En el fondo... el mar
En esta tierra en que morir resulta tan f¨¢cil -Pakito y C¨ªa. dicen defender la pol¨ªtica ?frente a la muerte? porque "no se puede... proferir amenazas que luego no se cumplen" v¨¢lgame Dios-, en esta tierra voy a defender la eutanasia. Mar adentro, pel¨ªcula de Amen¨¢bar, lo ha puesto de actualidad. Y mientras el oto?o avanza con sus tonos ocres y rojos, el tema est¨¢ entre nosotros. S¨®lo por eso. Y porque a muchos, en situaciones muy variadas, nos ha tocado vivamente de cerca, lo rese?o.
La pel¨ªcula de Amen¨¢bar es una pel¨ªcula mediocre. No est¨¢ mal, hay que reconocerlo: buenos di¨¢logos y maravillosa fotograf¨ªa, debida a Aguirresarobe, que nunca falla. Uno sale de la sala con cierto ?buen sabor de boca?, ante la eutanasia, ?el suicidio voluntario? Resulta asombroso Al parecer, nos (?nos?) va a representar en los Oscar. Alg¨²n m¨¦rito t¨¦cnico debe de tener.
No me ocultar¨¦: en mi opini¨®n, Amen¨¢bar hizo una buena pel¨ªcula, Tesis, y pas¨® a mejor vida. Eso no quita para que le siga. ?sta que nos interesa es una pel¨ªcula tramposa y una median¨ªa sin un fuste denso. Quisiera, eso s¨ª, reivindicar a Rosa, una mujer de pueblo excelentemente interpretada por Lola Due?as (como siempre que asume un papel); y a Manuela (Mabel Rivera), la cu?ada abnegada y radicalmente cre¨ªble. Salvan todo lo dem¨¢s. ?Bel¨¦n Rueda? Hace un papel f¨¢cil, sin complicaciones. Hasta el cura jesuita-Opus Dei la representa ese magn¨ªfico actor, Josep Mar¨ªa Pou, que convierte las escenas m¨¢s c¨®micas y duras, en humanas.
Pero vayamos a lo que ¨ªbamos: la eutanasia. La pel¨ªcula salva, como debe, a las organizaciones que la defienden (est¨¢n por la vida, salvo caso extremo). No habla gen¨¦ricamente de una soluci¨®n generalizada, modelo nazi: "?Los tetrapl¨¦gicos? No, soy yo quien quiere morir" (Sampedro, Javier Bardem). Bel¨¦n Rueda, Julia, degenera hacia un estado de nirvana ag¨®nico nada desde?able: mira el mar, todo lo ha olvidado, y su marido la cuida; una muerte inocua (si no fuera porque ha dejado colgado a alguien).
Sin embargo, hay algo desasosegante. ?C¨®mo es posible que un ser amado, inteligente e ir¨®nico quiera sin tregua morir? ?Es leg¨ªtimo querer la muerte? Por mi parte, creo que s¨ª. Y, en mi opini¨®n, a quienes creemos en ello nos hace un flaco favor esta pel¨ªcula.
He estado en batallas m¨¢s all¨¢ de Ori¨®n. Y las he visto aqu¨ª, junto a m¨ª. Resultan mucho m¨¢s duras. Seres queridos sin esperanza, cuerpos inertes antes de morir; cuerpos que, tal vez, te hayan dado la vida. Son seres a los que hay que dar una oportunidad. Una, s¨®lo una, que no prolongue sus llagas en su piel y en su cuerpo; en su esp¨ªritu; que no da?en m¨¢s su incapacidad motora; que les hagan dependientes de otros, cuando han sido la vida misma; que no sean testigos de su angustia, minuto a minuto, mientras agonizan.
Amen¨¢bar es un fr¨ªvolo ?lo digo sin sosiego? que emplea nuestros sentimientos profundos para hacer una pel¨ªcula comercial. No existe el mar adentro; s¨®lo el mar profundo de la miseria y las ci¨¦nagas de ese sufrimiento; la debilidad humana arrastr¨¢ndose por lo m¨¢s profundo de su ser. Por otras razones, densas razones, no me gusta esa pel¨ªcula.
Sin embargo, me alegro de que haya sido concebida. Magn¨ªfico Bardem, de Jam¨®n-Jam¨®n a homosexual con Arenas y Castro. Y ahora, feliz (ser¨ªa mi reproche) tetrapl¨¦gico suicida.
El debate de la eutanasia no ha hecho sino comenzar. Aplaudo esta pel¨ªcula por animarlo (no por sus maneras, aunque sutiles). Aplaudo a Amen¨¢bar por proponerlo, aunque no me parezca un director interesante. Debemos hablar de esto, de c¨®mo morir en paz.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.