El arte de los copistas
De esta exposici¨®n podr¨ªa hacerse f¨¢cilmente una descripci¨®n. Y contar entonces que re¨²ne cerca de veinte cuadros y una obra que no es ni un objeto ni una instalaci¨®n y que tras de todas ellas est¨¢ el proyecto de Sandra Gamarra de componer un "museo personal" con im¨¢genes de las obras realizadas por los artistas contempor¨¢neos que m¨¢s admira y, desgraciadamente, a¨²n no puede comprar. Se puede a?adir, adem¨¢s, que si los artistas que la atraen con fuerza son tan distintos entre s¨ª como lo son de hecho Jeff Koons, Candida H?ffer, Mike Kelly, Thomas Ruff, Bill Viola o Franz West, el que le interesa realmente es s¨®lo uno y se llama Gerhard Richter. A ¨¦l le debe la paleta, el tono y la mayor¨ªa de los recursos de los que ha echado mano para pintar sus cuadros deliberadamente emborronados. Y le debe tambi¨¦n el ejemplo puesto por el Atlas de Gerhard Richter, la impresionante colecci¨®n de im¨¢genes de origen fotogr¨¢fico con la que el artista alem¨¢n ha dado salida a su pulsi¨®n archiv¨ªstica. Y a la deuda contra¨ªda -seg¨²n Buchloch- con el Mnemosyne Atlas de Aby Warburg: proyecto inconcluso de un archivo fotogr¨¢fico y a la vez traum¨¢tico del humanismo.
SANDRA GAMARRA
Galer¨ªa Juana de Aizpuru
Barquillo, 44. Madrid
Hasta el 30 de noviembre
Pero aunque el "museo" de Sandra Gamarra sea deudor de estos apabullantes antecedentes, la verdad es que se distingue de ellos por su discreci¨®n. La discreci¨®n personal de quien no est¨¢ atrapada por los delirios de Warburg ni padece tan intensamente como Richter del "mal de archivo". Y la discreci¨®n, digamos matem¨¢tica, de un proyecto que no pretende abarcarlo todo ni agotar nada. Gamarra simplemente quiere hacer un museo cuyos l¨ªmites coincidan con el de sus deseos personales, que no por insaciables dejan de ser irremediablemente limitados.
Hay todav¨ªa otra diferencia
que cabe traer a cuento. Su clave est¨¢ en P¨¢gina sin n¨²mero, un cuadro de esta exposici¨®n en el que ella invoca a Fernando Bryce para generar juntos algo m¨¢s que una doble imagen. En la imagen de arriba vemos el t¨ªpico escarabajo volkswagen, encerrado en lo que podr¨ªa ser tanto un parking bajo techo como una sala de exposiciones, semejante a la que se muestra inequ¨ªvocamente la imagen de abajo, donde se ve un proyector de diapositivas y una larga serie de dibujos colgada de un muro. La unidad del conjunto la aseguran los blancos rotos, y los azules y grises desle¨ªdos en los que est¨¢ pintado. Pero, sobre todo, la voluntad compartida por este par de inquietantes artistas peruanos de copiar a los maestros para mejor parodiarlos. Para convertirlos realmente en sus maestros, los suyos propios.
!['P¨¢g. 214' (Ruff), ¨®leo de Sandra Gamarra.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/T7TUWD6W37PUNM7OY2W6YB6P5E.jpg?auth=6030dd4d2b1fe7557486a05832752d2cc9ea953ed6c8281fa668df4cd9c389d3&width=414)
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