"Una lengua no muere porque no se escriba, muere si no se habla"
"Hablo mal el guaran¨ª, pero lo conozco como una persona que lo ha estado estudiando durante 50 a?os". Bartomeu Meli¨¤ (Porreres, Mallorca, 1932) lo cuenta con divertida modestia. "Hablo 10 lenguas, todas ellas mal, todas ellas el mallorqu¨ªn. Por orden de aprendizaje: mallorqu¨ªn, castellano, lat¨ªn, griego (que he olvidado), guaran¨ª (las cinco variedades tribales), franc¨¦s, ingl¨¦s, alem¨¢n, italiano y portugu¨¦s".
Admite que su pasi¨®n es el guaran¨ª. "Este a?o he ingresado en la Academia de Historia de Paraguay con un trabajo titulado Escritos en guaran¨ª como fuentes documentales de la historia paraguaya". No tiene claro si al Gobierno de Paraguay le hizo mucha gracia su estudio, pero lo cierto es que hace 15 d¨ªas el Congreso le dio el Premio Nacional de Ciencia. Pertenece tambi¨¦n a la Academia de la Lengua de Paraguay.
"Mi gran pasi¨®n indigenista me llev¨® a vivir con los guaran¨ªes, y puedo decir que aprend¨ª m¨¢s que ense?¨¦, pero eso tambi¨¦n me llev¨® al estudio"
"Las lenguas orales tienen m¨¢s resistencia, si est¨¢n amparadas en una ecolog¨ªa ling¨¹¨ªstica apropiada. La escrita se empobrece"
"En Paraguay se hablan 20 lenguas. Lo s¨¦ bien porque he asesorado la confecci¨®n del censo nacional ind¨ªgena. El guaran¨ª es lengua oficial porque lo habla m¨¢s del 80% de la poblaci¨®n". Precisamente de ese tema habl¨® ayer Meli¨¤ en la mesa de debate que se celebr¨® en el congreso sobre El espa?ol y las comunidades ind¨ªgenas, hoy. "Hay un porcentaje muy alto de biling¨¹es y s¨®lo un 10% es monoling¨¹e castellano. El guaran¨ª se habla, adem¨¢s de en Paraguay, en zonas de Brasil, de Argentina y de Bolivia. Los pueblos que exist¨ªan antes de la independencia de las naciones se encontraron con un muro de Berl¨ªn: un mismo pueblo ha sido separado y poco a poco se van marcando diferencias entre ellos".
?C¨®mo lleg¨® a convertirse este mallorqu¨ªn en un gran especialista en la lengua guaran¨ª? Es una larga historia, que ¨¦l resume con buenas dosis de humor. "En 1949 me hice jesuita y en 1954 me fui o me enviaron a Paraguay, muy convencido y alegre y sin miedo a ser feliz. Luego complet¨¦ mis estudios en Granada, en Austria y en Francia, donde estuve tres a?os y me doctor¨¦ en Ciencias Religiosas, por una universidad civil, que quede claro, ?eh? En 1969 regres¨¦ a Paraguay, pero al dictador Stroessner se le ocurri¨® expulsarme en 1976. Fue una bendici¨®n de Dios. Pas¨¦ un a?o en Roma y despu¨¦s me traslad¨¦ a Brasil, donde tuve la oportunidad de convivir con un pueblo ind¨ªgena que acababa de ser contactado. Antiguamente se dec¨ªa descubrir, pero con el tiempo lo de descubrir un pueblo no quedaba bien y se empez¨® a decir contactar. Desde hac¨ªa unos tres a?os se sab¨ªa d¨®nde estaba y se le visitaba, pero en 1978 otros colegas y yo empezamos a convivir con ellos".
Se trata del pueblo En¨¢ Wenenaw¨¦, de lengua arwak. "Eran unos 140, que viv¨ªan en nueve casas grandes en una aldea muy bonita, a la que s¨®lo se pod¨ªa llegar por el Juruena. Nos recibieron muy bien, eran simpatiqu¨ªsimos. Nunca hab¨ªan tenido experiencias negativas, como las que se sufrieron en muchos casos durante la colonizaci¨®n". Meli¨¤ lleg¨® a tener un padre adoptivo, una hija y una sobrina adoptivas y tambi¨¦n nietos adoptivos. Vivi¨® como ellos viv¨ªan. "?bamos desnudos seg¨²n el concepto occidental. Las mujeres se tapaban con una especie de minifalda, con grandes hojas o con cinturones de cuerdas. Los hombres se cubr¨ªan el sexo con lo que los antrop¨®logos denominan un estuche peneal y nosotros tambi¨¦n. Me pusieron pendientes, plumas y brazaletes. La verdad es que no era muy c¨®modo, pero llega un momento en que uno ya no se da cuenta".
