Inexactitudes hist¨®ricas
Los cuatro partidos con representaci¨®n en el Parlamento de Andaluc¨ªa han suscrito una proposici¨®n no de ley en la que se reclama a la Junta que inste al Gobierno de la naci¨®n el "reconocimiento y restituci¨®n de la dignidad y el honor del padre de la patria andaluza" y el estudio de las "v¨ªas que puedan derivar en la anulaci¨®n del proceso que conden¨® a muerte a Blas Infante". De paso, se propone a la C¨¢mara que reconozca a Blas Infante como presidente de honor de la autonom¨ªa para as¨ª expresar "el reconocimiento de la nominaci¨®n, aprobada en la ¨²ltima de las Asambleas proautonomistas, de Blas Infante como presidente de honor de la futura autonom¨ªa".
La diligencia que en los ¨²ltimos d¨ªas han mostrado nuestros partidos para intentar la anulaci¨®n de la condena de Blas Infante tiene mucho que ver con una iniciativa similar de los partidos catalanes para Lluis Companys, que dispone del apoyo del Gobierno central hasta el punto de que su vicepresidenta ha declarado que se estudiar¨¢ una ley especial con el fin de que el presidente de la Generalitat republicana "quede rehabilitado y sea restituido su honor". En contra de lo que se ha escrito en la prensa y dicho en algunas tertulias radiof¨®nicas, no veo nada malo en que corramos detr¨¢s de los catalanes a pedirle al Gobierno algo similar a lo que ellos piden. Estamos en un r¨¦gimen de autonomismo competitivo y no conviene quedarse atr¨¢s ni en los detalles simb¨®licos: si Maragall reclama la anulaci¨®n de la sentencia a muerte de Companys para conseguir su "honorabilidad plena" nosotros no vamos ahora a paralizarnos diciendo que la "dignidad y el honor" de Blas Infante est¨¢n m¨¢s que reconocidos por las instituciones andaluzas (declarado padre de la patria por el Parlamento, homenajeado anualmente por el presidente de la Junta el d¨ªa de su fusilamiento, etc). Ni siquiera sirve que en abril de 2002 el Congreso reconociera la "figura humana y pol¨ªtica de Blas Infante como padre de la patria andaluza as¨ª como su contribuci¨®n hist¨®rica a la constituci¨®n de la actual comunidad aut¨®noma de Andaluc¨ªa". En un pa¨ªs de culto a los l¨ªderes como el nuestro, el honor depende de que el presidente del Gobierno quiera anular una sentencia que no tiene el m¨¢s m¨ªnimo efecto jur¨ªdico.
Precisamente, la proposici¨®n conjunta de PSOE-PP-IU-PA tiene en este apartado de la sentencia uno de sus grandes hallazgos. Companys fue juzgado en Montju?c por un consejo de guerra que lo conden¨® a muerte y lo fusil¨® el 15 de octubre de 1940; mientras que Blas Infante fue fusilado en Sevilla, sin ning¨²n parip¨¦ de juicio previo, el 11 de octubre de 1936; cuatro a?os despu¨¦s, el 4 de mayo de 1940, se dict¨® una sentencia que lo encontr¨® culpable de "un caso de responsabilidad pol¨ªtica de car¨¢cter grave" y lo conden¨® al pago de dos mil pesetas, "resoluci¨®n que se comunicar¨¢ a la viuda del inculpado". Pero nuestros pol¨ªticos no se entretienen en estos detalles y piden lisa y llanamente que se anule el "proceso que conden¨® a muerte a Blas Infante". No es probable que el Gobierno conteste que ese proceso no existe, que simplemente se le sac¨® de madrugada de la presi¨®n del cine J¨¢uregui y se le dio caf¨¦ sin m¨¢s tr¨¢mites; ni es cosa de ir contando la historia tal como ocurri¨®, no vaya a ser que los catalanes -que todos sabemos que son muy suyos- les d¨¦ por decir que el fusilamiento de su president fue m¨¢s ominoso que el del Blas Infante.
Para mantener el paralelismo con Catalu?a, la iniciativa conjunta de nuestros partidos comete otra peque?a imprecisi¨®n hist¨®rica: se?ala que en la "¨²ltima de las Asambleas proautonomistas", Blas Infante fue reconocido "como presidente de honor de la futura autonom¨ªa". As¨ª que el franquismo fusil¨® al president de la Generalitat y al Presidente de honor de la futura Andaluc¨ªa aut¨®noma. Sin embargo, no conozco a ning¨²n historiador que defienda que Blas Infante obtuviera este nombramiento en la reuni¨®n que el 5 de julio celebr¨® en la Diputaci¨®n de Sevilla la Asamblea pro Estatuto de Andaluc¨ªa, hasta ahora considerada la ¨²ltima asamblea proautonomista. Claro que de creer la biograf¨ªa de Blas Infante que tiene la p¨¢gina web de la Junta de Andaluc¨ªa, el nombramiento fue todav¨ªa m¨¢s importante: "En junio de 1936, Infante es elegido presidente de la futura Junta Regional de Andaluc¨ªa. El proyecto, en el que ha depositado tantas ilusiones, espera a ser sometido a refer¨¦ndum en septiembre. La rebeli¨®n militar contra el Gobierno de la Rep¨²blica, el 18 de julio, lo impide". Pero ni hab¨ªa proyecto de Estatuto (sino un anteproyecto de 1933, sujeto a debate), ni se iba a refrendar un texto inexistente (sino a convocarse una reuni¨®n de los representantes municipales para que aprobaran el proyecto de Estatuto), ni Blas Infante fue nombrado pro-futuro presidente de nada. Con un sentido democr¨¢tico m¨¢s pronunciado del que ahora algunos parecen tener, en julio de 1936 Blas Infante fue nombrado "presidente de honor de la Comisi¨®n Ejecutiva Pro-Estatuto". Es decir, de la comisi¨®n gestora encargada de pilotar el complicado proceso auton¨®mico que establec¨ªa el art¨ªculo 12 de la Constituci¨®n de 1931.
As¨ª las cosas, me parece bien que los partidos pol¨ªticos pidan la anulaci¨®n de la sentencia sobre la "responsabilidad pol¨ªtica" de Blas Infante. No estoy seguro de que sea una buena idea nombrarlo "presidente de honor de la comunidad aut¨®noma", t¨ªtulo que inevitablemente siempre ser¨¢ menos importante que el de "padre de la patria". Pero lo que s¨ª tengo claro es que hacer una cosa y otra bas¨¢ndose en inexactitudes hist¨®ricas es algo que la figura de Blas Infante no se merece.
Agust¨ªn Ruiz Robledo es profesor titular de Derecho Constitucional en la Universidad de Granada
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