Hu¨¦rfanos en Paterna

Ayer estuve con mi padre y mi hermano en el cementerio de Paterna. All¨ª hay enterrados miles de republicanos fusilados desde que acab¨® la guerra civil hasta el a?o 1957. En su mayor¨ªa se encuentran en fosas comunes como la de mi abuelo, en donde hay varios centenares enterrados. Cada a?o, mi padre, como los miles de hijos e hijas que dejaron, visita estas fosas comunes. La tristeza es inmensa, incluso despu¨¦s de 60 a?os, pues los que se acercan eran entonces ni?os de 7, 8 ¨® 9 a?os, como mi padre.

Jam¨¢s podr¨¢n olvidar el dolor de ese ni?o, o ni?a, cuando le arrebataron a su padre de forma brutal. Hay de todos los pueblos de Valencia y de otros sitios de Espa?a, desde muchachos de 17 o 18 a?os hasta abuelos de 70, muchos de ellos campesinos, como mi abuelo. Ayer hab¨ªa una mujer que ven¨ªa desde Gandia. Nos dec¨ªa que todos los a?os, mientras pueda, vendr¨¢. Con l¨¢grimas en los ojos recordaba que era una ni?a de 8 a?os cuando lo juzgaron, y pas¨® todo el juicio escondida escuch¨¢ndolo todo detr¨¢s de la silla de su padre.

Ella, como nosotros, sacar¨ªa de la fosa a su padre, pero se preguntaba c¨®mo lo iba a hacer si en la misma fosa, de apenas cuatro metros cuadrados, hab¨ªa centenares de personas. Con ese dolor morir¨¢n los hu¨¦rfanos de Paterna como la mayor¨ªa de los hu¨¦rfanos de las fosas comunes de uno y otro bando. Los hu¨¦rfanos de Paterna lo ser¨¢n hasta que mueran. Me sobrecoge pensar en los nuevos hu¨¦rfanos de Paterna que aparecen cada d¨ªa en el mundo, y en los a?os que les quedan para sobrellevar su tragedia.