Valencia: el urbanismo como espect¨¢culo
Acostumbrados como nos tiene nuestro ayuntamiento capitalino a sacarse de cuando en cuando conejos urban¨ªsticos de la chistera, hace dos semanas nos ofreci¨®, sin embargo, todo un intenso festival internacional, que algunos han calificado como el punto de inflexi¨®n entre la Valencia local y la Valencia global, un antes y un despu¨¦s en la ya de por s¨ª agitada historia urbana de nuestra ciudad.
En el apretado espacio de apenas tres o cuatro d¨ªas aparecieron algunos prodigios que alteraron la rutina, sembrada en los ¨²ltimos a?os de recalificaciones, ampliaciones y expolios, que hab¨ªan agotado la capacidad de sorpresa de los ciudadanos.
La recalificaci¨®n de suelo futbol¨ªstico, que huele a enorme pelotazo, segu¨ªa dando que hablar. Y el nonato Parque Central, cuyo embarazo dura ya 16 a?os, continuaba su marcha de cambios en la trastienda, revisando al alza la edificabilidad en el interior y en los bordes. A la espera de una nueva maqueta, todo parece indicar que el parto, como el de los montes, alumbrar¨¢, no un parque, sino una maceta.
Hubo otras sorpresas menores, como el intento de declarar de inter¨¦s general los campos de golf, (como el f¨²tbol de la era Cascos ?recuerdan?), para saltar por encima de la ley del Suelo, de la ley de Aguas o del sentido com¨²n.
La sacudida medi¨¢tica todav¨ªa reservaba, sin embargo, emociones m¨¢s fuertes.
Volvamos a la ciudad. El primer gran sobresalto vino de la mano de Santiago Calatrava y su en¨¦simo proyecto, ahora de unos rascacielos para la Avenida de Francia. Y otro d¨ªa nos enteramos de que se ha convocado un concurso internacional para el PAI del Grau...
Pero la traca final, el colof¨®n al fant¨¢stico festival internacional de pirotecnia urban¨ªstica, lleg¨® hace unas semanas con el show Nouvel. De entrada, y al margen de que Jean Nouvel sea un tipo simp¨¢tico y uno de los m¨¢s reconocidos arquitectos del star system, habr¨ªa que huir a la misma velocidad del chovinismo como del papanatismo provinciano ante lo for¨¢neo. Si se trata o no de una figura adecuada para resolver un asunto tan complejo, si hay que convocar actores internacionales o locales, ¨¦sa no es, a mi modesto entender, la cuesti¨®n central del espect¨¢culo del anterior fin de semana. A falta de documentos m¨¢s esclarecedores, que me temo no existen, intentemos un apunte de urgencia, asumiendo todos los riesgos de errar, sobre la presentaci¨®n ofrecida a los invitados en el Oceanogr¨¢fico. Tiempo habr¨¢ para analizar con m¨¢s detalle la propuesta.
Que el frente mar¨ªtimo estaba reclamando una ordenaci¨®n razonable es algo que viene pidi¨¦ndose, por diferentes profesionales y colectivos desde hace tiempo. Y si no ha salido adelante, no ser¨¢ por falta de ideas, muchas de ellas absolutamente desinteresadas. Se ha propuesto, asimismo, convocar concursos de ideas para completar el tramo final del viejo cauce, reordenar la d¨¢rsena interior del Puerto, rehabilitar Nazaret y formular una apuesta respetuosa con el entorno f¨ªsico y social de los barrios de El Grau, Cabanyal y Malva-rosa. Pero los proyectos concretos requieren un armaz¨®n previo que los sustente, eso que tanto gusta a algunos llamar el modelo de ciudad.
Por tratarse de un asunto de m¨¢xima importancia requerir¨ªa, en todo caso, un amplio debate profesional y ciudadano. El potencial de transformaci¨®n positiva de la parte oriental de la ciudad, es enorme, pero tambi¨¦n alto el riesgo, por ser un espacio cotizad¨ªsimo para los intereses inmobiliarios, que no vienen mostrando precisamente mucha sensibilidad social ni cultural.
Pero esa necesidad urgente para la ciudad, que el ayuntamiento no ha sabido o no ha querido ofrecer al debate, actuando puntualmente seg¨²n el ritmo que marca el mercado inmobiliario, no justifica ahora la apresurada llamada a un arquitecto de prestigio, presentado como acto de mecenazgo empresarial, bajo cuyo paraguas medi¨¢tico se nos intenta colar una serie de asuntos pendientes y conflictivos. Cuesta creer que el se?or Nouvel, sin tomar el pulso a la ciudad, a sus ciudadanos e instituciones profesionales, haya podido elaborar una propuesta de tan complejas variables. ?De verdad ha estudiado toda la remodelaci¨®n del sistema viario de la zona este de la ciudad, incluido el discutid¨ªsimo acceso Norte al puerto que ofreci¨®? ?No cree el se?or Nouvel, como otros ilustres colegas suyos, que nuestros barrios marineros no necesitan pantallas de bloques altos y torres emblem¨¢ticas en primera l¨ªnea para tapar el hoy deteriorado frente urbano litoral, sino cuidadosas operaciones de rehabilitaci¨®n? ?Le han explicado qu¨¦ significa La Punta antes de proponer esa pintoresca pieza urbana compuesta de bloques en cuyo interior mantiene zonas de huerta residual? ?Cree que el dique de Levante del Puerto es el lugar ideal para construir viviendas?...
En el fondo de esta sucesi¨®n de episodios, subyace una realidad dif¨ªcilmente cuestionable, denunciada desde hace tiempo: el gobierno democr¨¢ticamente elegido ha perdido el control sobre la construcci¨®n y gesti¨®n de la ciudad, que ha pasado a manos de agentes inmobiliarios y operadores de servicios, alentados por grupos de presi¨®n, si no formalmente constituidos, s¨ª realmente operativos.
Por su parte, la oposici¨®n pol¨ªtica, salvo algunas excepciones, ha abandonado tambi¨¦n su funci¨®n de control en este proceso de cambio vertiginoso que est¨¢ experimentando la ciudad, en la defensa del marco que tanto ha costado conseguir para la cultura urbana: el planeamiento democr¨¢tico y redistributivo, la participaci¨®n social y la prevalencia del inter¨¦s general. M¨¢s bien al contrario, esa oposici¨®n, seducida por un mal entendido electoralismo, se ha sumado a menudo a la cabalgata triunfal de los m¨¢s variados y discutidos eventos.
Esas son las razones por las que han proliferado, por todo el pa¨ªs, multitud de colectivos en defensa de los m¨¢s elementales principios c¨ªvicos y culturales, ¨²nicas voces que se escuchan contra tanto atropello; contra la mercantilizaci¨®n salvaje de la ciudad y el territorio, donde la nefasta figura del agente urbanizador ha sustituido a los leg¨ªtimos intereses sociales y pol¨ªticos.
Una m¨¢s entre las incontables muestras de este desparpajo urban¨ªstico lo encontramos estos d¨ªas en Sanet i Negrals (Marina Alta), donde el promotor de un campo de golf promete a los vecinos que el proyecto redundar¨¢ en "mejorar su calidad y el nivel de vida" y revalorizar¨¢ sus viviendas en un 250%, porque les permitir¨¢ "tener un paraje natural inigualable, al estilo de los m¨¢s tradicionales campos de golf ingleses"...
Dejo al lector, incluso al lector poco avezado en los temas urban¨ªsticos, su particular reflexi¨®n sobre todo este c¨²mulo de desprop¨®sitos.
Joan Olmos es ingeniero de Caminos
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