"En C¨¢ritas he chocado con un problema de ideolog¨ªa"
N¨²ria Gispert i Feli¨´, de 68 a?os, lleva desde los 18 a?os trabajando por lograr una sociedad m¨¢s justa. Su ¨²ltima aventura, la presidencia de C¨¢ritas Espa?ola, la principal asociaci¨®n social de la Iglesia cat¨®lica, se inici¨® en enero de 2003 y acab¨® el pasado d¨ªa 12 con su dimisi¨®n.
Pregunta. ?Se va o la echan los obispos?
Respuesta. Que los obispos hayan aceptado mi dimisi¨®n es un s¨ªntoma claro de lo que pasa con C¨¢ritas. Yo llevo toda la vida con una trayectoria ideol¨®gica y no iba a traicionarla a mis a?os.
P. ?Una ideolog¨ªa cristiana? Usted fue concejal del Ayuntamiento de Barcelona y responsable de los servicios sociales municipales de 1979 a 1995.
R. Nunca he perdido mi car¨¢cter eclesial, pero antes de C¨¢ritas no hab¨ªa trabajado con el mundo cristiano, sino con el agn¨®stico. Y ah¨ª, cuando se tiene un objetivo com¨²n, se va muy lejos.
P. ?Por qu¨¦ no va igual de lejos al frente de C¨¢ritas?
R. No es que de sopet¨®n me haya ido. Se trata de un proceso de desencuentro. Y seamos objetivos: cuando me hago cargo de la presidencia, el equipo era otro que hoy; s¨®lo queda el secretario general, Silverio Agea.
P. ?Las discrepancias fueron principalmente internas?
R. No s¨®lo hay diferencias entre el equipo con el que entro y el otro con el que salgo. La situaci¨®n pol¨ªtica espa?ola tampoco es la misma. Cuando entr¨¦ en la presidencia, todos me defin¨ªan como mujer socialista, ex concejal de Barcelona. Pero hoy est¨¢ claro que ser mujer no es igual que ser hombre a la hora de las cosas que como mujer tienes que aguantar. Y encima yo soy catalana, y en Catalu?a hubo un cambio de Gobierno anterior al estatal. Ahora bien, yo en Barcelona me entend¨ª lo mismo con PP, que con CiU y los socialistas. El esp¨ªritu catal¨¢n quiz¨¢ sea as¨ª, de buscar un terreno com¨²n, un pacto social. En C¨¢ritas por supuesto que la puesta en marcha del nuevo Plan Estrat¨¦gico comporta desajustes organizativos, porque supone poner la casa patas arriba. Pero lo principal es que choco con un problema de ideolog¨ªa.
P. ?Ha vivido enfrentamientos directos? ?Con los obispos?
R. La cosa ha ido yendo a m¨¢s. Digamos que en esta corrida de toros primero me dan pases, luego me ponen banderillas y por ¨²ltimo llega la estocada. Pero con los obispos, directamente, no ha habido nada. Otra cosa es que vayas notando el clima, vayas viendo que se pone un palo tras otro en las ruedas de los proyectos. El choque mayor se ha dado sobre c¨®mo trabajar para los inmigrantes.
P. C¨¢ritas hizo de los inmigrantes, bajo su presidencia, una bandera.
R. Al frente de la C¨¢ritas Diocesana de Barcelona, trabaj¨¢bamos con unos 16.000 inmigrantes y una poblaci¨®n de 4,2 millones de personas. Y como presidenta de C¨¢ritas Espa?ola he intentado que los inmigrantes no s¨®lo reciban primeros auxilios propios de una instituci¨®n sociocaritativa de la Iglesia cat¨®lica, sino formaci¨®n profesional, ense?anza, vivienda, sanidad, di¨¢logo interreligiones. Mi meta es crear ciudadanos, gente que se comprometa con una sociedad, que pueda votar.
P. ?Hab¨ªa sitio en esa concepci¨®n para cristianizar a ese colectivo?
R. Yo nunca me he cre¨ªdo eso que en mi ¨¦poca cant¨¢bamos en el cole: "Cristo Rey, su bandera levantada, y quiere todo el mundo conquistar". La ayuda de verdad no es un corralito, una ropa donada, ni siquiera unos papeles que legalizan. Es que se aprenda a ser ciudadanos. Si ah¨ª ellos pueden descubrir un Dios, pues vale, pero no hay que meterles doctrina como una cucharada de aceite de ricino.
P. ?La batalla clave fueron los inmigrantes?
R. S¨ª, pero hubo m¨¢s. Por ejemplo, mi intento de promover una banca ¨¦tica, algo realmente inexistente en Espa?a. O la cuesti¨®n de la recogida de ropa usada. Sobra mucha, en mal estado. ?Y qu¨¦ haces con ella, la env¨ªas?
P. ?Cree que C¨¢ritas va a poder seguir con su labor?
R. Creo que s¨ª. Es una instituci¨®n que amo. Y no la he dejado por mi gusto, ni porque yo est¨¦ enferma, aunque el disgusto que me he llevado tambi¨¦n ha sido f¨ªsico. Me voy porque as¨ª quiz¨¢ puedan hallar una persona que no suscite tanto recelo por su trayectoria ideol¨®gica, que no avive los fantasmas, que no sufra tanta desconfianza. A lo largo de estos meses, he visto mucha divisi¨®n interna, un miedo espantoso a juntarse con otras organizaciones, con las que podr¨ªa hacerse un gran trabajo.
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