?Ser¨¢ suficiente con el perd¨®n?
Yo, como Carod Rovira y los independentistas, tambi¨¦n creo que los espa?oles deber¨ªan pedir perd¨®n a los catalanes por la Guerra Civil y el franquismo. El ej¨¦rcito de ocupaci¨®n espa?ol, como es bien sabido, sigue manteniendo fuerzas en territorio catal¨¢n y ya es hora de que pidan perd¨®n todos los espa?oles, los de dentro y los de fuera, por semejante barbaridad.
Lo que quiz¨¢ sea menos conocido es que los espa?oles que viven y trabajan en Catalu?a hace ya tiempo que piden perd¨®n de un modo sutil. No pod¨ªa ser de otra manera. En progreso y modernidad, la sociedad catalana siempre ha ido por delante de las dem¨¢s sociedades del Estado espa?ol, de modo que tambi¨¦n los espa?oles de Catalu?a son m¨¢s avanzados y hace a?os (pronto treinta) que piden perd¨®n sin llamar la atenci¨®n, con la humildad exigible a individuos culpables de cr¨ªmenes horribles.
Los diferentes m¨¦todos para pedir perd¨®n son ingeniosos y me ha parecido conveniente divulgar alguno de ellos por si quedara alg¨²n espa?ol de buena voluntad, en Vigo o en C¨¢diz, por ejemplo, que quisiera adoptarlos y pedir perd¨®n a los catalanes con delicadeza. Es una medida transitoria porque, como veremos, ni siquiera estos m¨¦todos ingeniosos parecen resolver el problema de fondo.
Primer modo de pedir perd¨®n: financien con sus impuestos una educaci¨®n p¨²blica que restaure la lengua y la cultura catalanas, destruidas por los invasores, y que arrincone la lengua de los dominadores espa?oles. Este ¨®bolo es de mucho perd¨®n porque el sistema educativo catal¨¢n ha situado a los estudiantes "a la cola de Espa?a y Europa" (EL PA?S, 9 de julio de 2004), y el porcentaje sobre PIB del Gobierno nacionalista era, seg¨²n el Plan Estrat¨¦gico Metropolitano, del 2,08 (la media espa?ola es del 3,10), lo que da idea de la cantidad de dinero que exige el perd¨®n en este apartado.
Segundo modo de pedir perd¨®n: financien con sus impuestos unos medios de comunicaci¨®n que obedezcan y favorezcan a las ¨¦lites pol¨ªticas y econ¨®micas catalanas, a las que tanto ha da?ado el franquismo espa?ol. Por este concepto, en 2003 los nacionalistas repartieron 18 millones de euros entre los medios adictos a la causa, con un destacado monto para el Grupo God¨®, tan golpeado por los espa?oles. Gracias a este perd¨®n, alg¨²n d¨ªa veremos La Vanguardia totalmente impreso en catal¨¢n.
Tercer modo de pedir perd¨®n: financien con sus impuestos algunos lujos de los pol¨ªticos catalanes que m¨¢s han sufrido la persecuci¨®n fascista espa?ola. As¨ª, en el a?o 2004, "los partidos catalanes, desoyendo al Tribunal de Cuentas (catal¨¢n), volvieron a repartirse seis millones de euros de m¨¢s" (EL PA?S, 20 de septiembre de 2004). El antiguo conseller en cap, Artur Mas, "gast¨® en atenciones protocolarias durante 2003 un mill¨®n de euros m¨¢s de lo presupuestado" (EL PA?S, 16 de junio de 2004). Y el singular Felip Puig, actual portavoz del nacionalismo, "gast¨® en 2003 en publicidad 16 veces m¨¢s de lo previsto" (EL PA?S, junio de 2004). Es un modo de compensar los espantos que han vivido estas pobres gentes por culpa de los espa?oles.
Cuarto modo de pedir perd¨®n: financien con sus impuestos cientos de asociaciones patri¨®ticas. En 2003, el Gobierno gast¨® cuatro millones y medio de euros en grupos como Asociaci¨®n en Defensa del Etiquetaje en Catal¨¢n; Colectivo Esbarzer de Defensa de la Lengua, la Cultura y los Derechos Nacionales de Catalu?a; E-cristians (son integristas, pero catalanes), y otras de parecido plumaje, todas ellas formadas por h¨¦roes de la resistencia. El presupuesto de 2004 ha subido a cinco millones de euros (EL PA?S, 14 de agosto de 2004). ?ste es un gasto que ayuda mucho a perdonar. Una de las agrupaciones, por ejemplo, el Instituto de Proyecci¨®n Exterior de la Cultura Catalana, present¨® sus felicitaciones a los ministros gibraltare?os por la creaci¨®n de la colonia brit¨¢nica, al tiempo que entregaban una placa en memoria de los 350 catalanes que participaron en el asunto (de modo gratuito), a las ¨®rdenes del Ej¨¦rcito brit¨¢nico, en 1704 (La Vanguardia, 29 de octubre de 2004).
