Pasear perros por clases de alem¨¢n
Valencia tiene dos bancos del tiempo, que sustituyen la relaci¨®n econ¨®mica y crean tejido social
Andrea ofrece "pasear animales" a cambio de clases de alem¨¢n. El trueque forma parte de la l¨®gica de los bancos del tiempo. Una forma de intercambio en que el dinero es sustituido por las horas, y que junto a la cobertura de necesidades persigue fortalecer el tejido social de una comunidad. La Associaci¨® de Ve?ns El Palleter, en el barrio de El Carme de Valencia, acaba de constituir el segundo grupo de la ciudad.
El funcionamiento es sencillo: uno plantea las habilidades o los servicios que est¨¢ dispuesto a ofrecer, y expone cu¨¢les son sus necesidades: arreglar un grifo; dar clases de inform¨¢tica, de ingl¨¦s, de fotograf¨ªa, o tai chi; hacer de ch¨®fer ocasional; cuidar a ancianos, acompa?ar a alguien al cine o ni m¨¢s ni menos que sentarse a escuchar. El socio pide o presta un servicio, y lo comunica en secretar¨ªa, funci¨®n que la mayor parte del tiempo puede cubrir un contestador autom¨¢tico. El asunto se valora exclusivamente en horas, que se computan a favor o en contra.
La Casa del Temps tiene 100 miembros "de todas las clases sociales y profesiones"
Mar¨ªa Jos¨¦ Villegas, presidenta de la Casa del Temps, asociaci¨®n creada en 1999, considera que se trata de cubrir el vac¨ªo generado por el individualismo y el anonimato de la ciudad. ?No existe riesgo de abuso? "Al contrario", responde, Villegas, "los problemas vienen m¨¢s bien de que la gente no se atreve a pedir. Y si no se pide, el sistema se paraliza".
La Casa del Temps tiene cerca de 100 miembros "de todas las clases sociales y profesiones": abogados, amas de casa, inform¨¢ticos, estudiantes, psic¨®logos, profesores, enfermeras, y jubilados. Aunque su sede est¨¢ en El Grau, su ¨¢mbito de actuaci¨®n abarca toda Valencia. "Ese es otro de los problemas. Porque si uno vive en la avenida del Puerto y quiere algo de otro que vive en la avenida del Cid, el verdadero obst¨¢culo es trasladarse".
La distancia y la confianza han llevado a El Palleter a limitar el campo de acci¨®n de su banco del tiempo a su barrio. "Porque al final, de lo que se trata es de la que gente se conozca y tenga relaci¨®n. A eso aspiramos nosotros", dice Santi Albi?ana, de la asociaci¨®n vecinal, "y en una zona como la nuestra, en la que vive mucha gente mayor, hay que ofrecer tranquilidad para que te pidan que entres en su casa".
Los bancos del tiempo llevan tiempo arraigados en otros pa¨ªses europeos, especialmente en Italia, donde hay cerca de 40 s¨®lo en la capital, y tuvieron un importante desarrollo en Argentina durante la ¨²ltima crisis econ¨®mica. Existen ejemplos en otras ciudades espa?olas, como Barcelona o Madrid, y no es raro que cuenten incluso con subvenciones p¨²blicas.
La Casa del Temps recibi¨® en principio ayudas de la Fundaci¨® Bancaixa, y m¨¢s tarde de la Fundaci¨® de la Solidaritat i el Voluntariat de la Comunitat Valenciana, creada entre la entidad bancaria y la Consejer¨ªa de Territori i Vivenda. Hace un a?o les retiraron la subvenci¨®n porque su proyecto "no era concreto", aunque les siguen prestando un espacio como sede.
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