Espa?olizar la telebasura
Cuando yo titul¨¦ estas columnas as¨ª, Las burbujas del globo, estaba convencido de que la burbuja hipermoderna que primero iba a estallar en el globo ser¨ªa la formada por la compra de Endemol, la productora holandesa de El Gran Hermano, por parte de nuestra querida Telef¨®nica (5.300 millones de euros). Me equivoqu¨¦ estrepitosamente. El globo sigue produciendo a ritmo acelerado burbujas que tarde o temprano hacen plaf o pop, pero la burbuja del formato televisivo Big Brother no s¨®lo goza de una salud financiera y medi¨¢tica estupenda, sino que se ha convertido en uno de los escasos s¨ªmbolos que Eurolandia puede aportar a esa globalizaci¨®n asim¨¦trica dominada por los Estados Unidos de Am¨¦rica y que es el gran tema europeo de nuestro tiempo.
Seg¨²n unos gr¨¢ficos que el arquitecto holand¨¦s Rem Kolhaas acaba de publicar en el libro Content, una especie de c¨®mic que sirve de base a la actual exposici¨®n The Image of Europa en Bruselas, organizada por la Uni¨®n Europea, los dos ¨²nicos productos que forman parte de la actual aventura de la mundializaci¨®n y que son espec¨ªficamente europeos son los muebles suecos de la factor¨ªa Ikea (34 pa¨ªses) y las series de El Gran Hermano repartidas en 33 pa¨ªses del globo y que adem¨¢s de toda Europa y Estados Unidos incluyen Am¨¦rica Latina, ?frica, Australia y parte de Arabia. Todo lo dem¨¢s se llama McDonald's, Indymedia Centers, bases militares USA, Coca-Cola, Chinatowns o Hollywood. O sea que si no entiendo mal y Telef¨®nica sigue sin vender Endemol, no s¨®lo hemos colocado una, sino dos empresas espa?olas en las cartograf¨ªas de la globalizaci¨®n triunfante: el formato Zara y el formato Big Brother. Ni un solo rinc¨®n del planeta sin tiendas gallegas del Grupo Inditex y sin tardes-noches ante el televisor hipnotizados por las basuras de ese Gran Hermano y derivados que son propiedad de Telef¨®nica.
No est¨¢ mal para un pa¨ªs que devora globalizaci¨®n, pero que apenas coloca nada en los mercados globales. Ustedes me dir¨¢n que las famosas tiendas Zara ideadas desde Galicia producen orgullo nacional cuando las ves colonizando poco a poco las calles de la moda del planeta y a precios tan democr¨¢ticos, pero que esos grandes hermanos de Telef¨®nica producen verg¨¹enza ajena cuando los ves declinados por ah¨ª, reuniendo y gritando lo peor de cada casa nacional. Pero no seamos antiguos ni maximalistas cuando se trata de globalizar. Lo que cuenta en estos asuntos tan mundiales, y sobre todo en estos gr¨¢ficos tan vanguardistas de Rem Koolhaas, es la apabullante escala, la fabulosa cuenta de resultados y el patriotismo.
La prueba de que el Big Brother de Telef¨®nica es ya, a estas alturas asim¨¦tricas de la globalizaci¨®n, algo m¨¢s que un formato basura es que los dirigentes de la Uni¨®n Europea, muy conscientes del fen¨®meno mundial, acaban de pagar 300.000 euros a la productora de Gran Hermano (o sea, a nuestro muy querido producto interior bruto) por un programa en el mismo formato que venda la idea de Europa y que se emita sincronizado en todas las televisiones de Eurolandia antes del pr¨®ximo Consejo Europeo del 17 de diciembre. Mi euroutop¨ªa es que en ese nuevo Gran Hermano haya otra condici¨®n de los comisarios de Bruselas para hacer patria: que en esas casas nacionales espiadas d¨ªa y noche por c¨¢maras, los encerrados vayan vestidos de Zara sencillamente porque no hay otra marca europea de mayor envergadura global que la gallega, y que la sant¨ªsima trinidad de la euromoda (Armani, Prada y Dior) me perdone.
Por tanto, el problema que en estos precisos momentos est¨¢ planteando Telef¨®nica sobre la posibilidad financiera de vender Endemol para aprovecharse de sus plusval¨ªas y renunciar al Gran Hermano en plena expansi¨®n universal es mucho m¨¢s que una decisi¨®n interna de la empresa espa?ola. Es un asunto global y local al mismo tiempo, glocal, y como tal deber¨ªa discutirse al margen de que el Estado posea o no la famosa acci¨®n de oro de Telef¨®nica. Deshacerse de una de las dos empresas espa?olas que por fin han incurrido en globalizaci¨®n es asunto de patriotismo espa?ol, una vez olvidados los delirios de la foto de las Azores, donde no se triangulaba un pijo. Y me pregunto lo siguiente: dado que el formato Big Brother est¨¢ alcanzando una expansi¨®n tan inimaginable y no hay nada ni nadie que lo detenga, ?por qu¨¦ no emplear la influencia de Telef¨®nica, su propietario, para espa?olizar la telebasura global? No s¨®lo utilizar las famosas sinergias de Telef¨®nica para que todos los encerrados del globo vistan Zara y en ocasiones Adolfo Dom¨ªnguez, sino tambi¨¦n que calcen Camper, picoteen frutos Borges, merienden Campofr¨ªo, desayunen Cola Cao, usen aceite Carbonell, hagan sopas Gallina Blanca, brinden con Codorn¨ªu o Freixenet, dejen de fumar con Chupa Chups y utilicen para dormir camisetas amarillas con el toro tambi¨¦n global de Osborne, como en la peli Elephant. Y si una sinergia as¨ª con las principales firmas de la marca Espa?a no es posible, que por lo menos Telef¨®nica utilice su poder para conseguir que se grite un poco menos en El Gran Hermano espa?ol y en sus declinaciones vociferantes de ma?ana, tarde y noche.
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