El Getafe sigue creciendo
Los partidos del Getafe son un calco: empiezan con ciertos agobios hasta que los responsables activan el chip que exige la categor¨ªa. Entonces dominan y dominan, pero para que se lleven el premio del gol casi tiene que aparecerse la Sant¨ªsima Trinidad para marcarlo y que as¨ª se produzca el milagro.
Gallardo asumi¨® ayer el rol de goleador que tan puntualmente se reparten los azulones. Al igual que les ocurre con sus contrarios, que aprovechan sus errores defensivos -Belenguer no pod¨ªa faltar a la cita y dio alg¨²n susto a S¨¢nchez Broto, aunque tambi¨¦n estuvo a punto de marcar mediado el segundo tiempo- para sembrar el caos en sus filas, Gallardo empalm¨® un centro de Gabi que, si subi¨® al marcador, fue gracias a la colaboraci¨®n de un contrario.
GETAFE 1 - M?LAGA 0
Getafe: S¨¢nchez Broto; Yanguas, Belenguer, Nano, Pern¨ªa; Vivar Dorado, Diego Rivas, Gabi, Riki (Craioveanu, m. 69); M¨ªchel (Gallardo, m. 46) y Pach¨®n (Yordi, m. 79).
M¨¢laga: Calatayud; Alexis (Manu, m. 62), Litos, Fernando Sanz, Valcarce; Gerardo, Romero (Rodr¨ªguez, m. 75), Leko, Duda (Luque, m. 68); Geij¨® y Wanchope.
Goles: 1-0. M. 46. Gallardo engancha un centro de Gabi a la salida de un c¨®rner.
?rbitro: Teixeira Vitienes. Amonest¨® a Alexis, Litos, Nano, Valcarce, Fernando Sanz y S¨¢nchez Broto.
14.000 espectadores en el Alfonso P¨¦rez.
Hasta entonces el equipo malague?o, que encadenaba cuatro partidos sin ganar, con dos derrotas y dos empates, ley¨® como se deb¨ªa la cartilla, no porque fuera m¨¢s aplicados que otros; m¨¢s bien porque siempre es la misma. A base de contragolpear por la banda de Valcarce y de forzar los errores de la zaga, Geijo -se gir¨® y tir¨® al mu?eco tras recibir un bal¨®n decente dentro del ¨¢rea- y Leko -con un chut picado y ajustado a la cepa del palo desde 25 metros- estuvieron a punto de cantar victoria. Pero no apuntillaron al rival, Leko y Romero se hartaron de controlar la medular en vez de compartir el esf¨¦rico aunque s¨®lo fuera un rato con Gabi y los locales, cuando ya transcurr¨ªan 30 minutos, por fin se desperezaron. Vivar Dorado empez¨® a hacer pupa con sus internadas por la banda, Diego Rivas volv¨ªa a ser el pulm¨®n pegajoso que acosaba en la l¨ªnea de tres cuartos a todos los desconocidos que se interpon¨ªan en su paso y Gabi, sensacional en sus cambios de orientaci¨®n, se puso a dar clases de c¨®mo se juega el bal¨®n.
Aunque el M¨¢laga se las ingeniaba para dar alg¨²n que otro manotazo sobre la mesa de tanto en tanto, como en el trallazo al larguero de Duda. Su disparo, duro y seco, se encontr¨® primero con la mano de S¨¢nchez Broto, que con su actuaci¨®n de anoche -no le bati¨® de milagro Luque en una salida en falso- se mantuvo en sus trece de salir imbatido por segunda vez en su vida de un partido en la m¨¢xima categor¨ªa.
Salvo esos amagos de revuelta, el encuentro discurri¨® en los c¨¢nones de incertidumbre que tanto le gustan al Getafe, que ya parece creerse que la permanencia no es mera fantas¨ªa. Juego no le falta, y tampoco chispa, como la desplegada por Riki por su orilla. Pero, pese a su gusto por tratar con decencia al bal¨®n, exhibiendo unas intenciones m¨¢s nobles que las de otros conjuntos asentados en la categor¨ªa, cada vez que los extremos llegaban, se revelaba el gran lastre que Quique S¨¢nchez Flores tiene a los pies atado: la falta de pegada. Apenas coincidieron en el ¨¢rea de Calatayud un centro medido con una bota o una cabeza. Incluso Craioveanu se dio el lujo de lanzar una falta al palo. Pese a tanto desacierto, las andanzas del Getafe ahora son m¨¢s propias de una pel¨ªcula ¨¦pica que de un filme de terror.
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