El hombre que puede arrinconar a Bush
La constancia y voluntad de lucha han permitido al candidato dem¨®crata llegar con grandes posibilidades hasta el final
John F. Kerry, el hombre que comparte las iniciales, el partido y el Estado de origen con uno de sus h¨¦roes y modelos -John F. Kennedy-, vive hoy el d¨ªa m¨¢s importante de su carrera. Con la Casa Blanca al alcance de la mano, Kerry puede mirar hacia atr¨¢s con orgullo y recordar que hace exactamente un a?o era un difunto pol¨ªtico que palidec¨ªa ante el ¨¦xito arrollador de Howard Dean. La misma constancia y voluntad de lucha que le llevaron a ganar las primarias le han permitido arrinconar a Bush. Ahora est¨¢ ya a orillas del r¨ªo Potomac, en Washington, un territorio que conoce bien despu¨¦s de 20 a?os en el Senado, pendiente de lo que voten hoy sus compatriotas en media docena de Estados.
Ha criticado con energ¨ªa creciente la guerra de Irak, pese a apoyar el uso de la fuerza
Hace un a?o Kerry era un cad¨¢ver pol¨ªtico que palidec¨ªa en las primarias
Igual que Bush con sus feudos, Kerry -que cumplir¨¢ 61 a?os el 11 de diciembre- no tiene que preocuparse ni por California ni por Nueva York, ni, desde luego, por su Estado de Massachusetts, uno de los 10 que salv¨® de la quema su antiguo jefe y predecesor en la candidatura dem¨®crata, Michael Dukakis, tambi¨¦n de Massachusetts, cuando fue barrido por Ronald Reagan en 1988. La pelea de Kerry, como la del presidente, est¨¢ en Florida, en Ohio y en Pensilvania. Si gana las elecciones ser¨¢ porque en esos Estados y en otra media docena de lugares en los que hay un margen m¨ªnimo entre los dos candidatos -Iowa, Michigan, Minesota, New Hampshire, Wisconsin y Nuevo M¨¦xico- se impone el mensaje del cambio.
Y a pesar de sus errores, de la frialdad emocional que le lastra la conexi¨®n con el americano medio, de los condicionamientos de su carrera -ha votado casi 6.000 veces en el Senado, con lo que no es dif¨ªcil que haya defendido una posici¨®n y la contraria- y de una manera compleja de abordar la realidad que no casa bien con el simplismo de una campa?a electoral, derrotar a un presidente en ejercicio en tiempo de guerra en las primeras elecciones presidenciales despu¨¦s de los atentados del 11-S tendr¨ªa un enorme m¨¦rito.
?C¨®mo ha llegado Kerry hasta aqu¨ª? Nelson Reyneri, que trabaj¨® dos a?os y medio con ¨¦l y que ahora pertenece al Comit¨¦ Nacional del Partido Dem¨®crata, dice que su trayectoria tiene mucho que ver con su personalidad: "Yo le he visto en muchas situaciones diferentes: analiza la informaci¨®n, dirige a la gente y act¨²a como lo hacen los l¨ªderes, con fortaleza y con determinaci¨®n". El senador, que se oper¨® de c¨¢ncer de pr¨®stata en febrero de 2003 e inmediatamente despu¨¦s anunci¨® su intenci¨®n de luchar por la presidencia -un aut¨¦ntico renacimiento vital-, tuvo que tener mucha determinaci¨®n para mantenerse en la carrera de las primarias en oto?o del 2003. Jam¨¢s se rindi¨®, seguramente inspirado por las notas de la canci¨®n No surrender, que en tantos m¨ªtines le ha acompa?ado, como le ha acompa?ado en esta fase final su int¨¦rprete, Bruce Springsteen, que reclam¨® la semana pasada que era el momento de "llevar a un guitarrista a la Casa Blanca", aludiendo a los pinitos musicales de Kerry.
A pesar de que Dean inflam¨® a las bases dem¨®cratas y recogi¨®, a trav¨¦s de Internet, m¨¢s dinero que nadie, Kerry se mantuvo en la pelea. La ferocidad con la que Dean y otro aspirante a la presidencia, Dick Gephardt, se enfrentaron en el arranque de las primarias, adem¨¢s de un exceso de ret¨®rica antiguerra, hicieron que los caucus de Iowa -e inmediatamente despu¨¦s, las primarias de New Hampshire- lanzaran al senador a la carrera. "All¨ª, en aquellas elecciones, que son cara a cara y no de anuncios de televisi¨®n, la gente le respondi¨®, quedaron convencidos de la fuerza de su car¨¢cter", indica Reyneri. Los dem¨®cratas, que sal¨ªan del largo periodo de paralizaci¨®n producido por los atentados del 11-S, se dieron cuenta de que el enorme potencial del voto anti-Bush que Howard Dean hab¨ªa puesto en evidencia ten¨ªa que tener otro veh¨ªculo m¨¢s pragm¨¢tico para tratar de ganar la Casa Blanca.
