La religi¨®n de George W. Bush
Como no ha dejado de demostrar casi con milagros durante toda la campa?a, George W. Bush es un claro ejemplo de fundamentalista norteamericano. Es m¨¢s, es el t¨ªpico "renacido" con pasado turbio. Sus lejanos d¨ªas de vino y rosas, de vida disipada y mujeril, se vieron interrumpidos aquella gloriosa hora en que escuch¨® la voz divina habl¨¢ndole en su interior. Por mucho que la prensa haya insistido durante la campa?a en el aspecto religioso del presidente (sobre todo a partir del ¨²ltimo debate televisado), para el ciudadano europeo poco familiarizado con el fen¨®meno televangelista resulta dif¨ªcil concebir el grado de tipicidad que su caso ofrece. S¨®lo de la mente de un fundamentalista de pura raza como Bush pueden surgir expresiones tan maniqueas, paranoicas y prepotentes como "eje del mal" o "justicia infinita". Tal ha sido su insistencia en explicar sus buenas relaciones con Dios, que a Kerry (que en las primarias se neg¨® a hablar de su catolicismo por considerarlo un asunto privado) no le ha tocado otro remedio que incrementar sus visitas a iglesias y revelar que de peque?o fue monaguillo...
Ning¨²n presidente ha llegado a la Casa Blanca sin explicitar su espiritualidad
El pastor Pat Robertson afirm¨®: "Matar a Allende fue lo mejor que pod¨ªa pasar"
La expansi¨®n fundamentalista tambi¨¦n ha llegado a Espa?a
La norteamericana es seguramente la sociedad democr¨¢tica m¨¢s religiosa del mundo. S¨®lo en algunas democracias poco consolidadas, como la India, podemos encontrar un tejido social tan f¨¦rtil para la religi¨®n. Ning¨²n presidente ha llegado a la Casa Blanca sin explicitar su espiritualidad y s¨®lo en el caso de J. F. Kennedy -que era cat¨®lico como Kerry- esa religiosidad dej¨® de ser "blanco protestante". Una reciente encuesta publicada por el Pew Center, de la que daba buena cuenta EL PA?S el pasado 24 de octubre, indica que el 72 % de los estadounidenses creen que un presidente americano debe tener "fuertes sentimientos religiosos" y que el 85 % admiten que la religi¨®n es muy importante en su vida.
Si bien, a grandes rasgos, podemos considerar el marco ideol¨®gico norteamericano dentro de la tradici¨®n liberal europea (el breve texto de la Declaraci¨®n de la Independencia y la propia Constituci¨®n se fundamentan sobre todo en la figura de Locke), tambi¨¦n es cierto que a lo largo de la historia se han formado movimientos que contradicen algunos de los principios b¨¢sicos del liberalismo. El m¨¢s sobresaliente de ¨¦stos es el fundamentalismo. El fundamentalismo nace a principios del siglo XX en los Estados Unidos. Frente al llamado "modernismo" (sobre todo frente al darwinismo y su explicaci¨®n evolucionista del nacimiento del ser humano), se produjo una reacci¨®n que se aferraba a la Biblia como ¨²nica referencia ¨¦tica, pol¨ªtica y cultural. En su rom¨¢ntico regreso a la virtud, los fundamentalistas pretend¨ªan asegurar sus tradiciones m¨¢s conservadoras. El punto m¨¢s importante estaba en la lectura de la Biblia en los colegios p¨²blicos. La teor¨ªa de la evoluci¨®n de Darwin se hab¨ªa convertido en un verdadero enemigo contra el que luchar. Si el ser humano era descendiente del simio, la versi¨®n genesiaca s¨®lo pod¨ªa ser metaf¨®rica y no literal. El t¨¦rmino fundamentalismo surge en ese contexto protestante norteamericano. Durante los a?os que van desde 1910 a 1915, editados por Lyman Stewart, un millonario del sur de California, se hab¨ªan ido publicando 12 vol¨²menes que recibieron el nombre de Los Fundamentales. Lyman Stewart calific¨® los textos como "las mejores y m¨¢s leales fuentes educativas del mundo".
