"?Por qu¨¦ han matado al beb¨¦?"
Los familiares de las v¨ªctimas juran tomarse la venganza
Ni la lluvia ni el fr¨ªo de la madrugada atemperaron ayer el dolor de los familiares. La tensi¨®n del medio centenar de ellos que se congregaron a las puertas de la vivienda del joven matrimonio y de su beb¨¦ asesinados no dejaba de sentirse, de palparse por medio de chillidos, de lloros y de mucha rabia, unas veces contenida y otras claramente manifiesta. Mujeres con el pa?uelo en la mano, hombres con los ojos enrojecidos. Y mucho dolor. ?sa era la escena que se vivi¨® durante casi tres horas en la calle de S¨¢nchez Preciado, en el barrio de Valdezarza (Moncloa-Aravaca).
"Tengo clara una cosa. Yo me he pasado 10 a?os en la c¨¢rcel, pero no me importa pasarme otros 20 m¨¢s si encuentro al que ha hecho esta matanza". Es la voz de un t¨ªo de Amalio M. V., el joven muerto de una cuchillada en el coraz¨®n. Y es que ¨¦se era el sentimiento de muchos de los presentes. "?Por qu¨¦ han matado al beb¨¦? ?Qu¨¦ culpa ten¨ªa una criatura que no ha hecho nada? El que ha hecho esto tiene que pagar con la muerte", gritaba una anciana con el pelo cubierto por un pa?uelo.
"Me convertir¨¦ en vampiro. Estar¨¦ en la calle hasta dar con estos asesinos"
"He pasado 10 a?os en la c¨¢rcel. Pasar¨ªa otros 20 m¨¢s si encuentro al que ha hecho esto"
Uno de los hombres con m¨¢s autoridad, que portaba un bast¨®n de madera con la punta rematada con remaches, logr¨® calmar a los congregados. Un numeroso contingente policial logr¨® contener al grupo, que amenazaba con entrar a la casa y recuperar los cad¨¢veres de sus familiares. Pero se impuso la autoridad. "Poneos todos a este lado de la acera y dejad a la polic¨ªa tranquila", les grit¨® en medio de un coro de llantos. Y fue obedecido.
"Era una pareja encantadora que nunca se met¨ªa en problemas. Amalio se ganaba la vida con su padre, en la venta ambulante. No ten¨ªa ning¨²n enemigo", a?ad¨ªa un joven con las manos temblorosas. "Acabo de llamar al padre de Ada [la joven asesinada] y no se lo pod¨ªa creer. Ya est¨¢n de camino", explicaba el t¨ªo del fallecido. "?Pobre Amalio! ?Con lo buena persona que era!", no dejaba de gritar una muchacha que lloraba compulsivamente.
Uno de los momentos cr¨ªticos se vivi¨® cuando llegaron tres coches de gran cilindrada a la zona del homicidio. En ellos viajaban los padres y familiares m¨¢s cercanos de la joven. "Pero, ?qui¨¦n ha sido el asesino? ?Qui¨¦n ha podido hacer una barbaridad as¨ª?", gritaban seg¨²n se acercaban al cord¨®n policial. En ese momento, los agentes tuvieron que contener a una quincena de personas porque iban directas a la casa. Tambi¨¦n se enfrentaron a los escasos c¨¢maras de televisi¨®n y fot¨®grafos que hac¨ªan guardia en la calle. "?Como no apagues eso [la c¨¢mara], aqu¨ª va a haber m¨¢s muertes! No queremos que grab¨¦is nuestro dolor", fueron frases suficientes para que las c¨¢maras apuntaran al suelo.
Mientras, una anciana con los ojos repletos de l¨¢grimas se acerc¨® con los brazos en alto a una agente de polic¨ªa. "D¨¦jeme pasar. Tengo que verlos. Son mis nietos. Tengo que verlos", repet¨ªa, mientras la polic¨ªa la cog¨ªa con suavidad y le ped¨ªa que se tranquilizara. Al cabo de cinco minutos volvi¨® la tranquilidad. Para evitar mayores problemas, los agentes colocaron a los familiares a un lado del cord¨®n policial y a periodistas en otro. Pero el t¨ªo de Amalio y el padre de Ama decidieron poner las cosas claras. Se acercaron escoltados por varios polic¨ªas de la Brigada de Seguridad Ciudadana y lo dejaron claro ante las c¨¢maras: "Esto no es un ajuste de cuentas. A Amalio y Ada los han matado unos ladrones que quer¨ªan robarles lo que tuvieran", explicaron. "Son gente de aqu¨ª, que los tienen que conocer y que los han matado para que no les reconocieran", a?adieron.
En la calle, los polic¨ªas comprobaron si hab¨ªa huellas o restos de sangre en el Opel Vectra que conduc¨ªa el fallecido, pese a ser menor de edad y carecer de carn¨¦ de conducir. Los investigadores de Homicidios y de la Polic¨ªa Cient¨ªfica no hallaron nada destacable.
El culmen del dolor lleg¨® de la mano del furg¨®n funerario. El medio centenar de familiares se arremolinaron junto a la cinta de seguridad de la polic¨ªa, mientras los funerarios sacaban uno a uno los tres cad¨¢veres. Chillidos desgarrados y hasta alg¨²n amago de desmayo se vivieron en cuesti¨®n de cuatro o cinco minutos. Algunos hombres miraban para cualquier lado, incluso al cielo, mientras las mujeres se cog¨ªan unas a las otras para no caer desfallecidas. Era el dolor en estado puro por la triple p¨¦rdida de tres menores cosidos a pu?aladas. "Me he de conventir en vampiro. Estar¨¦ todas las noches en la calle hasta que d¨¦ con estos asesinos. No voy a parar hasta dar con ellos", dec¨ªa un joven a otro.
Seg¨²n arrancaba el furg¨®n, los polic¨ªas abrieron el cord¨®n policial, lo que facilit¨® que el veh¨ªculo saliera a toda velocidad. Tras hacerles las autopsias en el Instituto Anat¨®mico Forense, los cad¨¢veres fueron trasladados al Tanatorio Sur. Amalio, Ada y su hija Jessica ser¨¢n enterrados hoy. Los tres juntos en una misma sepultura.
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