Kerry gan¨® las primarias y avanz¨® con firmeza hacia la convenci¨®n de julio criticando con una energ¨ªa creciente la guerra de Irak, a pesar de haber votado a favor del uso de la fuerza y en contra del presupuesto b¨¦lico. En Boston el partido se uni¨®: las familias pusieron de lado sus diferencias y apoyaron al candidato, que, sin embargo, cometi¨® un error: abandonar las cr¨ªticas sobre Irak y centrar excesivamente su imagen en Vietnam. La idea ten¨ªa sentido: demostrar, biograf¨ªa en mano, que no es un flip-flopper, un chaquetero, como dicen sus adversarios, sino un dirigente que se forj¨® -a diferencia de Bush- en el combate en Vietnam. "Mis padres me ense?aron la importancia del servicio p¨²blico. Me alist¨¦ porque creo en el servicio a la patria", dec¨ªa Kerry en un anuncio. El historiador Douglas Brinkley, autor de la biograf¨ªa oficial de Kerry, Tour of duty, en la que se reproducen muchas de las reflexiones del joven teniente en Vietnam, pone en su boca esta reflexi¨®n sobre la guerra: "Aquello traicionaba justamente la raz¨®n por la que se supon¨ªa que est¨¢bamos all¨ª".
Pero, en agosto, los Veteranos por la Verdad, un grupo financiado y asesorado en parte por los republicanos, lanz¨® devastadores anuncios de televisi¨®n en los que se dudaba de los m¨¦ritos de las condecoraciones y, lo que es peor, se dec¨ªa que Kerry ofendi¨® la memoria de sus compa?eros al relatar las atrocidades de la guerra en su testimonio ante el Congreso, en 1971. El senador no s¨®lo no se defendi¨®, sino que, el 9 de agosto, cometi¨® el grave error de decir en Arizona: "Sabiendo lo que ahora sabemos sobre las armas y la relaci¨®n de Al Qaeda y Sadam Hussein, apoyar¨ªa de nuevo el uso de la fuerza". ?Qu¨¦ le pas¨® en agosto al senador? "No tuvo agilidad suficiente para aprovechar el mal momento que Bush arrastraba desde Abu Ghraib y desde el caos en Irak, desperdici¨® su ventaja y permiti¨® que el adversario le marcara el campo de juego sin reaccionar", dice un miembro del equipo dem¨®crata en Washington que no quiere ser identificado. Como escribi¨® el analista Charles Cook, "aunque muchas de las acusaciones fueron refutadas y neutralizadas en parte, consiguieron quebrar la fuerza con la que Kerry sali¨® de Boston". Su equipo "ha reaccionado casi siempre tarde, por problemas internos de comunicaci¨®n o por dificultades al lanzar los contraataques, o por las dos cosas", y eso no le sorprend¨ªa a Cook: "El senador ha sido siempre criticado por tener demasiados asesores y reaccionar con lentitud en la toma de decisiones; ese proceso es mucho m¨¢s eficaz en el equipo de Bush".
En ese cr¨ªtico momento lleg¨® la convenci¨®n republicana de Nueva York, que lanz¨® a Bush 10 puntos arriba en los sondeos. El arranque tradicional de la campa?a, el 1 de septiembre, d¨ªa del Trabajo -aunque este a?o la campa?a real empez¨® en marzo, nada m¨¢s acabar las primarias dem¨®cratas-, coincidi¨® con el relanzamiento presidencial y con Clinton, el s¨ªmbolo de la ¨¦poca dorada dem¨®crata en la Casa Blanca, internado en un hospital de Nueva York para ser operado del coraz¨®n.
Pero el luchador Kerry no se rindi¨®. Rectific¨® -una constante de su car¨¢cter, fuente de cr¨ªticas por parte de sus enemigos y de alabanzas por los que valoran su proceso de reflexi¨®n- e hizo cambios en su equipo. Incorpor¨® a pesos pesados de Clinton y se prepar¨® -llevaba toda su vida haci¨¦ndolo- para los debates. "?sa fue la sorpresa de octubre, el papel jugado por Kerry en los tres debates presidenciales, que le permiti¨® invertir el impulso de Bush y que le devolvi¨® a la competici¨®n", cree Mois¨¦s Na¨ªm, director de la revista Foreign Policy.
En Miami, San Luis y Phoenix qued¨® claro, en opini¨®n de Bob Men¨¦ndez, congresista dem¨®crata, que "Kerry fue mejor en todo, en contenidos y en estilo, y que se defini¨® con claridad como el hombre del cambio, que es lo que necesita este pa¨ªs".
Un joven afortunado
Kerry naci¨® el 11 de diciembre de 1943 en un hospital militar de Denver, Colorado, en el que su padre estaba internado, pero toda la familia era de Massachusetts. Entre la carrera de su padre (diplom¨¢tico) y la fortuna de su madre tuvo una educaci¨®n privilegiada: escuelas suizas, colegios privados y las universidades de Yale y Harvard. Despu¨¦s de la graduaci¨®n, en 1966, se alist¨® voluntario en la Marina para ir a Vietnam. Fue teniente al mando de una patrullera en el delta del Mekong y gan¨® cinco medallas. A la vuelta, encabez¨® el movimiento de los Veteranos contra la Guerra. Despu¨¦s de prestar testimonio en el Congreso en 1971, Kerry estudi¨® Derecho y trabaj¨®, en 1976, como asistente del fiscal en Massachusetts. En 1982 fue elegido subgobernador de Massachusetts. En 1984 gan¨® su esca?o en el Senado. Se ha casado dos veces: la primera, en 1970, con la acaudalada Julia Thorne, de la que se separ¨® en 1982 y con quien tuvo dos hijas, Alexandra y Vanessa; la segunda, con Teresa Heinz, de padres portugueses, viuda del senador republicano Paul Heinz y madre de tres hijos, heredera de una gran fortuna.
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