El esc¨¢ndalo Casa Pia llega al banquillo en Portugal
El juicio del caso Casa Pia -el esc¨¢ndalo de pederastia que ha sacudido la sociedad y la pol¨ªtica portuguesa en los ¨²ltimos dos a?os-, comienza hoy despu¨¦s de meses de una investigaci¨®n que ha puesto de manifiesto las debilidades del sistema judicial. Siete personas se sentar¨¢n en el banquillo acusadas de abusos sexuales contra menores de una de las m¨¢s importantes instituciones ben¨¦ficas portuguesas, los colegios Casa Pia.
Con la apertura del juicio oral, el pa¨ªs se vuelve a mirar al espejo, a¨²n no recuperado de la conmoci¨®n que ha provocado el esc¨¢ndalo: ?c¨®mo fue posible que durante 30 a?os ni?os confiados al Estado hayan sido v¨ªctimas de pederastas encubiertos por quienes deber¨ªan velar por su protecci¨®n?
Los siete acusados por pederastia y lenocinio son Carlos Silvino, empleado de Casa Pia; Carlos Cruz, el m¨¢s popular presentador de la televisi¨®n portuguesa; Manuel Abrantes, ex director de los colegios; Jorge Ritto, embajador jubilado; Hugo Mar?al, abogado; Jo?o Ferreira Diniz, m¨¦dico, y Gertrudes Nunes, due?a de una casa donde supuestamente fueron cometidos algunos de los delitos.
El caso Casa Pia estall¨® en noviembre de 2002, cuando el semanario Expresso denunci¨® que un funcionario de la instituci¨®n, Carlos Silvino, llevaba 30 a?os violando ni?os dentro de los colegios, con el conocimiento de los directores de Casa Pia, de algunos pol¨ªticos y de la polic¨ªa. Posteriores investigaciones acabaron por destapar una historia m¨¢s aberrante: Silvino -acusado de 604 cr¨ªmenes- era el eslab¨®n de una red formada por personas con poder que le aseguraron protecci¨®n.
Despu¨¦s de 24 meses de investigaci¨®n, no se confirm¨® el terremoto social y pol¨ªtico anunciado por la directora de Casa Pia, Catalina Pestana, y la periodista Fel¨ªcia Cabrita, que aseguraban que el grupo de pederastas era mayor e inclu¨ªa a otros protagonistas de la sociedad. Los psic¨®logos concluyeron que al menos 128 ni?os de entre los actuales 700 estudiantes de Casa Pia fueron asaltados sexualmente.
Fuera queda Paulo Pedroso, ex ministro de Trabajo y n¨²mero dos del Partido Socialista portugu¨¦s en el momento en que fue detenido, en mayo de 2003. Pedroso pas¨® cinco meses en la c¨¢rcel, pero acab¨® libre de todos los cargos. La implicaci¨®n de Pedroso desencaden¨® una crisis pol¨ªtica cuando la direcci¨®n socialista, sustituida hace dos meses, denunci¨® la existencia de una conspiraci¨®n. Se supo despu¨¦s que el tel¨¦fono del secretario general de los socialistas, Eduardo Ferro Rodrigues, y los de otros dirigentes estuvieron bajo escucha policial, aunque ninguno fuera sospechoso.
Muchos ciudadanos se enteraron con este caso de que Portugal es el pa¨ªs europeo con m¨¢s detenidos preventivos, que una persona puede estar presa cuatro a?os sin ser acusada, que puede ir a la c¨¢rcel y ser interrogada sin saber de qu¨¦ se le acusa. Los portugueses se enteraron tambi¨¦n de que la mayor¨ªa de los cr¨ªmenes de pederastia prescriben porque las menores s¨®lo pueden denunciarlos hasta cinco a?os despu¨¦s del crimen y si se deciden a acudir a la justicia cuando son mayores de 16 a?os y seis meses, ya no ser¨¢ tenida en cuenta la denuncia.
Los investigadores de la fiscal¨ªatambi¨¦n cometieron errores: llegaron a acusar formalmente a personas inocentes, integraron en el proceso una carta an¨®nima que implicaba al presidente de la Rep¨²blica, Jorge Sampaio, pese a no otorgarle credibilidad. Y los detalles de la investigaci¨®n, pese a estar en secreto sumarial, fueron constantemente filtrados para la prensa.
El Gobierno se prepara para aprobar importantes cambios en la ley que corrigen estos aspectos y obligan a los periodistas a respetar el secreto del sumario.
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