasat o Red El¨¦ctrica por parte del Gobierno socialista como una intervenci¨®n indeseable, cuando en realidad se trata de empresas p¨²blicas o en las que el Estado es el accionista de referencia. Los criterios con los que actuar¨¢ el Gobierno de Rodr¨ªguez Zapatero en el caso de las empresas privatizadas se resumen en:
- El Gobierno no intervendr¨¢ para sustituir a los presidentes de las empresas privatizadas. Se trata de empresas privadas que est¨¢n fuera de la ¨®rbita de actuaci¨®n del Ejecutivo.
- Deber¨¢n ser los accionistas, es decir, la propiedad, quienes promuevan los cambios en las presidencias si lo desean. Es decir, deber¨¢n arriesgar su dinero y mover los hilos pol¨ªticos adecuados, quiz¨¢ por asociaci¨®n o agrupaci¨®n, para plantear los cambios en la direcci¨®n. En ese caso, el Gobierno no se opondr¨¢ a los movimientos propuestos.
- Las sustituciones caen bajo la responsabilidad de los accionistas. Por lo tanto, la sustituci¨®n se har¨¢ por profesionales o empresarios. Tal criterio excluye que desde el Gobierno se intente colocar en las presidencias o cargos ejecutivos hombres pr¨®ximos al Gobierno o al PSOE.
Estos criterios se han cumplido estrictamente en el caso de Repsol YPF. Un accionista propuso el cambio, el nuevo presidente es un representante de la propiedad y el Gobierno se limit¨® a no oponerse a la operaci¨®n.
El paso siguiente es m¨¢s complejo. La aplicaci¨®n de los criterios para las privatizadas exige que en la empresa exista un accionista de referencia, que sea capaz de incitar el cambio. Una condici¨®n adicional es que la participaci¨®n sea superior al 5% u 8%, seg¨²n est¨¦ de fragmentada la propiedad. En el caso de Repsol YPF exist¨ªa. No est¨¢ claro que esa misma condici¨®n pueda darse hoy en el resto. El mensaje que el Gobierno lanz¨® el mi¨¦rcoles al mercado es que operaciones organizadas por los accionistas ser¨¢n bienvenidas. Y la reacci¨®n del mercado, de acuerdo con interpretaciones oficiales, es que as¨ª se ha entendido, como demuestran las reacciones de alguna de las privatizadas.
Salida pac¨ªfica
Todav¨ªa queda por examinar un ¨²ltimo factor que explica el ¨¦xito de la operaci¨®n. Alfonso Cortina no opuso resistencia. Pudo haberlo hecho, aunque fuese a la desesperada. Quiz¨¢ estaba en consiciones de articular la resistencia de los consejeros independientes, o de pedir ayuda al BBVA. Pero no lo hizo. Seg¨²n algunas versiones, fue ¨¦l quien convenci¨® a los consejeros independientes de que la proposici¨®n de La Caixa era buena para la empresa.
Previamente, Fornesa y Brufau le hab¨ªan informado de que ten¨ªan los votos suficientes en el consejo -con la abstenci¨®n del BBVA- y la aquiescencia del Gobierno. Ofrecieron los catalanes un acuerdo amistoso, que inlu¨ªa la presidencia de la inmobiliaria Colonial y poner el nombre de Alfonso Cortina al Centro de Tecnolog¨ªa de Repsol. As¨ª que no hubo cuesti¨®n. ?Recibi¨® mejor tratamiento ?scar Fanjul?
Hasta que aparezca el Libro Blanco
El nuevo presidente de Repsol YPF, Antoni Brufau, inform¨® apresuradamente el mi¨¦rcoles de que la sustituci¨®n de Alfonso Cortina no implicaba operaciones de concentraci¨®n, como la anunciada de Repsol con Gas Natural. Efectivamente, no habr¨¢ fusiones ni reordenaciones en el mercado energ¨¦tico -el famoso mapa- para no complicar la tarea del Ejecutivo mientras se elabora el no menos famoso Libro Blanco de la energ¨ªa. Libro que promete soluciones para casi todo, desde c¨®mo deber¨¢n formarse los costes de las tarifas el¨¦ctricas hasta el reparto id¨®neo del mercado del gas. El 80% de los impulsos de concentraci¨®n parece que proviene de la hiperactiva Gas Natural y su querencia por los grupos multiutility.
En l¨ªnea similar puede resolverse la cuesti¨®n del cambio del equipo directivo de Repsol YPF. Paciencia, cambios contados y tiempo para que el mentado Brufau asimile perfectamente los problemas de la compa?¨ªa. Requiere una explicaci¨®n particular la posici¨®n de Repsol YPF en Argentina, donde espera N¨¦stor Kirchner con la zanahoria y el palo.
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