?Contra Bush o con Kerry?
Desde Europa, la pregunta no puede versar sobre el voto, pues nuestra capacidad de influencia como europeos sobre estas elecciones con repercusiones globales es nula. Se refiere a si Europa vivir¨¢ o se har¨¢ mejor con Kerry o contra Bush en la presidencia de EE UU en los pr¨®ximos cuatro a?os. En principio, todo lleva a pensar que la vida para los europeos ser¨¢ m¨¢s f¨¢cil con Kerry, pese a que hay una ausencia bastante notable en todo su discurso en la campa?a: ha hablado de multilateralismo, pero muy poco o nada de derecho internacional.
Contra Bush y a causa de Irak, la Uni¨®n Europea se ha dividido. Pero a la vez, mientras se produc¨ªa esta divisi¨®n, ha avanzado bastante y discretamente la pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n. Los cinco a?os transcurridos desde el lanzamiento de la PESD, bien analizados en La pol¨ªtica de seguridad y de defensa de la UE (Instituto de Seguridad de la UE), dejan a las claras los avances logrados, aunque resulten a¨²n insuficientes. Pese a las diferencias sobre Irak, los elementos de esta pol¨ªtica se han ido poniendo sobre la mesa: cuerpos de combate, una doctrina de seguridad o los primeros pasos hacia un Servicio Exterior Com¨²n, entre otros. Una victoria de Bush podr¨ªa servir de acicate para que los europeos, por lo menos algunos, se convencieran de la necesidad de buscar (y pagar) su autonom¨ªa militar para poder actuar por su cuenta si es necesario y evitar verse arrastrados a crisis que no quieren.
Tras Irak, puede llegar Ir¨¢n, cuyo r¨¦gimen no quiere dar su brazo a torcer en su programa nuclear frente a la diplomacia preventiva de Londres, Par¨ªs y Berl¨ªn. Sus centros, pese a estar diseminados, podr¨ªan ser blanco de bombardeo (no de invasi¨®n) por parte de Israel (y/o de EE UU) en un horizonte nada alejado en el tiempo. Sea quien sea quien est¨¦ entonces en la Casa Blanca, ser¨ªa otro mazazo contra Europa. Aunque el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s iran¨ªes lo haya matizado despu¨¦s, Hasan Rowhani, jefe del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Ir¨¢n, se ha declarado contrario a una victoria de Kerry, pues, seg¨²n dijo, Ir¨¢n "tiene una historia de preferir republicanos a dem¨®cratas". El que no tiene dudas, y s¨ª influencia en los electores estadounidenses, es Bin Laden, pero quiz¨¢s no tanto por su medida reaparici¨®n, sino por su mera existencia. En otras manifestaciones en su galaxia, Al Qaeda ha manifestado su preferencia por Bush, es decir, para seguir contra Bush.
Contra Bush podr¨ªa ser m¨¢s f¨¢cil que los electorados europeos aprobaran en los pa¨ªses donde se haga por refer¨¦ndum la Constituci¨®n para Europa firmada el pasado viernes en Roma. Algunos de estos refer¨¦ndums, incluso el brit¨¢nico, podr¨ªan acabar siendo plebiscitos europeos no contra EE UU, sino contra un George W. Bush convertido a su pesar en lo que De Gaulle (en un sentido opuesto y constructivo entonces) llam¨® el "federador externo". Pero ¨¦sta ser¨ªa una visi¨®n miope y meramente cortoplacista. Las relaciones trasatl¨¢nticas, Europa y el mundo en general tienen mucho m¨¢s que ganar a largo plazo de una victoria del dem¨®crata.
Gane quien gane, el punto crucial para la recuperaci¨®n de esta confianza trasatl¨¢ntica es Oriente Pr¨®ximo. Bush-1 le ha dado carta blanca a Sharon. Si Bush-2, o Kerry-1, no se implican en forzar una soluci¨®n al problema de israel¨ªes y palestinos, este conflicto acabar¨¢ contamin¨¢ndolo todo, con o sin Arafat (y Bin Laden tambi¨¦n lo aprovecha). Potencialmente, este conflicto es lo que m¨¢s puede separar a Estados Unidos y Europa. La reconciliaci¨®n entre Europa y Washington deber¨¢ pasar por Jerusal¨¦n.
Un reelegido presidente Bush, con un Ej¨¦rcito al borde de sus l¨ªmites y un presupuesto quebrado, necesitar¨¢ apoyo internacional para una soluci¨®n (sea lo que sea lo que signifique esto) en Irak. Dif¨ªcilmente la lograr¨¢. Un presidente Kerry tambi¨¦n la querr¨¢. ?Qu¨¦ se le dir¨¢? aortega@elpais.es
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