Casi la mitad de los infectados por el virus son mujeres
La poblaci¨®n femenina acusa la mayor vulnerabilidad biol¨®gica, educativa y social
Casi la mitad de las personas (el 47%) que viven con el VIH en el mundo son mujeres. Ellas son m¨¢s vulnerables al virus, tanto biol¨®gicamente (el riesgo de una transmisi¨®n en una relaci¨®n con penetraci¨®n sin protecci¨®n es 1,3 veces mayor entre las mujeres que entre los hombres) como social y educativamente, seg¨²n el informe sobre la situaci¨®n de la epidemia en el planeta que presentado ayer.
En el ?frica subsahariana la situaci¨®n de la poblaci¨®n femenina es especialmente grave: ya son mujeres el 57% de las personas que viven con VIH, una proporci¨®n que llega al 76% entre las m¨¢s j¨®venes (de 15 a 24 a?os). En el sur del continente (Sur¨¢frica, Zambia y Zimbabue) tienen una probabilidad de estar infectadas entre tres y seis veces mayor que los j¨®venes de esa edad.
A menudo las viudas no pueden heredar y la pobreza les obliga a aceptar regalos por sexo
El avance del sida entre las mujeres obliga a replantear las campa?as de prevenci¨®n. Aparte del grupo de las que se ve obligado a prostituirse y de las usuarias de drogas en los pa¨ªses m¨¢s ricos, la mayor¨ªa de las mujeres se infectan en relaciones con sus parejas, indica Onusida. En Tailandia, por ejemplo, en 1992 el 90% de las transmisiones del VIH se produc¨ªan entre las profesionales del sexo y sus clientes. En 2002, la mitad de los casos fue entre maridos y mujeres.
Para ellas no sirven las campa?as que promueven la abstinencia o la fidelidad, dos de los pilares de la prevenci¨®n. Estudios realizados en Kenia y Zambia han demostrado que la tasa de muchachas infectadas es mayor entre las casadas que entre las solteras. Ello se debe a que normalmente los matrimonios se conciertan con hombres mayores, que ya han tenido m¨²ltiples relaciones sexuales. Adem¨¢s, en muchos casos, no est¨¢n en disposici¨®n de negociar el uso del preservativo. Y ello sin contar con las que sufren violencia dom¨¦stica o abusos.
Ni siquiera la educaci¨®n es suficiente para evitar que estas muchachas -suelen ser mucho m¨¢s j¨®venes que sus parejas- se infecten. Aunque una mayor preparaci¨®n les da conocimientos para tomar precauciones, en muchos pa¨ªses de ?frica y Asia ir a la escuela es un factor de riesgo a?adido, ya que las expone al peligro de sufrir agresiones de compa?eros y profesores o durante el camino de ida y vuelta a sus casas, seg¨²n advierte la ONU.
Otros efectos de la epidemia sobre la salud de las mujeres es que les hace asumir el cuidado de la familia cuando el marido o el padre enferma, y son las ¨²ltimas en ir al m¨¦dico cuando surgen complicaciones. Adem¨¢s, en muchos pa¨ªses las leyes impiden que las mujeres hereden cuando falta el marido, por lo que las tierras y el ganado pasan a sus cu?ados, y ellas quedan desamparadas. As¨ª crece su pobreza, y muchas tienen que recurrir a "aceptar regalos" por sexo (a veces en la propia familia) para sobrevivir.
Las ¨¢reas donde m¨¢s aumenta la epidemia registran cifras a¨²n mayores de mujeres infectadas. Ya son casi el 40%, y m¨¢s de la cuarta parte de los nuevos casos, en India. Pero ello no excluye al mundo rico, donde la feminizaci¨®n del sida va de la mano de una mayor marginalidad. Por ejemplo, en EE UU las mujeres negras son menos de un 25% del total, pero representan el 80% de los casos.
Onusida se?ala que la igualdad entre sexos no garantizar¨ªa la derrota del sida, pero afirma que todo avance en tal sentido reducir¨¢ la gravedad de la epidemia.
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