Hallados en Kabul 22.000 objetos art¨ªsticos que se cre¨ªan perdidos
M¨¢s de 22.000 objetos art¨ªsticos pertenecientes a diferentes ¨¦pocas de la historia de Afganist¨¢n y que se cre¨ªan perdidos han sido hallados ocultos y a salvo en un s¨®tano en el centro de Kabul. El descubrimiento se produjo en el marco de un proyecto de inventario del maltrecho patrimonio afgano y fue anunciado ayer por National Geographic, que apoya dicho proyecto. En el conjunto encontrado figuran estatuas de marfil, relieves de palacios y monedas de oro y plata.
Los objetos muestran c¨®mo Afganist¨¢n, una etapa de la Ruta de la Seda, ha constituido una gran encrucijada de culturas. Entre lo hallado hay piezas originarias de China, India, Egipto, Grecia o Roma, as¨ª como de los antiguos reinos afganos.
Todo ese material se daba por perdido, v¨ªctima de la larga cadena de desgracias que se han abatido sobre el patrimonio del pa¨ªs: el bombardeo del Museo Nacional de Kabul durante la guerra civil a inicios de los a?os ochenta, el saqueo a manos de los muyahidin locales a finales de la d¨¦cada y la destrucci¨®n iconoclasta de los talibanes en los noventa.
"Tras el final de los talibanes pens¨¢bamos que no hab¨ªa quedado nada", se?al¨® ayer el arque¨®logo norteamericano Fredrik Hiebert, que ha estudiado durante 25 a?os las culturas asi¨¢ticas de la Ruta de la Seda y que en 2003 fue invitado por el Gobierno de Afganist¨¢n a verificar e inventariar las colecciones del museo de Kabul, escondidas y presumiblemente perdidas durante m¨¢s de dos d¨¦cadas.
Primero se localiz¨®, intacto, el famoso Oro de Bactria, uno de los grandes tesoros de Afganist¨¢n formado por millares de objetos de oro. Despu¨¦s han aparecido, en 20 cajas, una colecci¨®n de 2.000 monedas de oro y plata que representan toda la historia numism¨¢tica del pa¨ªs, tres estatuas de marfil de divinidades del siglo V que se cre¨ªan robadas, y una serie de exquisitos relieves y planchas de marfil que adornaban los palacios de los reyes Kushan. Y seguidamente, ba¨²les llenos con centenares de las grandes terracotas budistas del museo nacional. "Cada paquete que abr¨ªamos era como un regalo de Navidad", dijo Hiebert.
Babelia
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