El emparedado de la sala 209
Seis enormes cuadros de Anselm Kiefer no se han movido de una galer¨ªa del Guggenheim desde su apertura en 1997
La pasada semana, el Museo Guggenheim Bilbao presentaba dos exposiciones de su colecci¨®n permanente -Del impresionismo al arte abstracto y Arte desde 1945: evoluci¨®n, diversidad y di¨¢logo- con una serie de autores fundamentales que reflejan la evoluci¨®n del arte desde fines del siglo XIX y durante la mayor parte del XX. Ambas exposiciones ocupan la segunda planta del museo dise?ado por Frank Gehry.
Una sala completa, la 209, est¨¢ dedicada al neoexpresionista alem¨¢n Anselm Kiefer. All¨ª se exponen sus enormes cuadros Embarcaci¨®n solar, Las c¨¦lebres ¨®rdenes de la noche, S¨®lo con el viento, el tiempo y el sonido, Tierra de los dos r¨ªos, Los caminos de la sabidur¨ªa mundial: la batalla de Hermann y Girasoles, y la escultura Berenice, realizados entre las d¨¦cadas de los ochenta y noventa y pertenecientes a la colecci¨®n propia de la pinacoteca bilba¨ªna. Esos mismos cuadros (alguno de m¨¢s de siete metros de largo) se mostraron en 1997, cuando se inaugur¨® el museo, colgados de igual manera en la misma sala.
El museo construy¨® un muro falso de seis metros de altura con la forma de la sala
Lo curioso es que siempre han estado all¨ª. Siete a?os seguidos. Jam¨¢s se han movido de ese lugar. ?C¨®mo es posible, entonces, que cualquier visitante de esa sala curva haya contemplado a otros creadores y no a Kiefer? Por la 209 han pasado desde Nam June Paik y sus mundos de televisores o Alexander Calder y sus m¨®viles, Jean Dubuffet, Andy Warhol, Eduardo Chillida, James Rosenquist y hasta la gran exposici¨®n sobre China. Y siempre, Kiefer, pero escondido, literalmente emparedado.
El Guggenheim construy¨® un muro falso de madera reforzada con metal, de seis metros de altura, que sigue la forma curva de la sala. Los cuadros de Kiefer se manten¨ªan detr¨¢s del muro, al abrigo de miradas, y delante se suced¨ªan las distintas exposiciones que durante sus siete a?os de vida ha ido programando la pinacoteca en ese espacio. Y ah¨ª continuar¨¢n esas obras cuando finalice esta exposici¨®n en que su presencia es fundamental.
Entre la pared donde cuelgan los kiefer y el muro falso queda un espacio de seguridad de metro y medio, que ahora se ampliar¨¢ medio metro m¨¢s. El muro fue recubierto con una pintura especial ign¨ªfuga. Una vez al mes, una empresa especializada realiza chequeos para comprobar la posible presencia "de pestes y plagas", seg¨²n indica Bego?a Aristegi, profesional del departamento de Conservaci¨®n del Guggenheim.
"Todo forma parte de un trabajo de conservaci¨®n preventina, disciplina a la que nos dedicamos principalmente en el departamento. Se trata de controlar los agentes que act¨²an en las obras en lugar de intervenir directamente en ellas", indica Aristegi. "Hay que tener en cuenta que en el arte contempor¨¢neo se utilizan muchos materiales no art¨ªsticos, procedentes de otras ¨¢reas, como la industria, la agricultura o la vida cotidiana. Son materiales que se degradan f¨¢cilmente", a?ade.
En uno de los cuadros, por ejemplo, Kiefer emple¨® girasoles, plomo, ceniza y esp¨¢rragos. El artista cogi¨® ¨¦stos directamente del campo y, con el tiempo, se han ido pudriendo. "Dentro llevan un par¨¢sito que puede eclosionar en cualquier momento", apunta Aristegi. Y confiesa que ya les dio alg¨²n problema la obra y tuvieron que tratarla con un producto espec¨ªfico que no da?a la pintura. Al tener que intervenir en el cuadro, se pusieron en contacto con el autor. "Hablamos mucho con ¨¦l. Del par¨¢sito dijo que le parec¨ªa muy interesante, porque eso quer¨ªa decir que su obra estaba viva".
Tambi¨¦n han de consultar con Frank Gehry a la hora de realizar modificaciones, como el muro falso, en el edificio que el arquitecto dise?¨®. "Le enviamos el proyecto y lo aprob¨®", dice Aristegi.
En su manipulaci¨®n es donde sufren m¨¢s las obras de arte, asegura esta conservadora, "no s¨®lo en los traslados a otros centros debido a pr¨¦stamos, sino en su simple transporte al almac¨¦n para guardarlas cuando finaliza una muestra". Por ello, se ha decidido que lo m¨¢s beneficioso para estas obras tan voluminosas y pesadas es que permanezcan fijas, sin moverse. Y ah¨ª se han quedado los kiefer, en su pared.
En ese almac¨¦n particular, los enormes y mat¨¦ricos cuadros est¨¢n controlados por un termohidr¨®grafo. Sensores colocados en la pared indican las condiciones ambientales al ordenador central del museo. ?stas deben ser las mismas que para el resto del edificio: "20 grados de temperatura y un 50% de humedad relativa", explica la conservadora, que define la soluci¨®n del muro falso como "pionera en la conservaci¨®n preventiva".
De hecho, este innovador proyecto fue el que present¨® el Guggenheim en el 20? Congreso del Instituto Internacional para la Conservaci¨®n de Obras Hist¨®ricas y Art¨ªsticas, celebrado el pasado septiembre en el Euskalduna. "Ha habido un inter¨¦s enorme por parte de los conservadores de arte contempor¨¢neo y muchas consultas. Ning¨²n otro museo ha hecho algo as¨ª hasta ahora. Esta semana incluso he recibido una llamada del director del Museo Albertina de Viena sobre este tema", comenta.
La conservaci¨®n de arte contempor¨¢neo constituye una tarea dif¨ªcil debido a la gran variedad de materiales empleados. "Hay mucho m¨¢s que restaurar que en arte antiguo. Antes se estudiaban mucho los materiales y se trataban para que perdurasen. El arte ha cambiado y su forma de realizarse tambi¨¦n. El conservador debe investigar mucho", se?ala y admite el reto que supone hoy d¨ªa preservar CD, cintas de v¨ªdeo o pel¨ªculas. "En la actualidad intervienen muchos gremios en esta profesi¨®n y, al final, el conservador es un gestor. Por ejemplo, quien realiza la conservaci¨®n de Puppy es el jardinero. En otras piezas interviene el t¨¦cnico de mantenimiento o el electricista. Lo importante es que est¨¦n claros los criterios", se?ala.
Lo que Aristegi y el Museo Guggenheim s¨ª tienen claro es que una obra de arte no tiene sentido "si no la disfruta la gente", de ah¨ª la importancia de mantenerla en ¨®ptimas condiciones. "Para el futuro".
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