Por una escuela p¨²blica laica
Quienes formamos el colectivo Foro por otra escuela, profesores y otros miembros de la comunidad educativa, partimos del convencimiento de que es necesaria y posible "otra escuela" de caracter¨ªsticas diferentes a la que hoy conocemos. Desde este supuesto pretendemos mostrar nuestro compromiso en relaci¨®n con los principales problemas que afectan a la educaci¨®n en nuestra sociedad y luchar, por tanto, en favor de una escuela p¨²blica con verdadera calidad educativa, que se ocupe de los problemas sociales y ambientales que afectan a nuestro mundo, que desarrolle una ense?anza capaz de integrar conocimientos, afectos y experiencias, que sea mucho m¨¢s flexible en los espacios, los tiempos, los grupos y las actividades; una escuela, en definitiva, integradora y diversa.
En esta l¨ªnea, nuestra campa?a Por una escuela p¨²blica laica se inici¨® el pasado mes de mayo con un acto de reivindicaci¨®n en la Plaza de San Francisco de Sevilla, en el que plante¨¢bamos la necesidad de separar la ense?anza confesional del conjunto del sistema educativo p¨²blico: es ¨¦ste el eje del debate que aportamos, y que curiosamente ni siquiera se tantea en las esferas pol¨ªticas. La algarab¨ªa que se est¨¢ engendrando actualmente en torno al binomio religi¨®n-escuela se ha centralizado en la relativa p¨¦rdida de influencia de la Iglesia Cat¨®lica. La persona que haya le¨ªdo detenidamente el documento para la reforma de la Ley de Calidad del actual gobierno, observar¨¢ que la principal aportaci¨®n en este tema es el concepto no evaluable de la asignatura de religi¨®n, es decir, volver a la situaci¨®n LOGSE (1990), pero nada m¨¢s. Este ingenuo "radicalismo" se nos antoja insuficiente e incomprensible a lo que se debiera plantear en realidad. El sistema educativo como garant¨ªa de servicio p¨²blico, debe ser laico; esto es, debe haber una clara separaci¨®n entre asuntos civiles y religiosos, afianzando el car¨¢cter aconfesional de nuestro Estado.
Foro por otra escuela no plantea en ning¨²n caso, una confrontaci¨®n gratuita con las diferentes opciones religiosas ni con ninguna en particular. El adoctrinamiento religioso debe pertenecer a la esfera privada de cada ciudadano, a sus colectivos y espacios respectivos. El Estado debe garantizar la formaci¨®n en valores ¨¦ticos, que nos permitan integrar y convivir a la diversidad de tendencias. Es preciso insistir en una formaci¨®n basada en el respeto a derechos y obligaciones de car¨¢cter universal, que otorgue la compatibilidad de las diferentes opciones particulares y culturales, sin contradecir los valores fundamentales asumidos democr¨¢ticamente. Di¨¢logo y tolerancia son instrumentos b¨¢sicos para esta ardua tarea.
El hecho religioso es digno de ser estudiado y analizado como cualquier otro hecho human¨ªstico o cient¨ªfico del curr¨ªculum, y no puede tener una diferenciaci¨®n espec¨ªfica como materia, existiendo suficientes ¨¢reas de conocimiento donde abordar un estudio integral del mismo. Por tanto, nos oponemos a que cualquier creencia sea incluida como ¨¢rea en la estructura educativa, proponiendo por el contrario una l¨ªnea curricular integradora que reconozca la diversidad y la igualdad de derechos.
Como se ve, esta propuesta va m¨¢s all¨¢ de las t¨ªmidas reformas del momento, que seg¨²n algunos, van a provocar el resurgimiento de "las dos Espa?as", en una clara incompetencia y necedad argumentativa. Es evidente que si desligamos la ense?anza religiosa del sistema p¨²blico, la primera afectada es aquella que siempre ha tenido un trato m¨¢s que preferente con todos los gobiernos de la democracia espa?ola, por no remontarnos a ¨¦pocas m¨¢s oscuras; la Iglesia Cat¨®lica y sus fieles deber¨ªan entender adem¨¢s, que las arcas p¨²blicas no deben pagar un profesorado anexo (600 millones de euros) que es seleccionado al margen de los sistemas de empleo p¨²blico. La ruptura de los acuerdos con la Santa Sede, es el paso l¨®gico subsiguiente que la sociedad espa?ola deber¨ªa exigir a sus representantes pol¨ªticos, si desea llegar a ser una sociedad moderna -"europea"- y laica.
Igualmente tampoco nos parece que el camino a seguir tenga que ser introducir en la escuela la ense?anza de m¨¢s confesiones (v¨¦anse los recientes acuerdos con la comunidad musulmana). Siguiendo esa din¨¢mica, nos preguntamos por qu¨¦ no dar clases de ateismo, de agnosticismo, de tao¨ªsmo, de cristianismo ortodoxo o de cualquier religi¨®n animista, por citar algunos de los miles de ejemplos que se nos ocurren.
Si de verdad se quiere convertir la religi¨®n en un hecho no impositivo y convencer a los ciudadanos de las bondades de una determinada doctrina, juguemos en igualdad de condiciones, no propugnando estados teocr¨¢ticos o democracias confesionales disfrazadas de laicismo.
Sergio Villalba Jim¨¦nez y Francisco F. Garc¨ªa P¨¦rez son miembros del Foro por otra escuela
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