'Sapere aude'
A veces, algunos hechos diluyen la inevitable preocupaci¨®n que genera en el entramado social el llamado fracaso escolar, que a decir de quienes lo estudian, no es un problema menor en el complejo y nunca consensuado mundo de la ense?anza.
Con organizaci¨®n impecable, en los d¨ªas finales de septiembre se celebr¨® en Mollina (M¨¢laga) el XVII Certamen Nacional de J¨®venes Investigadores, organizado por el Instituto de la Juventud (Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales), por la Direcci¨®n General de Universidades (Ministerio de Educaci¨®n, Cultura y Deporte) y con la colaboraci¨®n del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas. El objetivo fundamental del certamen se deduce f¨¢cilmente de su t¨ªtulo. Con esta imaginativa y brillante iniciativa, que se celebra desde hace ya 17 a?os, se persigue fomentar entre nuestros j¨®venes estudiantes (ense?anza media obligatoria, bachillerato y primer curso de estudios superiores) la labor investigadora en cualquiera de los campos del saber.
La convocatoria atrae a?o tras a?o a muchachas y muchachos de edades comprendidas entre los 14 y los 19 a?os, que, en solitario o en grupo y ayudados por un profesor tutor que los orienta y cuyo trabajo es encomiable, desarrollan proyectos de investigaci¨®n que son, en muchos casos, una emulaci¨®n formidable de cualquier buen proyecto realizado por profesionales avezados. El certamen contempla la concesi¨®n de premios a los mejores trabajos, seleccionados de entre aquellos que, en una primera evaluaci¨®n "sobre papel" realizada por expertos, han superado unos l¨ªmites de calidad. En las sesiones del certamen, que en buena medida responden al formato de un congreso, los estudiantes exponen sus trabajos ante los miembros de un jurado y se someten al preceptivo debate. Del di¨¢logo surgen ideas, propuestas, nuevas preguntas..... Para estos j¨®venes protagonistas, a decir de muchos de ellos, la vivencia del acontecimiento ha sido sencillamente fascinante.
No parece dif¨ªcil acordar que la iniciativa es de una utilidad incuestionable por muchas y obvias razones: como naci¨®n necesitamos generar conocimiento cient¨ªfico y t¨¦cnico, conocimiento social en toda su vasta extensi¨®n, preservar nuestro patrimonio human¨ªstico y cultural. Necesitamos, pues, muchos y buenos investigadores y nada mejor para despertar vocaciones que fomentar y mantener actividades como la que se comenta. Pero se hace muy necesario resaltar que, al margen de la utilidad social y pr¨¢ctica de lo antedicho, el certamen tiene un valor a?adido (?tal vez el fundamental?) que se sustenta en el hecho de que los participantes, casi ni?os en algunos casos, con independencia de que vayan o no a dedicarse profesionalmente a la investigaci¨®n, al enfrentarse por s¨ª mismos al mundo de la raz¨®n, al formular las preguntas a las que quieren responder, al familiarizarse, en fin con las herramientas del pensamiento, van configurando sin apenas darse cuenta una mente anal¨ªtica y sint¨¦tica que indefectiblemente (esperemos) les llevar¨¢ a querer saber m¨¢s y m¨¢s, a experimentar el placer del intelecto y finalmente, a enamorarse del conocimiento . Y de ese matrimonio (patrimonio) no querr¨¢n ya deshacerse nunca. Tal vez sin saberlo, estos j¨®venes han hecho caso al imperativo del fil¨®sofo: "sapere aude, atr¨¦vete a pensar por ti mismo". Si muchos de nuestros estudiantes quisieran y pudieran acercarse a este ejercicio siquiera como m¨¦todo de analizar eso que llamamos la realidad, nuestras sociedades discurrir¨ªan por escenarios menos b¨¢rbaros, m¨¢s racionales y, seguramente, m¨¢s justos.
Como la afirmaci¨®n no parece necesitar de otros argumentos, solicito del lector una licencia : para quien esto escribe, el contacto directo con los participantes de la ¨²ltima edici¨®n del certamen ha sido una experiencia emocionante. Piense el lector en una congregaci¨®n de adolescentes intercambiando conocimiento, imagine a cualquiera de ellos subido en un estrado exponiendo sus hip¨®tesis, imag¨ªnelo debatiendo sus resultados, aportando conclusiones, las suyas. Imagine en un cuadro final a la joven de apenas 15 a?os que despliega su trabajo ante los adultos que han de juzgarlo. Se establece un encendido debate con trazas de may¨¦utica. ?Qui¨¦n es aqu¨ª el S¨®crates?. Bien pudiera ser ella. ?C¨®mo escapar al encanto de la escena?
Elena Escudero es profesora titular de Fisiolog¨ªa.Universidad Aut¨®noma de Madrid
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- VIII Legislatura Espa?a
- Opini¨®n
- Adolescencia
- J¨®venes
- MTAS
- Materias educativas
- Estudiantes
- Juventud
- Legislaturas pol¨ªticas
- Universidad
- PSOE
- Pol¨ªtica cient¨ªfica
- Ministerios
- Comunidad educativa
- Gobierno
- Educaci¨®n superior
- Partidos pol¨ªticos
- Sistema educativo
- Administraci¨®n Estado
- Administraci¨®n p¨²blica
- Pol¨ªtica
- Educaci¨®n
- Sociedad
- Ciencia