Gran expectaci¨®n en Nueva York ante la reapertura del MoMA
El s¨¢bado se abre el museo al p¨²blico despu¨¦s de dos a?os de ampliaci¨®n
Van Gogh, C¨¦zanne, Gauguin y Seurat fueron los cuatro artistas con los que en noviembre de 1929 el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) abr¨ªa su primera sede en un peque?o espacio alquilado en el edificio Heckscher de la Quinta Avenida neoyorkina. Ayer, 75 a?os m¨¢s tarde, con 150.000 tesoros art¨ªsticos y bibliogr¨¢ficos del siglo XX en sus fondos que lo han convertido en el museo de arte moderno y contempor¨¢neo m¨¢s prestigioso del mundo, fue el enorme cuadro F-111, de James Rosenquist, el que sirvi¨® de testigo silencioso a los discursos de presentaci¨®n a la prensa de la nueva y flamante sede, que el pr¨®ximo s¨¢bado se abrir¨¢ por primera vez al p¨²blico tras la remodelaci¨®n realizada por el arquitecto japon¨¦s Yoshio Taniguchi. La inauguraci¨®n oficial, con el alcalde de la ciudad, ser¨¢ ma?ana.
El MoMA, afincado en la calle 53 de Nueva York desde 1932, ha permanecido cerrado durante dos a?os y medio y su reapertura era el evento m¨¢s esperado del a?o art¨ªstico, como demostr¨® la presencia de cientos de periodistas de todo el mundo que acudieron a ver el nuevo edificio, en el que se han gastado 425 millones de d¨®lares, aunque el coste total para la rehabilitaci¨®n, la ampliaci¨®n y el traslado temporal del museo al barrio de Queens mientras duraron las obras alcanza los 825 millones.
"El MoMA naci¨® como un museo laboratorio para que el p¨²blico pudiera experimentar con el arte. A lo largo de su historia ha acumulado una colecci¨®n excepcional con la que ha impulsado ese rol de pensamiento, para ayudar a pensar sobre el arte contempor¨¢neo. Ahora, gracias a Taniguchi, esa experimentaci¨®n puede verse culminada", asegur¨® el director Glenn D. Lowry desde la sexta planta de un edificio que trata de transmitir serenidad a trav¨¦s de sus amplios espacios y su lluvia de luz natural.
"No voy a explicar lo que he querido hacer porque la arquitectura deber¨ªa hablar por s¨ª misma", dijo ayer en voz baja un t¨ªmido Taniguchi que parec¨ªa verdaderamente desbordado por la multitudinaria presencia de la prensa. Tras agradecer la oportunidad que se le hab¨ªa brindado, con la que firma su primer proyecto fuera de Jap¨®n, Taniguchi a?adi¨®: "Lo m¨¢s importante era promover el nacimiento de un nuevo museo intentando incorporar historia y tradici¨®n, creando un ambiente para el arte en lugar de impulsar la expresi¨®n de la arquitectura", dijo este creador cuya elecci¨®n ha sembrado cierta pol¨¦mica en los c¨ªrculos arquitect¨®nicos por no ser excesivamente audaz. "El MoMA lo eligi¨® porque consider¨® que era quien mejor pod¨ªa preservar el ADN del museo", analizaba hace unos d¨ªas la revista The New Yorker. Para el director Glenn Lowry, en cambio, s¨®lo hay una palabra para resumir el resultado de esta ampliaci¨®n con la que se duplica el espacio de exhibici¨®n hasta los 11.600 metros cuadrados: "?Bravo!", exclam¨®, algo que ayer tambi¨¦n dijeron las cr¨ªticas publicadas por el diario The New York Times.
El nuevo edificio, en el que, por orden cronol¨®gico, se presenta la colecci¨®n del MoMA a lo largo de seis plantas, "formar¨¢ parte de otros edificios hist¨®ricos de Nueva York como el Empire State", augur¨® ayer Jerry Speyer, vicepresidente del museo, mientras que Ronald Lauder, presidente del Consejo de Direcci¨®n, proclam¨®: "El MoMA ha sido la mayor influencia en el desarrollo del arte del siglo XX. Ahora esperamos ayudar a redefinir el arte contempor¨¢neo del siglo XXI".
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