Un polvor¨ªn en circulaci¨®n
La falta de medios y de personal impide una vigilancia eficiente de los explosivos que utilizan las empresas mineras asturianas
"Bueno, aqu¨ª en Asturias que una persona tenga varios cartuchos de dinamita en su casa est¨¢ a la orden del d¨ªa. Es muy normal". La frase en s¨ª no tendr¨ªa mayor trascendencia, pero dicha por un mando policial causa su efecto. Pero s¨®lo pone de manifiesto un secreto a voces: la falta de control sobre explosivos que ha vivido el Principado en los ¨²ltimos a?os. Algunos sectores, como las asociaciones de la Guardia Civil, hab¨ªan pedido medidas y m¨¢s recursos para acabar con esta desidia, pero hasta el 11-M recib¨ªan la callada por respuesta. Despu¨¦s, algunos responsables pol¨ªticos se llevaron las manos a la cabeza al ver de d¨®nde hab¨ªan salido los 260 kilos de Goma 2 Eco utilizados en la matanza.
S¨®lo una veintena de guardias de los 1.600 que hay en la regi¨®n se dedica al control
Hasta hace 15 a?os, la distribuci¨®n de los explosivos la vigilaba la Guardia Civil. Una f¨¢brica de Oviedo abastec¨ªa a los yacimientos. Detr¨¢s de la furgoneta que llevaba la Goma 2 iba un coche del instituto armado. Al llegar a la mina, se descargaba el explosivo para una voladura determinada. El sobrante se destru¨ªa en la misma explotaci¨®n. As¨ª no hab¨ªa riesgo de que los cartuchos de dinamita desaparecieran misteriosamente.
Pero el sistema cambi¨® tras el cierre de la factor¨ªa ovetense. Ahora son las empresas las que compran directamente la Goma 2 a la factor¨ªa de Uni¨®n Explosivos R¨ªo Tinto de Burgos. Unos vigilantes de seguridad custodian los env¨ªos y depositan la mercanc¨ªa. A partir de ah¨ª, cada empresa tiene que llevar un libro de registro donde conste las entradas y salidas de los cartuchos. En los yacimientos hay un polvor¨ªn principal, pero la normativa autoriza a tener polvorines m¨¢s peque?os, denominados minipoles, diseminados por la mina. Su capacidad m¨¢xima es de 50 kilos.
?D¨®nde est¨¢ el problema? En la falta de control. Las empresas tienen que llevar sus libros de registros al d¨ªa y recontar a diario el material explosivo almacenado. Sin embargo, algunas asociaciones de la Guardia Civil reconocen que falta personal y medios materiales para llevar a cabo las inspecciones pertinentes, que, como responsables de la intervenci¨®n de armas y explosivos, les corresponde.
Caso pr¨¢ctico: si un artillero retira 200 cartuchos y otros tantos detonadores, puede despistar un n¨²mero indeterminado ya que no hay nadie que le vea. Antes, los guardias civiles se quedaban a ver las voladuras; ahora no. Esto supone que el artillero puede sacar el material en peque?as cantidades. "La responsabilidad tambi¨¦n es de las empresas. En algunos centros de trabajo, ves que no hay vigilancia y que los explosivos est¨¢n tirados en las galer¨ªas. Basta con coger las bolsas y llev¨¢rtelas", reconoce un experimentado artillero, que prefiere el anonimato.
En Asturias, donde se cuentan varios centenares de polvorines, trabajan unos 1.600 guardias civiles, de los que s¨®lo una veintena est¨¢n destinados a la docena de intervenciones de armas y explosivos que tienen que controlar los dep¨®sitos de las minas. Esas intervenciones pueden tener m¨¢s personal, como es el caso de Gij¨®n, donde hay unos seis guardias (incluidos los mandos) y personal administrativo de apoyo. Pero tambi¨¦n se da el caso de otros puestos m¨¢s peque?os, como Cangas de Narcea, donde s¨®lo hay un cabo y un guardia. Uno de ellos siempre tiene que estar en la oficina, para la comprobaci¨®n de los libros de registro, la presentaci¨®n de armas o la tramitaci¨®n de licencias. De esta forma, un ¨²nico efectivo es el encargado de ir por las minas para hacer los controles a pie de obra. "Adem¨¢s el factor sorpresa se pierde porque tienes que avisar antes para que te busquen material con el que bajar a la mina. Nosotros s¨®lo tenemos el uniforme y siempre te pones perdido. Pedimos material como botas", se?ala Alberto Garc¨ªa Llana, el delegado en Asturias de la Asociaci¨®n Unificada de Guardias Civiles (AUGC), la mayoritaria de la regi¨®n, con 722 afiliados.