Quinto modo de pedir perd¨®n: financien con sus impuestos la edici¨®n de libros en catal¨¢n para compensar lo que han hecho los espa?oles con la cultura de Catalu?a en los ¨²ltimos cien a?os. S¨®lo en 2003, el Gobierno compr¨® 375.000 libros editados en catal¨¢n por valor de dos millones de euros. Bien es verdad que 210.000 siguen en los s¨®tanos de la Generalitat, pero no por eso dejan de contribuir al desarrollo de la cultura (EL PA?S, 30 de junio de 2004). En 2004, las ayudas subir¨¢n a tres millones cuatrocientos mil euros (La Vanguardia, 8 de junio de 2004).
Podr¨ªamos continuar con otros modos modernos de pedir perd¨®n, pero creo que un lector medianamente racional ya ha pillado la melod¨ªa: los espa?oles que viven y trabajan en Catalu?a est¨¢n dando una lecci¨®n de humildad y silencio a los espa?oles del Estado. A ver si Zapatero se entera.
Ahora bien, ?ha servido para algo? Ah¨ª, la verdad, no es f¨¢cil aclararse. Por un lado, la cifra oficial de hablantes y lectores de catal¨¢n se sit¨²a entre los 10 millones que anunciaba La Vanguardia el 31 mayo de 2004 y los 13 millones que pregonan los funcionarios nacionalistas en Bruselas, a ver qu¨¦ cae. Un salto realmente asombroso, si se compara con los cuatro millones de hace 10 a?os. Muy impresionante. Realmente descomunal, como dec¨ªa el argentino. Sin embargo, por otra parte, el Institut d'Estudis Catalans ha calificado de "sumamente grave" el estado de salud del catal¨¢n. Su presidente, Josep Laporte, destaca "el escaso inter¨¦s de los Gobiernos de Espa?a, Francia e Italia hacia la lengua catalana", aut¨¦nticos culpables, junto con los espa?oles todos, de que los catalanes no enmienden. De ah¨ª que lamente "la muy reducida presencia del catal¨¢n en el mundo socioecon¨®mico, de la justicia, el pensamiento, de la investigaci¨®n, de la publicidad y del ocio" (La Vanguardia, 28 de octubre de 2004). En resumen, s¨®lo se habla catal¨¢n en las iglesias y en los vestuarios deportivos. Imaginen la cantidad de dinero que ser¨¢ necesario para acceder a un perd¨®n de semejantes dimensiones.
La consecuencia de que los catalanes sean tan raros a ojos de sus representantes es que, vista la escasa eficacia del perd¨®n hasta hoy administrado, van apareciendo m¨¦todos a¨²n m¨¢s ingeniosos para pedir perd¨®n. No s¨®lo de corte hisp¨¢nico renovado, como la multa de 30.000 a Correos por no usar el catal¨¢n que pagaremos todos con nuestros impuestos, sino m¨¦todos importados del Pa¨ªs Vasco, que en esto lleva mucha delantera. As¨ª, por ejemplo, el profesor Francisco Caja, de la Universidad de Barcelona, fue asaltado por ocho encapuchados, su nombre apareci¨® en pintadas amenazadoras y su despacho fue clavado con tablones. En unas octavillas se le acusaba de "impulsar las visitas de reconocidos fascistas a la universidad, como Alejo Vidal-Quadras, Fernando Savater y Gotzone Mora" (EL PA?S, 21 de octubre de 2004). L¨®gico: el Tribunal Superior de Justicia de Catalu?a le ha dado la raz¨®n, contra la Generalitat, en una petici¨®n que insulta grav¨ªsimamente a los catalanes; a saber, que se incluya una pregunta sobre la lengua habitual del alumno en los impresos de matriculaci¨®n.
Los nuevos m¨¦todos se acent¨²an a medida que crece la sensaci¨®n de fracaso. Tras 30 a?os de pedir perd¨®n, los espa?oles de Catalu?a no han logrado evitar que la naci¨®n por antonomasia se encuentre al borde de la desaparici¨®n. La conclusi¨®n cae por s¨ª sola y tanto Pujol como Carod Rovira lo han dicho, muy abatidos: el mestizaje "podr¨ªa significar el final de Catalu?a". Carod a?adi¨® que "una naci¨®n demogr¨¢ficamente peque?a y sin Estado necesita medios para protegerse ante la ola inmigratoria que afecta a los pa¨ªses desarrollados" (EL PA?S, 25 de agosto de 2004). ?l lo sabe mejor que nadie, que es hijo de un guardia civil de Zaragoza.
Si ni siquiera tras 30 a?os pidiendo perd¨®n parece posible salvar a Catalu?a, entonces s¨®lo queda un camino: sacudirse de encima a los espa?oles del Estado y a los espa?oles de Catalu?a, a todos los espa?oles, y meter en cintura a los catalanes. Es una medida penosa, con ejemplos del pasado que ponen los pelos de punta, pero las grandes naciones soportan cargas gloriosas. Eso es lo que no recuerdo, qui¨¦n llamaba tener "una unidad de destino en lo universal".
F¨¦lix de Az¨²a es escritor.
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