"Vivo en el castellano inventando mi propio idioma"
Tom¨¢s Abraham, fil¨®sofo y profesor en la Universidad de Buenos Aires, acaba de presentar su libro Fricciones, en el que analiza lo que ¨¦l denomina "cruces" entre escritores. Piglia y C¨¦sar Aira, Artaud y Riviere, Gombrowicz y Schulz, binomios de la literatura y el pensamiento a los que se acerca con la intenci¨®n de "abrir un boquete como el que rompe un muro y algo que est¨¢ clausurado abrirlo".
El fil¨®sofo, que participa en el III Congreso de la Lengua en calidad de moderador de la mesa en la que se tratar¨¢n hoy los aspectos ideol¨®gicos y sociales de la identidad ling¨¹¨ªstica, contar¨¢ su singular experiencia con el castellano, lengua a la que tuvo que conquistar, porque se le resisti¨® muchos a?os: "Mi lengua materna es el h¨²ngaro, pero hasta los 25 a?os fui un tartamudo cr¨®nico. Mi lengua estaba atada. Fui a Francia, aprend¨ª franc¨¦s, se me olvid¨® el h¨²ngaro y se solt¨® mi lengua. Entonces comenc¨¦ a hablar castellano".
"Creo que nuestra relaci¨®n con los idiomas es fantasmal, imaginaria"
"Me cautiv¨® para siempre, y ya toda mi vida segu¨ª sumergido en aquel encantamiento"
"Se lo pido a todos, a tirios y a troyanos. Todos encontrar¨¢n lecciones v¨¢lidas"
"Sugiero abrir la gran obra de Cervantes al azar, y encontraremos hallazgos reveladores"
"Las lenguas implican nuestra felicidad, y para m¨ª esa felicidad es el castellano"
Su historia es una historia de obst¨¢culos porque para ¨¦l la lengua no es un hecho natural: "Yo miraba a la gente hablar. Miraba c¨®mo pronunciaban la pe, la te, la ka, porque pertenec¨ªa al grupo de los que no pod¨ªan hacerlo. Todo el mundo habla distinto. Creo que nuestra relaci¨®n con los idiomas es fantasmal, imaginaria, y la relaci¨®n que establecemos con cada lengua es distinta. Con unas tenemos relaciones hostiles, con otras esperanzadas, como la que yo establec¨ª con el franc¨¦s que solt¨® mi lengua".
Autor de m¨¢s de 15 libros -en Espa?a ha aparecido en Anagrama Situaciones postales-, su pensamiento es deudor de la filosof¨ªa francesa: Fou-cault, Deleuze y Althusser han sido sus maestros a los que -seg¨²n declara- ha deformado con todo tipo de salsas. "Escribo art¨ªculos period¨ªsticos sobre f¨²tbol, sobre pol¨ªtica, sobre la televisi¨®n argentina, sobre Nietzsche... Escribo sobre lo que quiero y no pertenezco a una escuela. Diga que soy un irreverente posmoderno porque as¨ª hay para unos y otros. Cada cual tiene su mendrugo", afirma Abraham dejando aflorar una iron¨ªa subterr¨¢nea latente en todo su discurso, y que ahora refuerza al notar las casi dos horas de espera a la inauguraci¨®n del congreso: "Vengo a este congreso para esperar al Rey y al virrey. Soy pol¨ªticamente moderado y culturalmente un anarquista. Soy un anarco moderado s¨²bdito del rey".
"Gracias por sus libros", le aborda un congresista, "porque no es cuesti¨®n de saciarse sino de dar hambre". Y es que los libros de este fil¨®sofo est¨¢n llenos de alarmas: "En nuestra cultura se distribuye el poder de un modo sacro y esos elementos me desaf¨ªan y me ponen a pensar. Escritores como Piglia son l¨ªderes de un asociacionismo que distribuyen grados. Son m¨¢quinas de censura, no s¨®lo censura la Iglesia". Y lamenta la situaci¨®n hoy del venerado escritor polaco: "Gombrowicz ha generado un discipulaje que ha convertido al irreverente que era el escritor en un bur¨®crata. Con su jerga se ha perdido el esp¨ªritu genial y disidente del polaco. En Polonia asesinaron a seis millones de personas y la tragedia de ese genocidio abarca y supera la vida de una generaci¨®n de escritores: Gombrowicz, Witkiewicz, Schulz, Milosz, Singer... Me interesa su ¨¦xodo. Me interesa su tragedia".
Y volviendo al Congreso, al idioma y a las lenguas el profesor argentino recobra un aire optimista para declarar su dependencia, su necesidad: "Los idiomas nos son tan necesarios como el aire. Las lenguas implican nuestra felicidad y para m¨ª esa felicidad es el castellano. Yo lo conquist¨¦ y ahora vivo en ¨¦l inventando mi propio idioma. Repito con Deleuze: ahora disfruto tartamudeando el castellano cuando escribo, creo que tengo un estilo tartamudo". En cuanto al congreso paralelo que se celebra al otro lado de la calle, y en torno al cual se agrupan las lenguas abor¨ªgenes, Tom¨¢s Abraham afirma lo mucho que uno y otro se necesitan: "Para que exista un congreso paralelo tiene que haber uno oficial y siempre es as¨ª. Por cada congreso oficial hay uno paralelo. No tengo mucha informaci¨®n, pero creo que es una cuesti¨®n pol¨ªtica e ideol¨®gica. A m¨ª no me invitaron, pero aqu¨ª hay gente que seguramente est¨¢ inc¨®moda por no estar all¨ª porque piensan que la buena conciencia est¨¢ enfrente. El mundo de la literatura est¨¢ lleno de vanidades y en ¨¦l pasa de todo menos dinero. Pero es la primera vez en mi vida que estoy en un acto en el que est¨¢n los Reyes, es mi primera experiencia, experiencia que est¨¢ siendo prolongada, y yo hoy soy s¨²bdito del Rey".
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