"Los En¨¢ Wenenaw¨¦, que significa He Aqu¨ª los Hombres Aut¨¦nticos -su nombre lo dice todo-, es un pueblo de pescadores y agricultores. No com¨ªan carne y, aunque llevaban arco y flechas, eran malos cazadores. Eran muy ceremonialistas y religiosos y, seg¨²n los ciclos y ¨¦pocas del a?o, practicaban rituales muy bonitos para pedir ayuda o para ahuyentar los malos esp¨ªritus".
Bartomeu Meli¨¤ y sus compa?eros fijaron un primer vocabulario con los En¨¢. "Lo primero y lo m¨¢s f¨¢cil eran las partes del cuerpo, porque las se?al¨¢bamos". Los En¨¢ ve¨ªan sorprendidos c¨®mo Meli¨¤ pasaba horas escribiendo. "Cre¨ªan que adivinaba el futuro o que sab¨ªa d¨®nde se encontraba un pariente que no estaba en la aldea".
Un compa?ero de Meli¨¤, el jesuita Vicente Ca?as, se qued¨® con ellos. Fue asesinado. "Casi seguro que lo mataron los hacendados, porque nuestra presencia de convivencia con los En¨¢ comportaba la defensa de sus tierras, que anhelaban los hacendados". El Gobierno de Brasil les dio t¨ªtulo de propiedad de 800.000 hect¨¢reas. "Fue duro, pero se consigui¨®, aunque el precio fue alto: la muerte, por ejemplo, de Ca?as".
Meli¨¤ tambi¨¦n trabaj¨® con los indios Kaingang, de lengua J¨¦ ("se pronuncia y¨¦"). "Oficialmente era el encargado pastoral de toda la zona. Visitaba aldeas de regiones abandonadas". Meli¨¤ matiza su posible imagen de hombre de aventuras. "No tengo nada de boy scout y soy muy torpe en la selva. En cambio, soy gran aficionado a las bibliotecas. Mi gran pasi¨®n indigenista me llev¨® a vivir con ellos y puedo decir que aprend¨ª m¨¢s que ense?¨¦, pero tambi¨¦n me llev¨® al estudio, a los archivos y bibliotecas".
Ah¨ª empieza el otro gran trabajo de Meli¨¤. "Hice una tesis sobre qu¨¦ ocurre con las lenguas ind¨ªgenas cuando topan con la civilizaci¨®n. Trabaj¨¦ con documentos del Archivo Hist¨®rico Nacional de Espa?a, con el de Simancas, con los del British Museum, con el Archivo Nacional de Argentina, con la Biblioteca Nacional de R¨ªo de Janeiro... Sabiendo de mi inter¨¦s, muchos amigos y conocidos me enviaron fotocopias de textos que pensaban que me podr¨ªan interesar".
?C¨®mo ha resultado el choque con la civilizaci¨®n? M¨¢s mal que bien. Y algunos mejor o menos mal que otros. Como el pueblo guaran¨ª. "Es desde siempre altamente civilizado y literario. Los indios se volvieron escritores. Los primeros documentos impresos guaran¨ªes datan de 1602 y 1607. Hay algunos muy interesantes, como una reclamaci¨®n ind¨ªgena al rey de Espa?a en protesta por el duro trabajo que se les ha impuesto: la elaboraci¨®n de la yerba mate. En una especie de carta, de 1630, dicen: 'Los caminos est¨¢n blancos con las osamentas de los que hemos muerto en este trabajo'. Se destruyeron sus aldeas; s¨®lo quedaron viejos, mujeres y ni?os". Pero su lengua y su cultura han sobrevivido. "Su Tesoro de la lengua guaran¨ª data de 1639", a imagen y semejanza del de Covarrubias.
No todas las lenguas precolombinas han corrido la misma suerte. "El guan¨¢, tambi¨¦n de Paraguay, est¨¢ moribundo, aunque los j¨®venes piden un m¨¦todo ling¨¹¨ªstico de aprendizaje". Seg¨²n Meli¨¤, es dif¨ªcil establecer el n¨²mero de lenguas ind¨ªgenas que permanecen. "Hay 135 en Brasil, 58 en M¨¦xico, pero es complicado contabilizarlas".
Quiz¨¢ una de las principales dificultades estriba en que en su mayor¨ªa son lenguajes que se conservan oralmente. "No", responde tajante Meli¨¤. "Las lenguas orales tienen m¨¢s resistencia..., si est¨¢n amparadas en una ecolog¨ªa ling¨¹¨ªstica apropiada. La lengua escrita en cierta manera se empobrece. Una lengua no se muere porque no se escriba; se muere si no se habla".
Babelia
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