El honor de Astarloa

El ex secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Astarloa, empe?¨® ayer su "palabra de honor", en respuesta al emplazamiento de un diputado del PNV, de que nadie intent¨® retrasar la informaci¨®n disponible sobre los atentados del 11-M para sacar ventaja electoral. Su principal argumento fue que en todo momento se ofreci¨® la informaci¨®n disponible, aunque reconoci¨® indirectamente que Acebes pod¨ªa haberse ahorrado el comentario de que la autor¨ªa de ETA segu¨ªa siendo la hip¨®tesis principal cuando ya no lo era.

De acuerdo con el gui¨®n previo, Astarloa se aline¨® junto a su ministro al declarar que todav¨ªa hoy no descarta la participaci¨®n de ETA, aunque la rebaj¨® de tesis a hip¨®tesis. El ex n¨²mero dos de Interior perdi¨® as¨ª la oportunidad de sacar al PP del jard¨ªn en que se ha metido con la ilusa esperanza de darse la raz¨®n retrospectivamente sobre los errores de gesti¨®n informativa que Astarloa hab¨ªa admitido impl¨ªcitamente.

El ex secretario de Estado se mostr¨® autocr¨ªtico en varios aspectos, como todo lo relativo a la trama asturiana de tr¨¢fico de explosivos, sobre la que reconoci¨® no haber tenido noticia. Argument¨® que en Espa?a, incluyendo sus fuerzas de seguridad, no exist¨ªa una conciencia del riesgo terrorista islamista comparable a la existente respecto a ETA. Puso como ejemplo los reproches que se le hicieron tras la detenci¨®n en enero de 2003 de una c¨¦lula terrorista salafista en Catalu?a. Aunque revel¨® que tras el atentado de Casablanca (mayo de 2003) encarg¨® un informe sobre la posibilidad de atentados de ese tipo en Espa?a, asumi¨® su responsabilidad por no haber valorado los datos indicativos de que nuestro pa¨ªs pod¨ªa pasar de base log¨ªstica a objetivo de ese terrorismo.

Ese tono reflexivo se hizo confusa mezcla de impresiones (u obsesiones) subjetivas cuando trat¨® de explicar por qu¨¦ no descarta la hip¨®tesis de ETA. Una cosa es la necesidad de investigar las tramas aparecidas en el curso de la investigaci¨®n, reveladoras de graves negligencias de las Fuerzas de Seguridad, y otra deducir de ellas la existencia de una conspiraci¨®n para que el PP perdiera las elecciones. Nada se sabe sobre los supuestos contactos entre etarras e islamistas, pero la aparici¨®n de fotos de unos y otros paseando por el patio de una c¨¢rcel no constituye ni siquiera un indicio. Astarloa, tal vez por fidelidad a Acebes, fue incoherente en esto porque previamente hab¨ªa dicho que hacia el 14 o 15 de marzo hab¨ªa adquirido la plena convicci¨®n de la autor¨ªa islamista.

Los responsables policiales, los de antes y los de ahora, han desbaratado una y otra vez la teor¨ªa de la conspiraci¨®n entre etarras y yihadistas. Y es un enorme equ¨ªvoco suponer que la aparici¨®n de eventuales contactos anteriores entre terroristas de ambos bandos justifique a posteriori la actitud de Acebes, tanto si minti¨® deliberadamente como si s¨®lo se equivoc¨® a su favor.