?Y qu¨¦ uso tiene el explosivo que se vende en el mercado negro? La venta de dinamita y Goma 2 Eco est¨¢ muy extendida por toda la regi¨®n, seg¨²n confirman mandos del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa y de la Guardia Civil. Sus usos resultan muy variados. La pesca del salm¨®n es uno de los m¨¢s frecuentes. Cuando un pescador halla un buen banco de peces, ¨¦ste se asegura sus capturas con uno o dos cartuchos. Los peces mueren por la onda expansiva, y luego son recogidos. Esta pr¨¢ctica tambi¨¦n se hace en alta mar. Los problemas con grandes ¨¢rboles en fincas particulares tambi¨¦n se arreglan con un barreno. El precio de un cartucho en el mercado oficial alcanza los 30 euros, cantidad que puede llegar a multiplicarse por tres o cuatro en el mercado negro. "Lo que debe quedar claro es que toda la culpa no ha sido de las empresas mineras. ?stas son las primeras que deber¨ªan haber controlado los polvorines, pero tambi¨¦n la Guardia Civil, que no ha hecho su trabajo. Con el 11-M, estamos hablando de una trama muy grande que no consiste en robar tres o cuatro cartuchos. Algo ha fallado", se?ala un dirigente sindical de la regi¨®n asturiana. "Por ejemplo, han procesado al jefe de seguridad de la mina Conchita
[de donde supuestamente salieron los explosivos utilizados en el 11-M]. ?Alguien ha procesado a los guardias civiles que ten¨ªan que comprobar su guarda y custodia?", se pregunta.
Algunas fuentes consultadas reconocen que existen muchas diferencias entre las explotaciones privadas y las p¨²blicas. Estas ¨²ltimas se caracterizan por tener un f¨¦rreo control de los dep¨®sitos, con sus consiguientes entradas y salidas. Esto no suele darse, seg¨²n reconocen esas fuentes, entres muchas compa?¨ªas particulares. "Hay explotaciones en las que s¨®lo se trabaja por la ma?ana y que carecen de vigilancia por la tarde, por lo que se puede entrar con total facilidad", concluyen esas fuentes.
Deficiencias y problemas
Los colectivos profesionales de la Guardia Civil ya trataron de avisar a la Administraci¨®n central, de la que dependen, de los problemas que sufren las intervenciones de armas y explosivos en Asturias. Algunas como la Asociaci¨®n Unificada de la Guardia Civil (AUGC, 23.000 afiliados en toda Espa?a) intent¨® reunirse repetidas veces con la anterior delegada del Gobierno en el Principado, Mercedes Fern¨¢ndez, para exponerle la situaci¨®n, pero la dirigente del PP siempre le dio esquinazo, recuerda Alberto Garc¨ªa Llana, el delegado en Asturias de AUGC.
Este colectivo redact¨® un detallado informe -ahora enviado al actual Gobierno- donde ya se sacaban a la luz las deficiencias y problemas del tr¨¢fico de explosivos. "Quiz¨¢ no habr¨ªamos evitado los atentados de Madrid, pero podr¨ªamos hab¨¦rselo puesto un poco m¨¢s dif¨ªcil a estos terroristas", se?ala Garc¨ªa Llana.
Entre los problemas detectados se incide en la falta de medios en las intervenciones y de personal. Los agentes tienen que bajar con su uniforme a las minas, muchas veces a m¨¢s de 2.000 metros de profundidad. No tienen ni botas ni impermeables. De ah¨ª que tengan que avisar con antelaci¨®n. La AUGC reclama cascos, botas, uniformidad adecuada y linternas, adem¨¢s de coches todoterreno peque?os para facilitar el acceso a las minas. En algunas minas se les obliga a dejar el arma en el exterior y a firmar un papel que evade de responsabilidades a la empresa explotadora del yacimiento en caso de accidente.
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