Esperpento y extorsi¨®n
CONDENADO POR la Audiencia Provincial de Madrid en enero de 2002 -la sentencia acaba de ser confirmada por el Supremo- a siete a?os de prisi¨®n como autor de un delito continuado de malversaci¨®n de caudales p¨²blicos, Rafael Vera recibi¨® hace tres semanas el gesto de solidaridad del presidente del Gobierno y de los ministros del Interior socialistas que le hab¨ªan confiado elevadas responsabilidades p¨²blicas sobre la Seguridad del Estado entre 1982 y 1994 y que suscriben ahora una petici¨®n de indulto total en su beneficio. Tanto esa solicitud de gracia al Gobierno como los movimientos a favor y en contra de su otorgamiento han desatado una tormenta en las filas socialistas.
El ministro de Justicia respondi¨® el pasado lunes en un debate televisivo que el Gobierno "no tiene nin-guna intenci¨®n" de conceder el indulto "ni pron¨®stico favorable" al respecto: "Estamos hablando de una malversaci¨®n y enriquecimiento il¨ªcito en el ejercicio del cargo". Esa rotunda declaraci¨®n del titular del departamento encargado de tramitar el expediente pudo deberse a un simple calentamiento dial¨¦ctico o al prop¨®sito de lanzar un globo sonda o una bengala de advertencia. Por lo dem¨¢s, varios altos cargos del gobierno y del PSOE se han venido pronunciando -aunque de manera m¨¢s prudente- contra la aceptaci¨®n de la solicitud: el secretario de organizaci¨®n socialista ha subrayado que "no puede haber privilegio ni trato de favor" en este caso.
Prosigue la campa?a para forzar al Gobierno a ejercer el derecho de gracia a favor de un ex secretario de Estado de Seguridad condenado a siete a?os de c¨¢rcel por apropiaci¨®n indebida de fondos reservados
Sin embargo, otros dirigentes de la vieja guardia del PSOE se han manifestado a favor del indulto. Alfonso Guerra, ha escrito un art¨ªculo para demostrar que Vera "est¨¢ siendo sometido a los efectos de una gran injusticia"; en su opini¨®n, la sociedad democr¨¢tica estar¨ªa obligada a restituir "el da?o infligido" y a pagar la deuda contra¨ªda con este ejemplar "servidor del Estado" por su lucha "decidida, dif¨ªcil y valiente" contra el terrorismo: "el Gobierno deber¨ªa conceder el indulto a Vera" (Tiempo, 8 -XI-2004). El ex vicepresidente del Gobierno y ex vicesecretario del PSOE tambi¨¦n ha recuperado la pasi¨®n teatral por el esperpento en sus declaraciones a una agencia de prensa: la condena de Vera por el Supremo ser¨ªa comparable -a contrario- con la absoluci¨®n de un violador dictada en su d¨ªa por un juez con la excusa de que la chica llevaba minifalda. El presidente de Extremadura -un guerrista de colmillo retorcido- arremeti¨® de manera chabacana contra L¨®pez-Aguilar y sus compa?eros de Gabinete: "Que se metan el indulto donde les quepa al ministro de Justicia y al Gobierno", esto es, "donde termina la espalda".
La presi¨®n ejercida sobre el Gobierno de Zapatero no proviene s¨®lo de los exabruptos de Guerra y Rodr¨ªguez Ibarra, sino tambi¨¦n del propio Vera, que ha dejado entrever el doble prop¨®sito de declararse en huelga de hambre si ingresa en prisi¨®n y de revelar en tal caso el destino de los fondos reservados que administr¨® durante 11 a?os en el Ministerio del Interior. Ambas amenazas son impropias de alguien que se jacta de sus servicios al Estado y a la democracia. Una condena a siete a?os de prisi¨®n, aliviada con permisos carcelarios y acortada mediante la aplicaci¨®n del tercer grado penitenciario y la libertad condicional, no puede justificar un acto tan desesperado como la huelga de hambre suicida de un recluso; la decisi¨®n de jugar con la propia vida suena m¨¢s bien a medida extorsionista. Tambi¨¦n las veladas alusiones a la eventual revelaci¨®n de los destinos de los fondos reservados manejados por el Ministerio del Interior parecen un chantaje. Si las instituciones del Estado no fuesen capaces de resistir las eventuales revelaciones de un alto cargo ministerial sobre el irregular manejo de dinero p¨²blico opaco desviado desde sus fines propios (la lucha contra el terrorismo, la prevenci¨®n del delito, la defensa de la seguridad interior y exterior) hacia los enriquecimientos personales, ser¨ªa mil veces preferible -por escandalosas que resultasen las cifras y por insospechadas que fuesen las identidades de sus perceptores- reconstruir desde los cimientos los muros de carga del sistema constitucional.
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