Memoria y democracia
A lo largo de la d¨¦cada de los noventa se ha producido una eclosi¨®n de la reflexi¨®n sobre la funci¨®n de la memoria en la sociedad actual. Paralelamente, en diversos pa¨ªses europeos se han consolidado proyectos institucionales que han creado lugares de memoria, espacios en los que se conservan fragmentos del pasado, se explica su sentido y se reflexiona sobre su trascendencia. Las pol¨ªticas institucionales de la memoria dicen mucho de los valores ¨¦ticos y c¨ªvicos subyacentes en un sistema pol¨ªtico. La memoria p¨²blica no es espont¨¢nea, sino que es el resultado de una selecci¨®n de hechos para el recuerdo; se debe decidir qu¨¦ recordar y para qu¨¦.
Afortunadamente se ha extendido en la sociedad espa?ola la necesidad de reflexionar sobre nuestro pasado inmediato. En particular se ha extendido en los ¨²ltimos a?os un inter¨¦s por recuperar la voz de los vencidos de la Guerra Civil y de las v¨ªctimas de la represi¨®n franquista porque, ciertamente, todav¨ªa hoy la memoria p¨²blica difiere ampliamente de las conclusiones a las que nos conducen los estudios hist¨®ricos y la memoria individual silenciada.
Recuperar la memoria hist¨®rica como base de la ciudadan¨ªa democr¨¢tica es un deber de justicia
Desde su origen, el r¨¦gimen franquista hizo un gran esfuerzo para desarrollar una pol¨ªtica de la memoria que, esquem¨¢ticamente, consisti¨® en demonizar primero, y hacer desaparecer despu¨¦s, la memoria democr¨¢tica y as¨ª poder consolidar una nueva memoria colectiva af¨ªn a sus postulados pol¨ªticos. Cuando se pusieron los fundamentos del r¨¦gimen democr¨¢tico hac¨ªa cuarenta a?os que en la opini¨®n p¨²blica se iban recreando sin descanso los postulados franquistas sobre el origen de la Guerra Civil y las propias caracter¨ªsticas del r¨¦gimen. Durante la transici¨®n de la dictadura a la democracia el recuerdo de la Guerra Civil y la necesidad de consolidar un r¨¦gimen democr¨¢tico condicion¨® la posibilidad de desarrollar una pol¨ªtica de la memoria que enlazase con la tradici¨®n democr¨¢tica anterior. Tampoco cuando la democracia ya estuvo consolidada las instituciones tuvieron inter¨¦s en desarrollar una pol¨ªtica de la memoria propia, basada no s¨®lo en la exaltaci¨®n de los valores democr¨¢ticos sino, tambi¨¦n, en la reivindicaci¨®n de aqu¨¦llos que hab¨ªan luchado contra el franquismo y que, con su esfuerzo, fueron una pieza esencial en la instauraci¨®n de la democracia. Es decir, durante mucho tiempo, la falsa memoria recreada por el franquismo no se vio contrarrestada institucionalmente con una nueva pol¨ªtica de la memoria sustentada en referentes democr¨¢ticos pasados y presentes.
Por fin la situaci¨®n ha cambiado. La sociedad reclama hoy conocer la magnitud de la represi¨®n y que se reconozca moralmente a las v¨ªctimas. La sociedad espa?ola reclama que no sea posible en el ¨¢mbito p¨²blico la manipulaci¨®n de la historia como todav¨ªa hoy -casi treinta a?os despu¨¦s de la desaparici¨®n de la dictadura- se hace en libros de texto, como el manual sobre geograf¨ªa e historia de Espa?a que deben estudiar los soldados y marineros que aspiran a un empleo permanente en las Fuerzas Armadas, que mantiene la argumentaci¨®n franquista de que el golpe de Estado de 1936 fue una respuesta al caos provocado por el desgobierno republicano, incapaz de controlar "las masas obreras, organizadas en torno a grupos revolucionarios" (EL PA?S, 20-5-2004). La sociedad espa?ola reclama que el callejero y los monumentos ejerzan la funci¨®n did¨¢ctica que les corresponde como lugares de memoria que son y dejen de exaltar las figuras de la dictadura como patrimonio colectivo.
Favorecer la convivencia no implica de ninguna manera practicar un relativismo ¨¦tico seg¨²n el cual todas las ideolog¨ªas son buenas porque muchos individuos creyeron en ellas. Desde la conciencia democr¨¢tica no es posible nivelar la Divisi¨®n Azul con los exiliados espa?oles enrolados en la Divisi¨®n Leclerc. En el primer caso, los expedicionarios espa?oles se incorporaron al ej¨¦rcito nazi, que estaba batallando en el territorio europeo por imponer un Nuevo Orden donde las sociedades deb¨ªan estar perfectamente jerarquizadas, donde los individuos carec¨ªan de derechos y la desigualdad en la condici¨®n humana afectaba incluso al derecho a la vida. ?Qu¨¦ valores transmiten las instituciones cuando se equipara la actuaci¨®n de los que lucharon defendiendo las pol¨ªticas nazis con los que luchaban para que las sociedades europeas se organizaran bajo los viejos principios de libertad, igualdad, fraternidad?
En los ¨²ltimos diez a?os se han desarrollado centenares de iniciativas para recuperar la memoria de la represi¨®n franquista y la lucha por las libertades. Finalmente las instituciones est¨¢n recogiendo esa demanda social; la primera en hacerlo ha sido la Generalitat de Catalunya, que ha impulsado la constituci¨®n del Memorial Democr¨¢tico, pero otras iniciativas de esa naturaleza empiezan a otearse en el horizonte y la decisi¨®n del Gobierno de crear una comisi¨®n para la rehabilitaci¨®n moral y jur¨ªdica de las v¨ªctimas del franquismo es un paso decisivo en esa direcci¨®n. El impulso a la recuperaci¨®n de la memoria democr¨¢tica por parte de las instituciones no implica de ninguna manera participar en la confrontaci¨®n de memorias, sino asegurar la incorporaci¨®n del conocimiento riguroso del pasado a la memoria p¨²blica, lo que en el caso espa?ol supone transmitir a las nuevas generaciones la significaci¨®n de la II Rep¨²blica, el franquismo y el antifranquismo a la luz de los valores democr¨¢ticos. Una pol¨ªtica p¨²blica de la memoria debe tener como objetivo proclamar solemnemente la vigencia de los valores democr¨¢ticos como fundamento de organizaci¨®n y convivencia social.
Recuperar la memoria hist¨®rica como base de la ciudadan¨ªa democr¨¢tica es un deber de justicia hist¨®rica, afirma la calidad de la democracia y es una inversi¨®n de futuro porque no se debe olvidar que la identidad se construye en buena medida con el material de la memoria.
Carme Molinero es directora del Centro de Estudios sobre las ?pocas Franquista y Democr¨¢tica de la UAB.
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