Ya en los a?os setenta, el televangelista Jerry Falwell, l¨ªder de la Moral Majority, comenz¨® hablando casi exclusivamente de Dios, pero pronto fue cambiando sus mensajes al ver que sus audiencias crec¨ªan al tratar temas como el de la criminalidad urbana, la progresiva amenaza contra la familia nuclear que suponen los homosexuales o las madres solteras, la pornograf¨ªa, las drogas y, en general, lo que todos los televangelistas llaman "humanismo secular". Otros televangelistas copiaron a Falwell exagerando incluso sus tendencias hacia la profec¨ªa milenarista, los milagros retransmitidos en directo, los ruidosos trances, las donaciones telef¨®nicas a trav¨¦s de bancos propios como el famoso Banco de Dios, en fin, toda una suerte de pr¨¢cticas rituales que a cualquier ciudadano europeo le podr¨ªan resultar realmente ex¨®ticas.
El fundamentalismo est¨¢ consiguiendo un fen¨®meno de conversi¨®n religiosa planetario. En Europa, en Australia, en algunos pa¨ªses asi¨¢ticos y africanos, y sobre todo en Latinoam¨¦rica, donde ya hay 35 millones de adeptos, el fen¨®meno est¨¢ atrayendo a millones de almas. Siguiendo el estilo norteamericano, su principal medio es la televisi¨®n. Con frecuencia se re¨²nen en estadios de f¨²tbol para emitir sus mensajes: "No fumes, no bebas, no juegues dinero, obedece todo lo que dice la Biblia". Son exigencias para que los fieles obtengan mejoras econ¨®micas, espirituales y sanitarias. La mayor¨ªa de estos fieles son emigrantes que se desplazan del campo a la ciudad. Muchos de ellos se asientan en barrios de chabolas en los que se produce la marginalidad, la violencia y los problemas sanitarios. En Brasil se encuentra el movimiento fundamentalista m¨¢s importante de Am¨¦rica latina, con m¨¢s de 15 millones de seguidores.
En Guatemala, cerca del 50% de la poblaci¨®n ya es evang¨¦lica y los pentecostales son los que m¨¢s se expanden. La intensidad de las reivindicaciones sociales polariz¨® la sociedad civil latinoamericana de los sesenta. Esta polarizaci¨®n termin¨® en dictaduras en casi todos los pa¨ªses del continente. Con la teolog¨ªa de la liberaci¨®n, la Iglesia cat¨®lica se convirti¨® en una instituci¨®n inc¨®moda para los dictadores. Algunos, como Pinochet, recibieron con los brazos abiertos a evangelistas norteamericanos de gran peso, como Jimmy Swaggart. En una intervenci¨®n multitudinaria en Guatemala, el pastor norteamericano Pat Robertson (due?o de la cadena Christian Broadcasting Network y candidato en unas primarias por el partido republicano) dijo que "matar a Allende en Chile fue lo mejor que pod¨ªa pasar, porque estaba destruyendo su pa¨ªs y pretend¨ªa implantar el comunismo". La expansi¨®n fundamentalista tambi¨¦n ha llegado a Espa?a, donde han proliferado cientos de iglesias evang¨¦licas. Algunas de ellas est¨¢n ligadas a pastores que emiten programas por radio y televisi¨®n. La mayor¨ªa de los fieles fundamentalistas de nuestro pa¨ªs son inmigrantes latinoamericanos, pero el n¨²mero de espa?oles conversos crece cada d¨ªa. Ya existen incluso algunos reverendos espa?oles, como Epi Limi?ana, que han hecho exitosas giras por pa¨ªses latinoamericanos. El a?o pasado, Epi Limi?ana consigui¨® reunir en Madrid a 9.000 personas en la plaza de toros de Vista Alegre. Ya grita como los telepredicadores fundamentalistas norteamericanos m¨¢s exaltados, practica exorcismos y hace milagros. Epi Limi?ana ha pronosticado que dentro de cinco a?os la poblaci¨®n evang¨¦lica en Espa?a alcanzar¨¢ el 10%.
En George W. Bush se concreta el fundamentalismo m¨¢s reaccionario y expansivo. Amigos personales del presidente, como los reverendos Billy Graham y Pat Robertson, creen que el principal signo de los tiempos ser¨¢ el regreso de los jud¨ªos a Palestina, una tierra que les dio Dios. Son estos amigos los que seguramente le animan a decir frases como la que pronunci¨® hace unas semanas en plena campa?a: "EE UU ha sido bendecido gracias a nuestra fe en Jes¨²s. El mundo entero tiene puestos los ojos en nuestro pa¨ªs y espera que nosotros lo guiemos por el camino moral".
Carlos Ca?eque es profesor titular de Ciencia Pol¨ªtica, escritor y autor del libro Dios en Am¨¦rica.
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