S¨²plica
Reporteros Sin Fronteras (RSF) ha visto transcurrir el ¨²ltimo a?o entre aullidos, m¨¢s que quejas, de rabia e impotencia. Pero la organizaci¨®n se nutre del optimismo de la voluntad y de algo que todos, periodistas o lectores, sabemos o deber¨ªamos saber. Y es que lo peor es callar. Lo peor es temer. Lo peor es no protestar.
Como en el caso de los civiles secuestrados, arrebatados, desaparecidos: lo importante es gritar. Su nombre, su condici¨®n, su estado. Gritar para que el mundo sepa y los gobiernos que les mantienen encerrados reaccionen a los gritos, si es que les queda una brizna de verg¨¹enza o (c¨ªnicamente) si es que necesitan contentar a la comunidad internacional con algunas migajas, y liberarlos.
Los periodistas que tenemos la suerte de expresarnos en libertad en pa¨ªses libres nos acogemos al privilegio que RsF nos ofrece: mantenernos como padrinos y madrinas de algunos de esos nombres lejanos, pero no desconocidos, cuyo tormento no debe proseguir ni un d¨ªa m¨¢s. Mi ahijado, lo he escrito otras veces -porque las cadenas que le atenazan son vetustas y ruines-, es mayor que yo. Se llama Nguyen Dinh Huy, tiene 72 a?os y est¨¢ en un campo de detenci¨®n llamado Ham Tan, a unos 100 kil¨®metros al noroeste de Ho Chi Minh-Ciudad. Por haber pasado 17 a?os, entre 1972 y 1992, en campos de reeducaci¨®n, mi colega vietnamita se encuentra muy d¨¦bil, mientras cumple la ¨²ltima condena, que le fue impuesta en 1995. Su liberaci¨®n est¨¢ prevista para noviembre de 2008. Cuatro a?os m¨¢s, cuatro exasperantes y dolorosos a?os. Piensen en Nguyen Dinh Huy cuando viajen a Vietnam, ese precioso y sufrido pa¨ªs que ha ingresado en los circuitos tur¨ªsticos, cuando admiren la brumosa belleza de sus ensenadas y la elegancia menesterosa de sus peque?as embarcaciones.
Pero si quieren hacer algo m¨¢s, por favor compren el ¨¢lbum de fotos del gran Jean Dieuzaide, cuyo importe se dedica a la lucha por la libertad de expresi¨®n. Se vende en quioscos de prensa, Fnac, Vips y El Corte Ingl¨¦s. Y esto no es un anuncio. Es una s¨²plica por Nguyen y los dem¨¢s (y eso incluye a los traductores, a los ch¨®feres, a los ayudantes ca¨ªdos junto con los reporteros), en estos tiempos malos para los periodistas.
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