Jorge M. Reverte relata en un libro c¨®mo la batalla de Madrid cambi¨® el curso de la Guerra Civil
La batalla de Madrid fue uno de esos episodios en que la Historia se detiene en un momento y un lugar para dotarlos de resonancias m¨ªticas. Se trat¨® de un aut¨¦ntico punto de inflexi¨®n que cambi¨® el curso de la Guerra Civil. El escritor y periodista Jorge M. Reverte acaba de publicar
La batalla de Madrid (Cr¨ªtica). El autor present¨® ayer el libro en Sevilla.
Reverte ten¨ªa "la intenci¨®n desde hac¨ªa tiempo" de emprender la escritura de este libro. Primero opt¨® por publicar La batalla del Ebro. "Hab¨ªa recopilado mucha documentaci¨®n y vi que hab¨ªa cosas nuevas que no se hab¨ªan contado antes. Todo eso me anim¨® a escribir La batalla de Madrid", relata el autor.
El avance de los rebeldes comandados por Francisco Franco parec¨ªa imparable en el oto?o de 1936. "Franco daba por hecho que Madrid caer¨ªa porque hab¨ªa avanzado con facilidad desde Sevilla", se?ala Reverte. El presidente de la Rep¨²blica, Manuel Aza?a, abandon¨® Madrid a mediados de octubre. El presidente del Gobierno, Francisco Largo Caballero, hizo lo mismo que Aza?a en noviembre.
"Largo Caballero dej¨® a cargo de la ciudad a un hombre al que casi despreciaba, el general Miaja. Largo Caballero y sus militares de confianza pensaban que Miaja no era un hombre que tuviera capacidades reales. Y, sin embargo, Miaja fue un hombre valeroso y capaz de infundir ¨¢nimos a la poblaci¨®n. Adem¨¢s, Miaja tuvo el apoyo del que, probablemente, fue el mejor militar de la Guerra Civil, Vicente Rojo", explica el autor. Toda esta situaci¨®n dio origen "a esa imagen m¨ªtica, a ese aspecto tan ¨¦pico de la defensa de la ciudad, porque en esa batalla intervino mucho la gente de Madrid", agrega.
Lo que parec¨ªa un jal¨®n m¨¢s en el camino triunfal de los rebeldes se convirti¨® en un combate encarnizado. "A la capacidad organizativa de Miaja y Rojo, que supieron galvanizar a mucha gente con la colaboraci¨®n de anarquistas y comunistas, se uni¨® un factor casi impredecible: la negativa de muchos madrile?os de barrios perif¨¦ricos a abandonar sus casas", comenta Reverte. Al ver que la resistencia se prolongaba Largo Caballero envi¨® tropas a Madrid, entre ellas las Brigadas Internacionales.
Esp¨ªritu de resistencia
"La parte del pueblo de Madrid que apoyaba a la Rep¨²blica decidi¨® oponerse al avance del ej¨¦rcito de ?frica. Hab¨ªa aut¨¦ntico esp¨ªritu de resistencia y de revancha contra ese ej¨¦rcito que mataba lo que encontraba a su paso", relata.
Fueron d¨ªas tremendos en los que los episodios m¨¢s truculentos se empapaban de ribetes tragic¨®micos. ?C¨®mo vivi¨® aquella situaci¨®n la poblaci¨®n de Madrid? "Como un disparate", resume Reverte. "Antes de que llegaran a las puertas de Madrid las tropas franquistas, grupos incontrolados mataban a mucha gente por la noche en la ciudad. Se sal¨ªa a la calle a ver los combates a¨¦reos, y se aplaud¨ªa o se lloraba seg¨²n quien fuera el vencedor. En la cafeter¨ªa Chicote y en los hoteles m¨¢s famosos hab¨ªa escritores y pilotos extranjeros que tomaban copas. Y, al mismo tiempo, estaba el hambre, el fr¨ªo, el miedo...", afirma Reverte.
"La batalla de Madrid marca una inflexi¨®n en la Guerra Civil. Hasta entonces es un golpe de Estado que Franco lleva adelante con unos efectivos reducidos. La derrota de Franco en Madrid hace que eso se convierta en una guerra larga. Hasta entonces s¨®lo hab¨ªan combatido en el bando de Franco tropas de choque, tropas mercenarias de legionarios y marroqu¨ªes. A partir de la batalla de Madrid Franco se ve obligado a crear un ej¨¦rcito con quintas y milicianos falangistas y requet¨¦s", concluye Reverte. La capital resisti¨®. Esta primera ofensiva dur¨® hasta mediados de enero de 1937.
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