Tres a?os de debate sin ning¨²n resultado
La clonaci¨®n humana est¨¢ en el orden del d¨ªa de la Asamblea General desde la sesi¨®n plenaria celebrada en 2001. Alemania y Francia sacaron entonces el tema a colaci¨®n y propusieron un Tratado Internacional que regulara esta t¨¦cnica para prohibir la clonaci¨®n con fines reproductivos. Estados Unidos dio su aprobado a la idea, pero exigi¨® que la prohibici¨®n incluyera tambi¨¦n la investigaci¨®n con fines terap¨¦uticos. Tres a?os despu¨¦s de un infructuoso debate y de aplazamientos, se opta por tirar la toalla y se saca la patata caliente del foro de Naciones Unidas. La idea del Tratado se abandona de momento, aunque algunos diplom¨¢ticos prefieren decir que est¨¢ "congelada".
El debate empez¨® en medio de una gran divisi¨®n. Alemania y Francia contaban con el apoyo de aliados tradicionales de Washington, como Reino Unido, Jap¨®n o Corea del Sur, que no estaban dispuestos a aceptar que la doctrina de un pa¨ªs parara en seco el progreso m¨¦dico a la hora de prevenir y curar enfermedades como el Alzheimer, el Parkinson, la diabetes, el c¨¢ncer o da?os en la espina dorsal, que afectan a 100 millones de personas.
EE UU no tuvo m¨¢s remedio que aliarse con los pa¨ªses m¨¢s conservadores y cat¨®licos, mientras que las 57 naciones de la Conferencia Isl¨¢mica jugaban un papel clave. Espa?a, entretanto, cambi¨® de posici¨®n. Madrid apoyaba durante el Gobierno popular la posici¨®n de Washington. La posici¨®n espa?ola oscila entre la abstenci¨®n y apoyar la propuesta belga, que coincide en prohibir la clonaci¨®n reproductiva, pero deja a cada pa¨ªs decidir sobre la terap¨¦utica.
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