Las articulaciones de lo real

Tal vez lo que, en poes¨ªa, identificamos con lo oscuro, con el enigma, con la sombra, sea la persistencia, a lo largo de la vida, de la conciencia de la muerte: el reverso del existir, la zona oculta de la realidad a la que pretendemos dar un sentido y concederle, con palabras, la condici¨®n de mundo. Lorenzo Oliv¨¢n es, adem¨¢s de poeta, traductor de Emily Dickinson -a quien homenajea en un bello poema, Una adiente bruma- y de Keats, lo que indica un universo referencial alejado del realismo m¨¢s directo.

En Libro de los elementos ahonda, con coherencia y rigor, en la l¨ªnea de una poes¨ªa h¨ªbrida, en la que lo metaf¨ªsico y la presencia de lo real se entremezclan y relacionan y que estaba ya presente en su anterior poemario, Puntos de fuga (2001). En esta entrega, la poes¨ªa de Oliv¨¢n est¨¢ m¨¢s cerca de lo oscuro que de lo claro: "La noche, o el perfil, siempre huidizo, /que miramos sin ver, / que nos ve sin mirarnos". Se trata de una oscuridad tel¨²rica, en la que el ser se manifiesta en una integraci¨®n plena con la naturaleza. Los cuatro apartados en que se divide el poemario conforman un cat¨¢logo de acercamientos a la fusi¨®n de la experiencia y de la memoria con las cuatro "sustancias primordiales" en que Emp¨¦docles fundament¨® su concepci¨®n del universo: aire (Equilibrios), fuego (La llama entre tinieblas), aire (Corriente abajo) y tierra (Rotaciones): "intersecci¨®n de m¨ª y los elementos, / perfecta encrucijada, externa e ¨ªntima". Lo metaf¨ªsico, sin embargo, encuentra un sustento en la realidad: la mirada, el rel¨¢mpago, las s¨¢banas, los objetos procedentes de lo cotidiano, la piedra, la lluvia, el cielo gris, el recuerdo del ascenso a una monta?a, son lo real visible, constatable. Detr¨¢s hay una respiraci¨®n, un lado oscuro que, casi siempre, simboliza la muerte o la conciencia de su cercan¨ªa.