Delicias vienesas

Cumpl¨ªa el XXI Festival de Jazz de Madrid con su cuota reservada a la modernidad. Se eligi¨® para ello a la Vienna Art Ochestra y a fe que no defraud¨®: su concierto del viernes fue de los que el aficionado hablar¨¢ por mucho tiempo, tanto por la m¨²sica que se escuch¨®, de primera categor¨ªa, como por lo que rode¨® a la misma: una puesta en escena impropia de un g¨¦nero que ha hecho del antiespect¨¢culo se?a de identidad. La VAO ataca la esencia misma del jazz contraviniendo la ley no escrita por la que el jazzman ha de poner todo cuanto est¨¦ en su mano para afear la apariencia de su m¨²sica.

En Big Band Poesie, el espectador se encuentra con una orquesta de campanillas pero tambi¨¦n con un espect¨¢culo donde nada queda al azar y las luces juegan su papel. A¨²n los movimientos de los propios m¨²sicos obedecen a una coreograf¨ªa estudiada. Nada se diga de lo que ¨¦stos tocan: semejante acumulaci¨®n de talento sobre un escenario como la que ofrece la VAO no es cosa que se vea todos los d¨ªas. El mejor jazz imaginable servido con iron¨ªa y buen humor. Benditos sean Mathias R¨¹egg y su cohorte de m¨²sicos extraordinarios y enloquecidos. El jazz les necesita.